La venganza sería la manifestación de la emoción pura, mientras que el castigo lo sería de la razón pura. Después de la muerte de su padre a manos de un líder terrorista, nuestra fénix como es llamada Cristin en la agencia de seguridad nacional. Busca el castigo para el asesino de su padre, así logra que él atente contra su vida, en ese despiadado acto Cristin pierde a su única hija, llevándola ha perder el camino. Pero al igual que el fénix, resurgirá de las cenizas para buscar justicia por el amor que le fue arrebatado. Zaid era un pequeño que vivía en la calle, adoptado por Yassir el enemigo de Cristin nuestra agente que sigue sus pasos, pero su verdadero nombre era Gael. en cierto momento queda dividido entre proteger al fénix o proteger al que ha sido su salvador y su padre toda su vida. El amor no siempre es sencillo, o leal, o romántico, también sabe ser amargo y doloroso. Podrán Zaid y Cristin sanar sus heridas, para poder tener un futuro distinto al que les fue impuesto.
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En mi mente
Capítulo 19
Zaid estaba en una fiesta con Abur, el sabía cómo hacer las mejores fiestas para todos sus amigos y socios. En ese momento llegó su hermana Khadijah una mujer musulmana pero no practicante de las costumbres, el dinero le daba la libertad de una mujer occidental.
—Simplemente hermosa.—la saludaba Zaid con un beso, mientras ella le correspondía y le acariciaba el cabello
—Tu siempre tan guapo y Varonil, dime ¿dónde está la pelirroja inoportuna?, querido Zaid.—preguntaba Khadijah
—Yo tenía otros planes, pero mi acompañante me dejó plantado. Pero sin duda ya llegó una gran acompañante, no voy a quejarme.—respondió Zaid sin dejar de abrazarla
—Me alegra verte aquí, a solas. Así podremos recordar viejos tiempos.—decía Khadijah mientras lo tomaba del brazo y lo llevaba hacia la terraza del lugar.
Conversaban, brindaban y se sonreían mutuamente. Toda la fiesta estuvieron juntos, y al calor de las copas se inspiraban mutuamente. Hacían reír a todos sus amigos con sus ocurrencias. Parecían la pareja ideal, sin embargo ellos siempre habían estado juntos bajos sus propios términos.
Cuando se quedaron en la intimidad de la habitación de Zaid, Khadijah no perdería la oportunidad de estar con el hombre que le gustaba. A pesar de estar comprometida deseaba a Zaid, algo tenía que las hacía perder el buen juicio. Era el momento perfecto para revivir sus amoríos, Zaid estaba sentado en el sofá. Ella se quitó el vestido para después sentarse sobre el semidesnuda, deseaba sus caricias con desespero.
Mientras Zaid la besaba y la llenaba de caricias, a su mente se hizo presente Marina. Miro fijamente a Khadijah solo para confirmar que no era la mujer que se había apoderado de todo su ser.
—Lo siento, no puedo.—expresó Zaid
—¿Que dices?¿por qué no puedes?.—preguntó Khadijah
—Lo siento, no eres tú, soy yo. estoy enajenado de una mujer. Aunque por un momento pude calmar mis pensamientos, no puedo reaccionar. perdóname.—se disculpó y la hizo a un lado para ponerse de pie, se acerco a la mesa para servirse un trago.
—Estás enamorado, ¿cómo pasó?.—preguntó Khadijah mientras se acercaba a él, Zaid miraba a través de la terraza y bebía su cognac. Ella lo abrazó por la espalda
—No sé cómo pasó, algo me arrastra hacia ella. Solo puedo pensar en ella, sobre todo solo pertenecerle a ella. Si, estoy enamorado de mi Marina.—respondió Zaid
—Si es la misma que te dejó plantado, eso quiere decir que tú no eres prioridad para ella. De otra manera estaría aquí contigo, es eso lo que tiene atado a ella. Es un capricho porque no reacciona como todas nosotras. Sabes que lo que hay entre nosotros y tus demás mujeres, es solo sexo. No puedes amar, en nuestro mundo no hay cavidad para sentimientos.—le decía mientras lo abrazaba frotando sus senos expuestos en su espalda, que Zaid podía sentir a través de su camisa.
—Eres una de las mujeres más hermosas que he tenido el placer de conocer y sobre todo de compartir momentos llenos de placer. Pero mi Marina, es única, la verdad es que si quiero que sea la última. Tengo miedo de no volver a verla.—aceptaba Zaid que estaba perdido por nuestra agente Fénix
—Debe ser muy especial, tanto que está provocando que me rechaces. Está bien Zaid no voy a insistir, me marcho. Pero deberías aceptar el sexo por compasión.—dijo Khadijah mientras se vestía, Zaid se acercó para subir el cierre de su vestido, después besó su frente, ella le sonrió y tomó sus cosas para marcharse.
Zaid se sirvió un trago más, se sentó en la terraza a contemplar el cielo estrellado. En su mente solo rondaba la mujer que hacía que se sintiera vivo, ya no podía más. Aunque sus hombres cuidaban día y noche el departamento, Marina no había regresado. Abdul llegó de pronto.
