Guardianes De La Tierra

Después de haber pillado a los tortolitos europeos, ella debe continuar con su labor en su país, ella está atrasada un poco pero se apresura y se concentra para terminar su labor. Se viene la reunión trimestral y el informe, el balance y el resumen deben de presentarse para hoy día, la reunión está a las puertas. Enciende la impresora y pone a imprimir un juego, luego con la fotocopiadora se harán los juegos restantes. Mientras la impresora hace su trabajo, Rafika devuelve los archivos sobre los estantes.

En ese momento su jefe se acerca en total silencio y la abraza llenando su cuello de besos, ella se asusta, no se lo esperaba.

-¿Hasta cuándo me vas a tener así, Rafika?

- Señor director, usted me contrató para ser su secretaria.

- Seis años que trabajas para mí, de las cuales van dos que intento conquistar tu corazón.

- Señor Mutiso, no estoy interesada en una relación. – fue firme y tajante.

- Me gustas Rafika. – no deja de abrazarla.

- Señor Mutiso, todos los hombres son iguales, se ponen dulces hasta obtener lo que quieren – lo encara – y una vez satisfechos, tiran a la mujer como si fuera un trapo mugriento y apestoso.

- ¿Por qué generalizas las cosas? – se siente ofendido.

- Así son todos, a la corta o a la larga todos son iguales.

- Estás confundida. No soy esa clase de hombre. – se Iguala a Rafika – Si un hombre te hizo daño, allá el idiota que lo hizo. Todavía hay hombres que aman de verdad.

- Es que usted debe defender a los su género y yo el mío. – su tono  es sarcástico.

- Muy bien señorita Rafika Ngigi , puede irse cuando quiera. Buscaré una nueva secretaria.

Esa decisión fue una puñalada para ella.

- Yo necesito trabajar, no hacerme esto. – le reclama.

- Secretarias, así como usted, no me sirven de mucho.

- Muy bien, mañana presento mi dimisión.

- Termina tu jornada y  pasas a tesorería para tu liquidación. Mientras más rápido mejor.

- Bastardo. - lo dijo entre dientes.

Ella vuelve a su escritorio para culminar con su labor de mala gana, el director sale muy feliz, se dirige a su oficina y escribe un comunicado para todas las empresas, en el específica que tienen prohibido contratar a la señorita Rafika Ngigi por incapacidad laboral.

El director está perjudicando y arruinando la reputación de una joven y competente secretaria. A los pocos minutos un socio comercial llamó a su teléfono personal.

-¡Aló! ¿Kiani?

- Si, amigo, Morani ¿Qué le pasó a tu secretaria?

- Ella se burló de mí, tildándome de aprovechador. Así que le estoy dando un castigo.

- Eso es difamación. – le aclara.

- No te metas en mis asuntos. Ella tiene que ser mi mujer le guste o no.

- Dos años en vano, Morani. Ella no tiene interés en tener un hombre. Búscate algo más fácil.

- He dicho que Rafika será mi mujer y punto. – colgó el teléfono.

Esa llamada telefónica molestó a Morani, sin Rafika a su lado no está dispuesto a vivir. Al finalizar la jornada laboral, Morani pasa a recoger a Rafika en su oficina.

- Te llevo a tu casa. – le habla con dureza.

- Puedo ir sola. – no le mira pues está armando las carpetas.

- ¿Vas a demorar? – le pregunta con toda su autoridad.

- Debo recoger las copias, para el lunes podrá dirigir su reunión trimestral.

- Te llevaré a tu casa como acto de generosidad y así no te olvidarás de tu jefe.

Rafika continúa con su trabajo, armadas las carpetas, sale de la oficina para recoger las copias avanzadas para no esperar el último momento y evitar sobretodo salir tarde. Terminadas las copias, apaga la máquina, llena las carpetas para que estén listas para el lunes a primera hora.

El director Morani Mutiso, está estacionado en la puerta de la empresa, esperando por Rafika. Al verla salir, rápidamente se le acerca.

- Sube al auto, te llevo a tu casa. - le ordena.

- No, gracias. - se resiste.

-¡O te subes o te subo! – fue su última palabra.

- Lo voy a denunciar. – amenaza con una mirada fulminante.

- El juez es mi amigo, no pasará nada.

Muy enojada sube al auto y tira la puerta, se coloca el cinturón de seguridad y cruza los brazos. El jefe está muy contento, en su auto lleva a Rafika, aunque sea para discutir a groso modo.

- Yo vivo en la calle…

- Ya sé dónde vives, conozco el lugar. – le corta la palabra – leí tu currículum y ya.

El camino es diferente, ella le reclama pero él no hace caso, se limita a conducir hasta su casa.

-Esta no es mi casa.  Me bajo.

De inmediato Morani bloquea el sistema del auto, prácticamente la ha secuestrado.

-¡Quiero bajarme! – le ordena y no hay respuesta – ¿te haces el sordo o que? Te dije que quiero bajarme. - le grita.

