Mi Historia Entre Tus Manos

Ethan y Emma se sentaron en el sofá, relajados y cómodos, disfrutando de la compañía mutua que tanto habían necesitado. La conversación fluía naturalmente, como si no hubieran pasado años sin hablar. Emma, acurrucada junto a él, comenzó a compartir algunas anécdotas de sus días en la universidad.

-Había una chica en mi residencia, Gabriela, era una brasileña que tenía una energía increíble. Siempre estaba organizando fiestas, incluso en los días en que todos estábamos agotados por los exámenes. Recuerdo una vez que nos arrastró a mí y a mis otras compañeras a una fiesta temática de los años 80, ¡y nos hizo disfrazarnos! No te imaginas lo ridícula que me veía con hombreras enormes y un peinado alto lleno de laca- dijo Emma, riendo mientras recordaba aquella noche.

Ethan sonrió, disfrutando del sonido de su risa.

-Me hubiera encantado verte con ese look. ¿Y qué pasó en esa fiesta? ¿Lograste sobrevivir a la experiencia de los 80?

-Más o menos- respondió ella- Esa noche terminé bailando con un grupo de chicos italianos que no paraban de hablarme en su idioma, aunque yo no entendía ni una palabra. Nos reímos tanto. Gabriela, como siempre, fue el alma de la fiesta. Era imposible no divertirse cuando ella estaba cerca.

Ethan escuchaba atentamente, notando el brillo en los ojos de Emma al recordar aquellos momentos. -Parece que hiciste muy buenas amigas.

-Así es- respondió ella- Algún día voy a presentartelas.

-¿Y a Alex, cómo lo conociste? - se atrevió a preguntar tratando de no sonar mal.

Emma sonrió al recordar a su mejor amigo.

-Alex... bueno, lo conocí en una de las primeras clases de Literatura Inglesa. Él estaba sentado dos filas detrás de mí y se la pasaba haciendo comentarios sarcásticos cada vez que el profesor decía algo que no le parecía interesante. Al principio, pensé que era un poco insoportable, pero un día me pidió que le pasara mis apuntes porque había estado enfermo, y cuando se los di, me invitó a tomar un café como agradecimiento. Desde entonces, nos volvimos inseparables.

Ethan la miró, sintiendo un remolino de emociones. -Lamento haberte hecho pasar por todo eso, Emma. Si hubiera sabido lo que sentías...

-Ya no importa, Ethan. Estamos aquí ahora, eso es lo que cuenta- dijo ella, acariciando suavemente su rostro.

Ethan dejó escapar un suspiro de alivio, sintiéndose un poco tonto por haber sentido celos.

Lo siento, no puedo evitarlo. Es que... bueno, me importas demasiado.

Emma sonrió, acercándose para darle un suave beso en los labios.

-Lo sé, y a mí también me importas mucho, Ethan.

La conversación continuó, llena de confidencias y recuerdos, mientras el día seguía su curso. Cada palabra, cada gesto, fortalecía el vínculo que nunca se había roto del todo entre ellos, y les daba esperanza para el futuro que estaban empezando a construir juntos.

Ethan, con su brazo rodeando los hombros de Emma, la miró con una expresión de cariño mientras ella descansaba la cabeza sobre su pecho.

-Es increíble cómo puede cambiar tanto la vida en un solo día, ¿no?- dijo Ethan, rompiendo el silencio mientras jugueteaba con un mechón del cabello de Emma. Su voz era suave, casi reflexiva.

Emma levantó la mirada para encontrar sus ojos, los cuales ahora parecían más cálidos que nunca.

-Lo es- respondió ella con una sonrisa- Pero me alegra que hayamos hablado, que al fin todo esté claro entre nosotros.

Ethan asintió, su expresión se volvió más seria mientras tomaba un respiro.

-Hay algo más que quiero preguntarte, Emma. Algo que me ha estado rondando por la cabeza.

Ella lo miró, esperando, mientras él parecía luchar por encontrar las palabras correctas.

-Es sobre Alex- dijo finalmente, buscando con su mirada alguna reacción en los de Emma.- No puedo evitar notar que él muy cercano a ti. Quiero entender lo que él significa para ti.

Emma sonrió suavemente, aliviada de que la pregunta no fuera un problema entre ellos. Sabía que esto era algo importante para aclarar y, ahora que todo estaba en la mesa, no quería que hubiera más malentendidos.

-Alex es... mi mejor amigo- dijo ella, sus palabras estaban cargadas de afecto- Él ha sido mi apoyo durante todo el tiempo que estuve lejos. Desde que lo conocí, ha estado ahí para escucharme, apoyarme y acompañarme en todo momento. Pero quiero que sepas que él sabe todo sobre lo que pasó entre nosotros. Él siempre ha estado al tanto, y nunca ha habido nada más entre nosotros que una profunda amistad.

Ethan escuchó atentamente, asimilando cada palabra. Mientras ella hablaba, él pudo ver en sus ojos la verdad de lo que estaba diciendo. No había duda ni confusión, solo una sinceridad desarmante.

-Lo entiendo, Emma- respondió Ethan, apretándola suavemente contra su pecho- Lo entiendo y te agradezco por ser honesta conmigo. Sé que no ha sido fácil todo este tiempo, pero me alegra que tengamos la oportunidad de estar aquí, ahora, aclarando todo.

