Lucía, luego de morir despierta en la última novela que leyó, pero lo más extraño de todo eso fue que despertó en el personaje que más odiaba...
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capítulo 18
En la capital, el barón Lauren se encontraba caminando de un lado a otro al leer la carta que el ministro le había enviado. Tanto él, como el duque se encontraban en el palacio a espera de hablar con el emperador para poder viajar a la base norte, necesitaban su permiso para poder emprender el viaje hacia las fronteras. Cuando el emperador Leopoldo por fin pudo darles audiencia el duque Milton fue el primero en hablar.
— Majestad...— Dijo mostrando respeto y luego de inclinarse empezó a contarle el motivo de la urgencia de su visita.
El emperador Leopoldo, quien ya estaba informado de la situación en las fronteras, esa misma mañana había enviado uno de sus médicos a atender a la joven que había arriesgado su propia vida para salvar la de sus soldados. Lo que el emperador no sabía era que esa joven era hija del Barón y mucho menos que la señorita era aprendiz del duque. Cuando el duque Milton terminó de hablar agregó.
— Es por eso majestad que estamos aquí para pedir su autorización, necesitamos su permiso para poder salir del imperio e ingresar a la base...
— Entiendo lo que dice excelencia y créame que estoy al tanto de la situación en la que se encuentra la señorita, aunque estoy muy agradecido por lo que la señorita hizo, no puedo permitir que dos cortesanos viajen a terreno hostil y pongan en riegos más vidas. A raíz de los últimos eventos he decido cerrar los caminos y la entrada al imperio hasta nuevo aviso. Esto que sucedió fue un acto de guerra y ya los soldados están investigando toda esta situación para que lo que le sucedió a señorita Lauren no se vuelva a repetir...
El barón al oír las palabras del emperador dio un paso al frente y hablo.
— Majestad entiendo su postura, pero es mi hija de quien estamos hablando, necesito que me dé su autorización para poder viajar y estar a su lado. No puedo quedarme aquí sin saber que es lo que está pasando con ella...
— Barón Lauren, créame que lo entiendo, pero no puedo poner en riesgo la vida de más ciudadanos. En la base se encuentra uno de mis mejores doctores, he enviado a otro más antes en cerrar las puertas. Por el momento es todo lo que podemos hacer, voy a pedirles que guarden la calma y tengan paciencia, estamos en una posición difícil, no podemos arriesgar más vidas...
El duque quien podía ver el desespero en el rostro del barón agregó.
— Entendemos Majestad, pero...
— Duque Milton, no hay nada que pueda decir para que cambie de opinión, estamos en alerta hasta nuevo aviso y no voy a abrir las puertas del imperio solo por un civil. La señorita se encuentra atendida por uno de nuestros mejores médicos y la base militar que tenemos en la frontera norte es una de las más seguras que tenemos. Confío en que nuestros hombres sabrán mantener a la señorita a salvo hasta que de la orden de volver a abrir nuestras puertas. Comprendan que tengo que ver por el bien mayor y no solo el de un ciudadano.
El barón estaba apuntó de refutar a las palabras del emperador, pero el duque se adelantó y tomando la palabra dijo.
— Comprendemos Majestad, muy bien no siendo más nos retiramos...
El barón miró enojado al duque, puesto que no había hecho nada para hacer cambiar de opinión al emperador, él no pedía que pusieran a su disposición un ejército, él quería ser quien pudiera viajar y estar al lado de su hija. Sin la autorización del emperador no iba a poder ingresar a la base y es por eso que se encontraba esa tarde allí, pero nunca pensó encontrarse con esa negativa.
Al salir del palacio el duque Milton miró el barón y dijo.
— Sé cómo se siente y créame que yo también estoy preocupado por la salud de la señorita Dayana...
— No creo que lo entienda, Dayana es mi hija... Mi princesa... dígame ¿Qué haría usted si fuera la princesa Sarah? – El duque suspiro, pero aun así agregó...
— Barón entiendo su postura y créame cuando él digo que si la vida de mi hija estuviera en juego... Las puertas del imperio no podrían contener mi irá, pero aun así mi consejo sigue siendo el mismo. Tenga paciencia esto no tardará mucho, mi hijo viajo ayer y confío en que tanto el ministro de guerra como el conde Ferreira protegerán a la señorita Dayana. Le prometo que en cuanto esas puertas se abran, yo mismo lo escoltaré hacia la base.
Fabián intento calmarse un poco al oír las palabras del duque, pero aun así no podía dejar de pensar en la salud de su hija, solo esperaba que toda esa situación se solucionará pronto.
***
En las fronteras...