—Creí que estabas dormido, ya que corriste a Khadijah.—decía Abdul
—Si viniste a burlarte, no pierdas tu tiempo. Ya sabes cuál es tu verdadera misión, encontrar a mi mujer.—respondió Zaid
—Perdona no me quería burlar de ti, hay algo que debo decirte. Asesinaron a Archuleta y a sus hombres, no hemos podido liberar a Mendoza. Todo está muy tenso en el cartel del norte, Mendoza solicita que vayas a visitarlo a prisión para que le ayudes a encontrar a la agente Fénix. Ella es la culpable de todo.—decía Abdul
—Llama a Quirarte, después de Archuleta el seguiría en la lista para tomar el control. Así que la agente Fénix, ¿una mujer?.—preguntó Zaid
—Tal parece que si.—respondió Abdul
—Llama a nuestro agente infiltrado y consigue los nombres de esa tal agente fénix, se está volviendo un dolor de muelas. Hay que erradicarlo desde la raíz. Prepara todo volveremos a Milán, ya no tengo nada que hacer aquí.—daba la orden Zaid
Todo se estaba complicando, pero no viajaría al otro lado del mundo sin antes ver a Marina. Su ansiedad por ella estaba fuera de control, sus noches eran un verdadero tormento, solo podía recordar las noches de pasión que vivieron para sentir un poco de consuelo.
Cristin estaba realmente triste por la muerte de su mejor amigo, le hicieron un homenaje en la agencia, colocaron la foto de Vincent en el muro de los héroes. Ella miraba el nombre de su colega grabado en la estrella al valor, no podía asimilarlo. Lo que más le provocaba ira es la forma en que murió, al igual que su padre lo habían torturado sin misericordia. Con esta acción Mendoza entraba en su lista, lo haría pagar por todo el sufrimiento causado.
—Agente Fénix, me llamo Arlet. ¿Estás lista para volver a Milán?.—preguntó Frank
—No, aún no. Tomaré unas merecidas vacaciones lejos de todo. Aunque lo dudes, la muerte de Vincent me afectó demasiado. Si Arlet quiere seguir sin mí, adelante.—respondió Cristin y se dio la media vuelta, solicitó permiso de un poco más de dos meses para alejarse de la agencia y de todo lo que la asfixiaba.
Obviamente lo hizo teniendo la certeza que el fiscal vincularía a Mendoza con el homicidio de Vincent Callaghan, así no saldría libre pronto. Estaba preparando de nuevo su maleta, esta vez viajaría a Cali, Colombia a la casa que era de su madre. Era el momento de conocer sus raíces.
—¿Quieres que te acompañe?.—preguntó Margaret mientras le entregaba unas toallas limpias para empacar
—Me gustaría, pero también necesito escapar de todo esto. Siento que si me muevo en cualquier dirección, la avalancha que he detenido por mucho tiempo me aplastará.—respondió Cristin
—Te diría que tuvieras cuidado, pero siempre has detenido a los hombres más peligrosos. Cuídate y llámame frecuentemente para saber que estás bien. Ten son las llaves de la casa de tu madre, esta es la dirección y teléfono de la familia que se ha encargado de su casa igual ellos tienen llaves.—dijo Margaret mientras le entregaba lo que necesitaba para llegar a su destino, ella la abrazó y sin más espera salió rumbo al aeropuerto.
Después de horas de vuelo por fin había llegado a Cali, era espectacular. Le dio la dirección al taxista y la llevó hasta la calle donde había crecido su mamá.
El taxista la había dejado una calle más arriba, así que Cristin decidió caminar con su maleta hasta la casa donde vivía la señora Luciana, llegó hasta la casa amarilla después de tocar insistentemente a la puerta, una joven le abrió.
—Disculpa busco a Luciana Rodríguez.—decía Cristin
—Ama te buscan.—gritó la jovencita, minutos después salió
—Si diga, no lo puedo creer. Eres idéntica a mi mejor amiga Carmen. Pero como es esto posible.—expresaba Luciana
—Si soy su hija Marina, me dicen que usted se quedó a cargo de la casa que era de mi madre.—decía directamente Cristin, esperando no llevarse una desagradable sorpresa
—Claro que si chica, y tengo todas los registros de lo que se cobraba de alquiler y lo que se pagaba para mantenimiento, además del salario que me otorgaron. Aunque no lo hice por el pago de hacerme cargo, insistió Carmen, claramente.—respondió Luciana aunque aún no le quedaba claro porque dijo que se llamaba Marina, lo dejo pasar porque simplemente no recordaba el nombre de la hija de la que había sido su mejor amiga.
La casa era la de enfrente, con su espectacular y nada discreto color rosa. Luciana la acompañó y Cristin abrió para entrar a la casa, estaba hermosa y en perfectas condiciones, limpia y se sentía realmente agradable. En las paredes estaban las fotografías de su madre y su abuela.
—Acabamos de volver a colocar las fotografías, la pintamos porque ya le hacía falta. Esta es tu casa, debo confesar que el mirarte me hace sentir cerca de mi mejor amiga.—expresaba con nostalgia Luciana
—Gracias.—respondió Cristin
—Bien dejo que te instales, y si no quieres cocinar eres bienvenida en mi casa.—dijo Luciana y continuó su andar.
La casa tenía cuatro habitaciones, era modesta pero hermosa. Abrió su maleta y comenzó a buscar donde colocar su ropa, tal parecía que eran distintos los armarios. Pero igual la colocó dentro de un mueble donde había para colgarla, no tenía wi fi. Así que buscaría como contratarlo, tomó una ducha, se colocó ropa holgada para después tirarse en la cama. Sin darse cuenta se quedó profundamente dormida, sabía que en ese lugar estaría tranquila.
si así está escrita está noveltonn, como será en la vida real, debe ser uff más horrible aún