Me casé a la fuerza y al mismo tiempo enamorada. Hasta el día de hoy lo amó, pero mi matrimonio es un fracasó. Y no sé si es mi culpa o es de ambos.
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Sólo quiero darle una familia
Zuri despertó e intentó salir pero la detuve y cerré la puerta.
— ¿Dónde está mi hija.? Quiero ir con ella.
— La bebé está bien.
— ¡Llévame con ella.!
— Primero tenemos que hablar.
— Hablá. — Ella estaba impaciente.
Yo Tenía que usar esté chantaje o las cosas no funcionarían..
— Si no te casas conmigo no verás a nuestra hija nunca.
— No puedes hacerme eso. — Sus ojos se llenaron de lágrimas.
— Si puedo.
— Es sólo una bebé. Necesita a su madre.
— Y te estoy dando la opción perfecta para que estés con ella.
— No. Lo que estás haciendo es manipular todo a tu conveniencia.
— Sólo quiero darle una familia a nuestra hija. Es tú decisión si quieres formar parte de esa familia o no.
Ella me golpeó la mejilla.
— Te odió. Te desprecio. Jamás me casaré contigo.
— ¿Ya tomaste la decisión.? — Ignoré al dolor qué sus palabras me provocaron.
— Quiero ver a mi hija.
— Sólo podrás verla después de firmar el acta de matrimonio.
— No me casaré contigo.
— ¿Quieres que mi hija sea una bastarda.?
— Dale tu apellido. Puedes hacer eso.
— Claro que puedo. Pero si ese es el caso tú apellido no será necesario. La voy a registrar cómo un papá soltero.
— No. No puedes hacer eso. Mi hija tiene que llevar mis apellidos.
— Si es lo que quieres debes casarte conmigo.
Salí de la habitación y cerré de nuevo.
Mi hija dormiría conmigo está noche. Pero no dejaba de llorar. Supongo que extrañaba a su madre.
Maldita sea. ¿Tan difícil es aceptar algo tan simple.?
— No llores bebé. Tú madre tendrá que aceptar si no quiere perderte. Pero si no acepta tampoco puedo apartarte de ella. Tiene que aceptar. Ella va aceptar. — Confiaba en que su amor de madre ayudaría.
Una empleada entró con un biberón pero la bebé no quiso tomarlo.
— ¿Porqué no toma la leche.?
— La señorita Zuri le da pecho.
...Zuri....
Estaba entre la espada y la pared. No quería casarme con ese animal. Pero tampoco quería perder a mi bebé. Yo crecí sin el amor de mi madre. Mi padre me dió todo pero siempre miré con envidia a las niñas que tenía mamá, muchas veces deseaba por lo menos haberla conocido. No quiero que mi hija pasé por lo mismo que yo.
Escuché el llanto de ella y pedí que abrieran la puerta. Tyler entró con la bebé en brazos. Se la arrebaté y la pegué a mi pecho. Sabía que tenía hambre.
— Tranquila amor. No llores. Mami está aquí contigo. — Ella se calmó y mi corazón también.
— ¿Vas a dejar que la bebé sufra por tu ausencia.?
— Esa pregunta debes hacerla a ti mismo. Tú eres el que quiere apartarla de mi.
— No quiero eso. Sólo quiero darle una familia.
— Yo no quiero ser parte de esa familia.
— Si no quieres puedes irte de la casa mañana mismo.
— Me iré pero con ella.
— Mi hija no sale de está casa.
Lo ignoré y me acosté en la cama. Acosté a mi bebé al lado y le dí pecho hasta que se durmió. Una vez dormida el la tomó en sus brazos.
— ¿Qué estás haciendo.?
— La llevó a mi habitación.
— Ella duerme conmigo.
— Ya no más. Ahora dormirá conmigo. Prepará tus maletas. Mañana te largas de mi casa. — Cómo dije antes lo conocía, sabía que eso no era una broma.
— Me casaré contigo. — El se quedó parado al escucharme. — Deja que la bebé duerma conmigo. Por favor. .
— No intentes escapar. Sabes que hay guardias por todos lados. — Me dió a la bebé. — Pensándolo bien, dormiré contigo..
— No.
— ¿Acaso piensas escapar.?
— No. Sólo me da miedo que la aplastes. No estás acostumbrado a dormir con ella.
— No te preocupes. Dormiré en el sofá.
Al día siguiente un vestido blanco llegó a mi puerta.
— Mi abuelo vendrá a la boda. Aunque me odies deberás actuar cómo una mujer enamorada. — Me dió un beso y salió.
En la tarde esperé a su lado a los pocos invitados que tuvimos, entré ellos mi mejor amiga, mi padre y hasta la bruja de mi madrastra, mi padre no entendía nada. El pensaba que yo estaba en otra ciudad.
Más tarde llegó el abuelo de Tyler. Y el juez.
— ¿Están aquí por voluntad propia,?
No. Respondí en mi cabeza. Yo no quiero ésto. No quiero casarme.
— Si. — Respondió el. Luego me miró y tuve que responder.
El juez le preguntó si prometía amarme. ¿Amarme?. Si en nueve años no pudo ¿porqué lo haría ahora.?, respetarme y serme fiel. Casi me rió al escuchar eso de que me iba a respetar y serme fiel. Seguro después de escuchar eso el se arrepentía y decía que no.
— Si. Aceptó. — Ni siquiera será capaz de cumplir esa promesa. Aunque no creó que sea el primer esposo que no lo haga.
me encantó esta novela
mucho amor y malos entendidos que logran superar
bien llevada
sin maldades atroces
algunos errores ortográficos que espero sean superados en otras obras, aunque parecen más errores por traducción
gracias a la autora por brindarnos sus ideas
felicitaciones