Muñecas De Porcelana

—  Cuando despiertes tengamos un amor bonito, ahora sin dolor— Dije acariciando su pelo.

Vino a mi mente la primera vez que lo ví, cuando accidentalmente nos dimos nuestro primer beso, la noche en que nos entregamos, olvidando lo raro que fué nuestra relacion volvería a repetir cada cosa excepto el huir de él.

— Era la primera vez que se enamoraba de una mujer— Dijo Ronald mostrándome una carta con mi nombre y entregandomela.

Sostuve la carta con miedo a saber lo que había en su interior, imaginaba que decia cuánto me odiaba pero al leerla mis lágrimas cayeron a cántaros.

" Aún si es el fin del mundo haré lo posible por regresar a tí".

Mire a Lucas y acaricie su rostro, sabía que el no me odiaba por huir.

— Aún si tú no puedes regresar a mi, yo iré hacia tí— .

MINUTOS DESPUÉS

Llegamos a la mansión junto con unos medicos que recorrían la camilla hacia la habitación de Lucas.

Todas las chicas miraban la escena como si estuvieran en una pelicula de drama y romance, me veían a mí tratando de descubrir que había pasado.

—¡No puedo creer que hayas vuelto! — Dijo Kaitlyn asombrada— ¡creímos que jamás lo harías después de ver cómo actuaste como una demente!

— Nunca debí haberme ido— respondí melancólicamente.

— Es cierto, quizás si no lo hubieras hecho, Lucas estaría bien — Dijo Kiara.

Agaché la cabeza sin animos de contestar a sus palabras hirientes, al final ella no sabía lo que se sentía estar en mi lugar.Ni siquiera sería capaz de sobrevivir al infierno que había vivido.

Recordé que Ronald odiaba que le ocultaran las cosas pero decirle sobre mi secuestro, incluso la parte más difícil sería contarle sobre mi violación. Pero decírselo después lo molestaría aún más así que le pedí hablar a solas, a lo cuál el aceptó

Fuimos a su estudio que era un sitio amplio con estantes llenos de libros y un cuadro de un reloj de arena.

—¿Que es eso que quieres decirme?— Preguntó Ronald sentándose en uno de los sofás rojos con dorado de su estudio.

— Debo contarte el por qué no pude venir antes— Respondí nerviosa.

— Dímelo — Dijo Ronald tronandose los dedos.

— Alguien me mantuvo cautiva amenazandome con asesinar a Lucas y a mi hermana — Dije sentándome frente a el.

— Esa historia me parece conocida, ¿olvidas que es lo mismo que te dijimos nosotros?— solto una carcajada.

— ¡¿No me creerás verdad?!— Dije desesperada

— Cuéntame algo más entonces— Dijo observandome atentó.

Trate de no soltar en llanto, pero vino a mi mente cada cosa horrible que Richard me había hecho.

— ¡Mátame por favor en cuanto termine mi embarazo!— Exclamé — ¡Estos recuerdos me están volviendo loca!.

Cubriendo mi rostro con mis manos, después Ronald se acercó a mí e intento tranquilizarme.

— ¿Que recuerdos?— Dijo demostrando que de verdad estaba preocupado por mí.

Ronald se alejo abruptamente de mi y se quedó pasmado al ver cómo mi expresión facial demostraba un sinfín de emociones.

— Ese hombre tuvo la culpa del accidente de tu hermano, ese tipo es un asesino en serie — Dije totalmente segura de lo que decía —  A ese tipo es un verdadero monstruo, y he prometido matarlo.

— Mírate, ¿crees que puedes hacerlo?— Dijo observando mi cuerpo débil.

— No soy la primera ni la última—  respondí — Ahora que cree que morí, buscará su nueva presa.

Ronald camino dando vueltas por la habitación, sabiendo que mis palabras parecían ciertas pero irreales.

— ¡Tú nunca has matado a alguien!— Dijo Ronald mirándome con lástima — ¿ Crees que no veía como con cosas simples lloras todo el tiempo?.

—  ¡No me subestimes!— Dije acercandome a él y jalandolo de la corbata — Te enseñaré que pasa cuando se meten con el hombre que amó.

— Tu ya no lo amas, estás obsesionada con todo lo que te hizo sentir—

— ¿Eso importa cuando estás a punto de perder la cordura?— respondí mientras soltaba su corbata — Lo único que me queda es actuar como si nunca hubiera escapado de aquí.

—¿A qué te refieres?—.

— Tú sólo observa —.

Sali de la habitación y me vesti como una muñeca de porcelana nuevamente, fingi que jamás me había ido a otro lugar.

Quizás de esa manera tanto Lucas y yo olvidariamos el dolor de haber estado lejos uno del otro.

Mire el calendario que había en la cocina conté los días que en que mi embarazo duraría.

Solo tenía que esperar 7 meses y medio para que mi embarazo terminara y poder vengarme sin temor a herir a alguien que llevaba dentro de mí.

— ¿Estás bien?— Dijo Keira poniendo su mano en mi hombro.

— Claro— Respondí tratando de aguantar las ganas de llorar.

— Sabes que puedes desahogarte conmigo— Dijo Keira abrazándome— No fue mi intención hacerte sentir mal hace rato.

Mi sonrisa se torno en llanto, realmente quería decir cada cosa que sentía pero decirlo no ayudaría en nada.

— Estoy bien— dije cortante.

Me fui de la cocina y caminé hacia la habitación donde Lucas estaba conectado a un montón de aparatos.

— ¡Desearía estar bien!— Dije acariciando su rostro —.

Mi voz sonaba entrecortada, el hombre que tenía enfrente quizás nunca despertaría pero mi consuelo era solo estar cerca de él, aún que no me dirigiera la palabra.

Me quedé dormida al lado de su cama sosteniendo su mano hasta que por un mal sueño desperté abruptamente al ver en aquel sueño a mi hermana Laura. Todo este tiempo no había pensado en mi hermana Laura, Ronald que estaba observandome se rió al ver mi rostro mortificado.

— Llévame con mi hermana — Dije levantándome de la cama y acomodando mi cabello en el espejo, aunque mis ojos hinchados parecían dos globos.

Ronald me miró como si estuviera ocultandome algo.

— ¿Por qué me miras así?— pregunté confundida.

En ese instante entro Laura a la habitación sollozando y corriendo hacia mí, abrazándome.

— Hermana, ¿sabes cuánto rompiste mi corazón? — Dijo Laura.

— Perdón — Respondí.

Mire su rostro pálido, y sus ojeras pronunciadas. Su mirada tenía ese toqué que yo había tenido hacia ocho años, la mirada de un alma que quiere morir, esa misma de la qué Richard se habia obsesionado conmigo.

— Richard no ha parado de ir a tu tumba desde el día que te creímos muerta —Dijo mi hermana abrazándome fuerte.

Mire a Ronald que estaba detrás de Laura y las lágrimas rodaron por mis mejillas.

—Perdoname— dije en voz alta sabiendo que lo que haría a continuación me haría perder a mi hermana.

Continuará.

Acabo de pasar algo que no creí pasar en mi vida, algo traumático por eso no actualize está semana.