Revelación 1

La humanidad solo sabe quejarse, toda está marchando mal, la tierra se calienta, pero están de brazos cruzados, critican y nada más, pero como desperdician agua y energía eléctrica, que abuso con los usos de aparatos eléctricos. Aplauden a las comunidades nativas que hacen lo posible para cuidar el medio ambiente, pero el hombre urbano no mueve dedo, da órdenes y exige que se le obedezca, pero mover un dedo es sinónimo de morir.

Las comunidades nativas tienen un líder que los guía dónde plantar, dónde es más estratégico recolectar los residuos y qué hacer con ellos, en las zonas urbanas los pocos que se mueven son voluntarios, y esa voluntad no es que se le dio por que sí, sino que una organización está pidiendo ayuda con incentivos o premios por mostrar a mor al planeta, hipocresía total, con tal de recibir regalos, la gente dice amar el planeta. El hombre urbano tiene ideas, pero no trabaja en esas ideas, tiene flojera, tiene que haber una organización decidida para mover esa masa de carne.

Una fuerza sobrenatural está sobre el planeta vigilando como se destruye todo, las forestas se están echando a perder tanto con la tala indiscriminada, incendios naturales como incendios provocados, las sequías se están prolongando y las temporadas de lluvia se van demorando y acortando.

En un lugar de África, en Kenya para ser exacta, son las once de la noche y Rafika intenta dormir, pero no puede, algo no le deja descansar.

- Guerrera África, despierta. – una voz la busca.

- Tengo sueño. – esta fastidiada, medio soñolienta.

- Guerrera África, despierta. Es la hora de la revelación. - la voz es firme.

- ¡Que joda!, no soy nada, déjeme dormir. – está casi enojada y a la vez hace berrinche para seguir durmiendo.

- Guerrera África, despierta. Hay que combatir. – la voz es firme y suena como comando

Rafika se sienta sobre la cama, prende la luz de la lampara de su velador, pero no hay nadie. Ella está despertando, sus ojos se están adaptando a la claridad, pero la voz continúa.

- Guerrera África.

- ¿Quién es? ¿Dónde estás? – se asusta.

- Soy tu pasado. – contesta – por eso no me puedes ver.

- ¿Qué quieres? – está alterada.

- Es hora de combatir, Afrika. El planeta necesita de su guerrera, el planeta se quema y la Tierra se está volviendo estéril. – le recuerda.

- Yo no soy guerrera, uno, dos, yo que tengo que ver con ese asunto, para eso están las autoridades. – cruza sus brazos y pone cara larga.

- Guerrera África, tienes que ayudar al planeta.

- No soy líder, ni pienso hacer nada para que me llamen así. – se altera un poco más.

- Al amanecer encontrarás un espejo casi tan antiguo como el planeta, nunca lo separes de tu lado, te dará el poder que necesitas. – le dice la voz con firmeza.

- ¿Un espejo tan antiguo que da poder?  Por favor, el espejo tiene doscientos años de antigüedad. – me muestra escéptica ante tanta fantasía.

- Este es uno muy antiguo, tiene poderes, la cara del espejo es agua, esa agua aparece y brilla cuando tienes una misión. – le aclara sobre la función del espejo.

- ¿Me estás dando miedo y te fumaste algo? – siente inseguridad y está confundida, la memoria le da vueltas, pero su reacción fue sarcástica.

- Solo ten cuidado, el cuerpo del espejo es de tierra, tu fuente de poder.

- Me siento mareada. – se queja llevándose las manos a la cabeza – Quiero dormir.

- No es cansancio, estoy haciendo que tu memoria recuerde tu vida pasada – la voz se mantiene firme – tú has nacido hace unos tres mil quinientos años, amabas la tierra, la cuidabas, y ese es tu poder, dominarás la fuerza de la tierra. El oráculo dijo que ese poder te sería dado en una nueva vida y hoy es que se cumple la profecía.

- Ahora que lo recuerdo – la guerrera se siente estable y sin mareos – me llamaban la señora tierra, la guardiana de la tierra, porque la defendía con celo.

- Al amanecer recibirás tu espejo, te gustaba jugar con el reflejo del agua, siempre hacías charcos para mirarte, eras vanidosa de tu belleza.

- Sí, también lo recuerdo.

Pero la voz no se volvió a escuchar más. La flamante guerrera busca la voz que estuvo hablando.

- ¡Oye! ¿Dónde estás?...  No me has dicho nada si tengo alguna frase específica para activar el poder. – el silencio es sepulcral - ¡Oye! Te estoy hablando, ¿me escuchas? – sigue el silencio y Rafika siente escalofríos - ¿Estás allí? ¿Te has ido?

El rotundo silencio abruma a Rafika, ella se asusta y va a dormir directamente o eso intenta porque su mente ha sido perturbada, aquella voz le rompió el ciclo del sueño, le cuesta volverlo a conciliar, da vueltas sobre la cama, necesita dormir se viene la mañana y ella debe ir a trabajar.

De repente se queda dormida y en fase rem. Al despertar, ella encuentra sobre su cómoda un artefacto de aspecto milenario. Rafika lo sostiene con su mano y siente que el artefacto está hecho de barro, tenía un lujoso labrado con simbologías que no entiende pues ninguno representa su cultura. La forma del artefacto parecía una sartén ovalada bastante baja para no decir plana, pero el mango es ergonómico, es algo pesado, pero no deja de ser un simple artefacto.

Ella deja el espejo vacío sobre su cómoda y se mira en el espejo, se toca el rostro y recuerda cada palabra de la voz y hablaba a media voz.

- Mi poder es la tierra, debo cuidar de la Tierra, pero como lo hago, que debo decir, no sé qué hacer.

Vuelve a tomar su espejo, lo observa algo confundida, repite su frase recién mencionada y la superficie del espejo se humedece, se asusta y la humedad desaparece.

- Se estaba humedeciendo la superficie y ahora ¿Qué pasó? ¿Por qué se secó? ¿Cómo funciona esto? ¿Qué debo hacer? - ella no entiende como debe hacer las cosas.

Una y mil preguntas vuelven a su mente, pero ella recuerda que la voz le indicó que nunca debe alejar el espejo de su lado. Lo que hace es guardarlo en una bolsa de tela de seda que está bien guardado en un cajón. Después de eso lo guarda en su bolso con el que se lo lleva al trabajo y corre a la ducha, se le va el tiempo, no puede llegar tarde.

Está revelación será su mayor secreto, solo ella y esa voz pueden saber de esto, eso implica guardar con celo ese espejo, es un peso para ella, la revelación de su vida pasada tiene un peso que debe aguantar y todo para salvar el planeta. Rafika es la primera guerra que es revelada y despertada por la voz de su vida pasada.

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