El auto ingresa a una lujosa casa, Morani se estaciona en frente a la puerta principal, su madre desde el interior lo observa y está contenta, su hijo ha venido a cenar en casa y con la chica que pensaba traer. Los ve bajar del auto, están discutiendo fuertemente.

- Mi amor, nuestro hijo está discutiendo con su prometida.

- Estos jóvenes, por cualquier tontería pelean como si fuera cosa seria. – suspira con pesar – como pierden su tiempo.

La “pareja” está en el umbral, Morani está a punto de tocar el timbre cuando su madre lo recibe.

-¡Mi hijo! Que gusto verte. Pero pasen por favor. - le sonrie a Rafika.

- Madre, te presento…

- ¡Ah! Tú eres Rafika, la que volvió idiota a mi hijo, es que  nunca deja de hablar de ti. - la señora Mutiso se adelantó y simpatiza con Rafika – Bienvenida, por fin te vamos a conocer.

Es el momento más incómodo para Rafika, estar delante de los padres de su ex jefe, por así decirlo. Ella intenta sonreír con la mayor naturalidad y mostrar respeto a sus mayores.

-Buenas tardes, señora, un gusto conocerla. Efectivamente soy Rafika Ngigi, para servirle.

La conversación de presentación es amena, el señor Mutiso también recibió de buena gana a la “prometida” de su hijo.

-Padre, madre. Ya conocen a Rafika, mi enamorada.

Esa palabra puso en máxima alerta en Rafika, ¿Desde cuándo es la enamorada?  Por qué ella no recuerda haber aceptado a un hombre en su vida. Trata de disimular pero la mirada amenazadora sobre Morani lo dice todo.

-¿Cuándo piensan casarse? – preguntó el señor Mutiso.

Esa pregunta la dejó en shock, no quiere saber nada de su jefe y el señor que la empuja al matrimonio.

-Padre, aun estamos algo lejano para hablar de matrimonio. El día de hoy solo la traje para que la conozcan.

- Morani, ¿le contaste a tu novia que te orinabas hasta los ocho años?

-¡Madre! – se alteró, eso no lo podía aceptar - ¿De dónde sacas eso?

- Sabes Rafika - la madre ignora al hijo – Morani se orinaba por qué por las noches tenía miedo de ver llevado por un duende, su abuela le dijo que los niños no bautizados se los lleva el duende.

- Entiendo. – es un gran esfuerzo para ella no reírse.

- Otra maña de mi hijo que se le quitó cuando tuvo su primera enamorada fue que se rascaba las bolas.

Rafika siente asco, hace el gesto pero Morani se puso de pie, y se molestó.

- Madre, creo que ya fue suficiente.

- Aún no he terminado, - lo dice con calma y reanuda su narración - desde que conoció esa chica, que es paz descanse, dejó esa maña, pobre muchacha, el cáncer se la llevó, y mi hijo entró en depresión, fue una larga lucha, la ha querido tanto, cinco años juntos, pero mi esposo le montó una empresa para que se mantenga ocupado estudiando y trabajando, cosa que así no pensase en ella pero llegaste tú.

A Rafika le cuesta asimilar toda esa información, no sabía nada de nada, su ex jefe había tenido pareja pero fue una enfermedad que arruinó los planes. Morani estaba avergonzado, jamás pensó que su madre fuera tan rápida en revelar sus cosas.

- Cariño – habla el señor Mutiso con calma - ¿No te parece exagerado decir tantas cosas en tan poco tiempo?

- ¿Y si mañana o mas tarde hacen el hijo porque se descuidaron?, ella debe estar metalizada por si el  bebé heredó las mañas de su padre.

Rafika se tapa la boca con una mano, ella ni idea tiene de que es estar con un hombre, su cerebro trabaja a mil por segundo, se imagina cosas pero es tan inocente que ni sabe que cosas imaginar.

- Rafika, tenemos que hablar – Morani  la invita a pasar al jardín interno.

- Con su permiso – ella se levanta y sigue a Morani.

Una vez en el jardín ella le ataca.

-¿Qué significa esto? - ella lo ataca.

- Discúlpame, no pensé  que mi mamá fuera capaz de hacer eso. Me tomó de sorpresa.

- Tu madre fue muy rápida. - cruza los brazos.

- En verdad, lo siento. Hablaré con mi madre sobre el asunto.

- Yo soy tu nada ¿Por qué me presentaste como enamorada? Mi padre se convirtió al islam, nací bajo esa religión y esa jugada no me gustó , nosotros los islamistas lo vemos como una burla.

- Mis intenciones no son de ofender, jamás haría daño a alguien y menos si la amo. Me gustas Rafika, me recuerdas a mi ex con tu manera de hacer las cosas, lo pensé mucho antes de empezar a conquistarte y no he dejado de hacerlo hasta el sol de hoy.

Rafika bajó la cabeza, no sabía que decir.