El ministro junto con el joven duque y el conde, seguían investigando sobre el ataque que habían recibido. El hecho de que tanto Cristian como su escuadrón estuvieran en peligro, no era algo admisible para Stefan.
Mientras que los hombres hablaban sobre una posible excursión para investigar sobre el suceso, Dayana se encontraba en su habitación algo aburrida, desde el día anterior que se encontraba encerrada y para matar algo del tiempo empezó a leer un libro de la estantería que se encontraba en su cuarto. Al notar que este era un libro muy literario y que solo hablaba de política y acuerdos entre imperios, dejó el libro a un lado y tirándose a la cama nuevamente dijo.
— Esto es muy aburrido... que se supone que haga en este tiempo de recuperación... si por lo menos existiera la televisión o las computadoras para poder ver alguna novela...
De pronto y como le había sucedido aquella vez que vio como mataban al hermano del ministro... una serie de imágenes se empezó a reproducir frente a sus ojos.
En ella se podía ver que luego de que el conde muere, el emperador cierra las puertas del imperio y es ahí donde el ministro de guerra toma por vocación encontrar al culpable de la muerte de su hermano y a los responsables de todo eso. Cuando por fin encuentra a "los bandidos" que los habían atacado, se da cuenta de que estos eran en realidad soldados del imperio de Arista. El emperador de dicho imperio quería tomar las rutas comerciales y parte del terreno de Amatista, es por eso que como objetivo principal tenía destruir la base que limitaba con sus fronteras y luego atacar a Amatista para así por fin acabar con las disputas sobre esos terrenos que antes les pertenecían. Lo que nunca esperaron fue que el ministro de guerra al querer buscar venganza por la muerte de su hermano, logrará acabar poco a poco con su plan. Stefan en cuanto encontró a los bandidos, logró encontrar su base y allí se enteró de los planes del emperador de Arista. Poco a poco fue acabando con los avances en el plan del emperador y en cuanto el príncipe heredero supo de estos planes intento convencer a su padre de que su avaricia llevaría a su imperio a la muerte, pero este cegado por la codicia, siguió con su plan hasta el final, hasta que la guerra estalló en su imperio, el ministro comandando las tropas de Amatista, atacó al imperio y aunque el emperador de Arista intento proteger a su imperio, la sed de venganza y sangre del ministro fue clave en su victoria, él buscaba justicia por todo lo que su hermano sufrió en sus últimos momentos. Cuando el emperador cayó el príncipe heredero tomó su lugar y llegando a un nuevo tratado de paz, fue que logró salvar a su gente de la aniquilación total.
Fue así como el ministro volvió a Amatista convertido en un héroe para muchos y un demonio para otros tantos. No había quien no conociera de su crueldad y valentía, él solo prácticamente había logrado acabar con los planes malignos y avariciosos del ex emperador de Arista, pero no todo fue gloria y gratitud para el ministro de guerra. Al llegar a Amatista supo lo que sucedía con la señorita Sarah y al ver que la joven había caído en la deshonra, se reunió con su amigo para saber que era lo que estaba sucediendo, al saber toda la verdad y al este haber tenido toda su vida sentimientos ocultos por la señorita Milton, se reunió con el duque para concretar un matrimonio arreglado y salvar a la joven de caer en desgracia. En cuanto se casaron, el ministro Stefan intento acercarse a Sarah y por fin poder demostrarle sus sentimientos por ella, pero al ver que la joven no podía olvidar al príncipe y que prácticamente estaba obsesionada con él, guardo sus emociones para más adelante. Lastimosamente, la señorita Milton nunca permitió que el ministro se acercará y cuando cayó en depresión se encerró en sí misma... sin permitir que su esposo la ayudará, una noche la joven se envenenó y cuando el ministro se enteró de esto se reprochó el no haber podido ayudarla, ni tampoco poder haber llegado a su corazón. Fue así que luego de todo su sufrimiento el ministro Stefan se alejó del imperio y se mantuvo en la frontera para ya no regresar...
Cuando Dayana termino de ver su visión, sintió una profunda pena por el hombre. Él había resultado ser un daño colateral y le parecía que el autor de la novela se había ensañado de más con él, al igual que con la señorita Sarah.
Dayana al ver que gran parte de la historia estaba empezando a cambiar, estaba segura de que la mayoría de los sucesos futuros no pasarían. En principio el hermano del ministro estaba vivo y la señorita Sarah estaba logrando conquistar a su verdadero amor. Solo faltaba cambiar ese triste final del ministro y evitar que la futura guerra llegara al imperio. Sin más salió de la habitación y se dirigió a confirmar los hechos, tenía que hablar con "los bandidos" que estaban en los calabozos para saber si todo lo que había visto era cierto...