CUARTO LIBRO PRINCIPAL DE LA COLECCIÓN HURMAYA:
Majic, Lycka y Huimang aman profundamente, pero deberán decidir cuánto están dispuesto a sacrificar por proteger a quienes aman.
¿Podrán ser capaces de reconstruirse después de ser arrastradas al abismo de la desolación y la desesperanza?
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19. Nueva vida, viejo amor
Por los prados del ducado de Jinsil en el reino de Belgeun, pasea velozmente en su caballo, la única hija del duque Sinsa; está gastando otra broma a sus hermanos que se empeñan en que se comporte, aunque es amable y educada, es una amante de montar a caballo en largos paseos sin comunicar a nadie, sentir el viento en el rostro la relaja, y disfruta más el aire libre que estar encerrada; como si hubiese pasado años de encierro y frustración, aunque eso no lo guardara en los recuerdos.
Justo ese día Lady Salang ha recorrido la frontera de su ducado, baja del caballo al escuchar ruidos extraños, se esconde detrás de unas piedras, y observa varios soldados de aspecto extraño, que llevan prisionero y herido a un hombre alto, de cabellos rojos.
Lady Salang toca su corazón, como si algo más fuerte que ella le llevará a seguir mirando, ese algo que la impulsa a averiguar qué es lo que está sucediendo y quién es aquel hombre que no ha podido dejar de mirar.
...Lady Salang, hija del duque de Jinsil...
Lady Salang tiene recuerdos vívidos de una vida que no es la suya, en esos recuerdos que reconfortan su alma y alegran su espíritu, ella ha sido amada toda la vida, y salvo sentirse algo aburrida por dos hermanos insistentes que buscan el mejor partido para la "princesa" de la casa ha sido muy feliz.
En esos recuerdos y en esa vida, ha recibido una educación esmerada y tratada con el más absoluto respeto, después de todo es la única hija del duque más poderoso de todo Belgeun.
Lo que no sabe Lady Salang es que esa es una vida que el dios de la Armonía había reservado para ella y que las auroras, custodias del cielo, se encargaron de cumplir con el mandato, dejándola en un lugar en el cual desde que llegó ha sido feliz.
Ella antes de aquello, realmente fue Lady Tiurnane, quien se convirtió en la segunda esposa del rey Carpio; tal vez la mente no lo recuerde, pero el sentimiento que alguna vez albergó está tatuado en su alma, como una huella invisible, pero imborrable que la volverá a llevar a él; puesto que ella no dejo en esencia de ser quien era, la hija de la diosa del Perdón.
Cuando los soldados del rey de los Senmorta ingresan a la prisión que han creado para mantener prisioneros a cada uno de los objetivos del plan; abren una de las celdas y tiran a Carpio dentro, quien se queja de dolor.
Uno de los soldados mira a los prisioneros que están en la celda de enfrente y se acerca a través de la reja. Lady Jamel siente repulsión con esa manera de mirarla y rápidamente el rey Quiimo leh se pone delante de su tía, aunque esté debilitado y sin magia.
- "Mayor, ¿por qué no podemos hacer lo que siempre hacemos?", preguntó el soldado que mira detenidamente a Jamel.
- "Tenemos órdenes, de no tocar a las prisioneras hasta que hayamos conquistado todo Hurmaya", respondió el Mayor que estaba guardando algunas armas, sin prestar atención a lo que estaba haciendo el soldado, quien ya estaba por abrir la puerta de aquella celda.
- "Pero si no se enteran...", dijo el soldado, cuando de repente salió volando por los aires y luego se convirtió en polvo.
El Mayor y sus soldados se pusieron de pie, al notar la presencia del príncipe Kobar, con aquella fría mirada que parecía congelar todo el lugar; temblaron al ver el polvo del soldado incendiarse como un fuego, era la muerte definitiva.
- "¿Es tan difícil cumplir una orden? Esto es Hurmaya y aún no tenemos el control total. Este será el destino de todo aquel que desobedezca, ¿les quedó claro?", inquirió Kobar con mirada asesina y voz imponente que resonó entre las piedras de la formación de las cuevas que sirven como prisión.
- "Sí, señor", respondieron al unísono, todos miraban con temor, el príncipe tal vez es menos cruel que el rey de los Senmorta, pero igual eliminaba sin problema, sino que de una manera rápida sin tanto sufrimiento.
- "Lamento lo ocurrido, debí estar atento", se apresuró a decir el Mayor.
- "Si dejas que pase una vez, todos perderán el control, y actuarán con el salvajismo de siempre y se arruinarán los planes, ¿creen que si hay un solo error el rey Asasen lo tomará con calma?. Esta es la mejor oportunidad que tenemos, así que se debe asegurar de mantener todo dentro de sus pantalones", decretó Kobar, dentro de sí esperaba que todo acabara pronto y pudieran detener a Asasen, sabía que la degeneración de su gente no podia controlarse por mucho tiempo.
Kobar tiene toda la intención de detener a su hermano al precio que sea, necesita que su hijo y Karoly vivan en un lugar en paz, aunque probablemente eso le cueste la vida, no quería pensar en eso todavía, así que por el momento deben seguir el plan alternativo que han creado para proteger Hurmaya.
Tiurname, como Lady Salang, conoce esas tierras mejor que nadie, esas cuevas que están usando como prisión están en su mente como un mapa imborrable, necesitaba encontrar la otra entrada, cubierta entre una formación boscosa al otro extremo, y verificar si está custodiada.
Cuando llega, ingresa por un túnel natural que es estrecho, solo puede ingresar una persona de costado, tiene cuidado por donde se está desplazando; escucha voces a lo lejos, ve a escondidas lo que sucede, retrocede cuando escucha la voz de Kobar gritarles, él parece ser el único que tiene una apariencia normal.
Luego lo ve acercarse a una de las celdas, ahí dentro puede notar al hombre de cabellos rojos. Por qué se preocupa por aquel hombre en la celda no entiende, esa angustia que le grita en el silencio que debe salvarlo, pero es consciente de que hay peligro y no puede exponerse, debía ir a buscar ayuda. Así que regresa por el mismo lugar, antes de que se dieran cuenta; deberá encontrar su caballo y buscar ayuda urgente.
Kobar se acerca a la celda donde está Carpio, lo observa con detenimiento, sabe que es un semidios y que hubiese podido resistir el veneno, pero sus palabras pudieron haberle condenado cuando le dijo a Karoly que "Dejaría que hagas lo que quieras conmigo".
Era evidente que Karoly conocía muy bien a Carpio, fue ella quien le dijo que si le coqueteaba a Carpio con el afecto con que alguna vez se enamoraron, el rey emérito de Susumira bajaría sus defensas, por eso era necesario cambiar el veneno, aunque si era necesario quitarle sus poderes mágicos por un tiempo.
Carpio se va aliviando, el corte parece ir cerrando, queda observando al hombre de ojos verdes que tiene en frente, se pregunta dónde está y porqué Karoly hizo todo eso.
- "¿Quién eres?", preguntó Carpio, sujetando su costado herido.
Ambos hombres se quedan mirando, Kobar sabe perfectamente quien es el hombre que tiene enfrente, pero Carpio no tiene ni la menor idea de quien se trata.
No obstante, de pronto Carpio queda mirando la marca en el escudo que tiene en la armadura aquel hombre, estaba seguro que era la misma marca que tenía Karoly en el brazo, aquella que vio mientras la tenía tan cerca; qué significaba eso, quién era ese sujeto y qué lo conectaba a la madre de la actual reina de Susumira.