Emma sonrió, sintiendo un calor reconfortante en su corazón.

-No quiero que haya más secretos entre nosotros, Ethan. No más malentendidos.

Él la miró por un momento antes de inclinarse para besarla, fue un beso suave, lleno de promesas no dichas pero profundamente entendidas. Al separarse, Emma lo abrazó con fuerza, encontrando en él una seguridad que había extrañado tanto.

Sin embargo, un pensamiento repentino la hizo abrir los ojos de golpe. Se separó un poco de Ethan, quien la miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad.

-¿Qué sucede?- preguntó él.

-¡Alex!- exclamó Emma mientras se enderezaba en el sofá- No le he avisado dónde estoy. Debe estar preocupado.

Rápidamente, buscó su móvil entre las cosas que había dejado a un lado. Al encenderlo, su corazón dio un vuelco al ver la cantidad de llamadas perdidas y mensajes de Alex. La pantalla mostraba una lista interminable de intentos de comunicación por parte de su amigo, y la culpa la invadió al darse cuenta de cuánto tiempo había pasado sin contestarle.

Ethan la observó con una mezcla de comprensión y preocupación mientras ella desbloqueaba el teléfono y se disponía a llamar a Alex. Quería darle espacio para que hablara con su amigo, así que se levantó del sofá con una sonrisa tranquilizadora.

-Voy a ver que tengo para preparar la cena- dijo en voz baja- Tómate tu tiempo.

Emma asintió agradecida y esperó a que Ethan estuviera en la cocina antes de marcar el número de Alex. El teléfono apenas sonó una vez antes de que Alex respondiera, su voz tensa revelando la preocupación que sentía.

-¡Emma!- exclamó el muchacho, claramente aliviado al escuchar su voz- ¿Dónde estás? Estaba muy preocupado. Te he llamado toda la mañana.

Emma se mordió el labio, sintiéndose culpable por haberlo dejado en esa situación.

-Lo siento mucho, Alex. No quise preocuparte. Estoy bien, de verdad- respondió- Estoy en el departamento de Ethan.

Hubo un breve silencio en la línea, seguido de un suspiro que Emma reconoció como uno de alivio.

-¿Estás segura de que estás bien?- preguntó Alex, su tono todavía preocupado- Después de lo que pasó la otra noche, temí que algo hubiera salido mal.

Emma cerró los ojos por un momento, sintiendo el cariño y la preocupación en la voz de su amigo. -Estoy bien, Ethan y yo... hablamos mucho, aclaramos muchas cosas. No tienes de qué preocuparte. Todo está bien ahora.

Su amigo parecía querer decir algo más, pero se contuvo. Emma lo conocía lo suficiente como para saber que aún estaba algo inquieto.

-¿Vas a volver a casa pronto?- le preguntó finalmente, en un tono más suave- Podemos hablar más si lo necesitas, sabes que siempre estoy aquí para ti.

Emma sonrió, sintiéndose increíblemente afortunada de tener a Alex en su vida.

-Gracias, Alex. Eres el mejor amigo que podría pedir. Pero creo que me quedaré aquí un rato más- le dijo- Hablamos mucho anoche, y ahora estamos disfrutando de estar juntos. ¿Te parece si nos vemos mañana?

-Claro- dijo Alex, con un toque de resignación en su voz- Mañana está bien. Pero si necesitas algo antes, no dudes en llamarme, ¿de acuerdo?

-Lo haré, te lo prometo- respondió Emma con un tono lleno de gratitud- Nos vemos mañana, Alex. Y gracias por preocuparte tanto por mí.

-Siempre, cariño- dijo Alex antes de colgar, dejando a Emma con una sensación de calma. La muchacha dejó el teléfono a un lado y se recostó en el sofá, suspirando mientras cerraba los ojos. Agradecía tener a Alex en su vida, pero también estaba agradecida de haber encontrado su camino de regreso a Ethan. Parecía que, después de todo el dolor y las dificultades, las cosas finalmente estaban comenzando a encajar.

Ethan regresó a la sala con una taza de café en la mano, su expresión reflejaba la calidez y la tranquilidad que sentía en ese momento.

-¿Todo bien con Alex?- le preguntó mientras le ofrecía la taza.

Emma asintió, tomando el café con una sonrisa.

-Sí, todo bien. Solo estaba preocupado. Le prometí que nos veríamos mañana.

Ethan asintió, sentándose a su lado nuevamente. -Me alegra saber que tienes a alguien como él en tu vida. Es un buen amigo.

Emma se recostó contra él, disfrutando del calor de su cuerpo junto al suyo.

-Sí, lo es- replicó ella- Pero también me alegra tenerte a ti aquí, ahora.

Ethan sonrió, inclinándose para besarla en la frente. -Y yo a ti, Emma. Aquí, ahora, y siempre.

Se quedaron así, acurrucados en el sofá, disfrutando de la tranquilidad que habían logrado después de tanto tiempo. Los días por venir seguramente traerían nuevos desafíos, pero en ese momento, sabían que podían enfrentarlos juntos. Y eso, para ambos, era suficiente.