El Rey Demonio Y La Princesa Hada

El Rey Demonio, Xander Darkstar del reino de Hellion, hijo mayor de los antiguos reyes Xaphan Darkstar y Aradia Darkstar. Los antiguos reyes habían muerto por un ataque sorpresa de sus enemigos más viejos, los Ángeles, habían perecido después de una batalla sangrienta que costó la vida de muchos seres mágicos, tanto de un bando como del otro. Los reyes habían dejado huérfanos a Xander y a sus hermanos Xavier y Xadie, ésta última era muy pequeña cuando sucedió todo.

Con la muerte de los reyes, Xander sube al trono, asumiendo responsabilidades superiores a las que esperaba, debía lidiar con un reino, y con la crianza de sus hermanos menores. El dolor había quedado en el pasado, necesitaba mirar al futuro para reponerse y enfrentar los nuevos retos que se le presentaba.

Su hermano Xavier era quien más problemas le causaba, era un rebelde, pero a pesar de las circunstancias, los hermanos siempre habían sido muy unidos. Xadie por otra parte, tenía un carácter alegre y travieso, teniendo que madurar antes, apoyaba mucho a su hermano mayor. Los hermanos crecieron con amor, sus padres les habían dado toda su atención y cariño; luego de la desaparición de ellos, los jóvenes se protegían y amaban unos a los otros.

En la actualidad, Xander vivía con Xadie, mientras que su hermano se encontraba en otro reino con su esposa, hacía unos años ya que se había comprometido y casado. Xadie por otra parte, no aceptaba ningún compromiso, prefería esperar a casarse con alguien que no fuera de su agrado, mientras, estudiaba magia con Dorian Holl.

Dorian era mitad hada y mitad demonio, su madre era una hada que había emigrado de Azavil y su padre un demonio con título de duque. El joven heredó la apariencia de un hada, pero sus poderes eran más de demonio. Trabajaba como asistente y secretario del rey, pero también era su mejor amigo y su mano derecha.

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Xander caminaba, a su lado estaban los ministros de su corte, le pedían que se pensara bien la decisión que había tomado de comprometerse y casarse con un hada. Algunos le proponían casarse con sus hijas o nietas, otros lo apoyaban y veían la oportunidad que significaba al mejorar las relaciones con el Reino de las Hadas. El azabache se detiene molesto.

- Señores, por favor, saben que cuando tomo una decisión, no cambio mi opinión al respecto.

- Pero majestad, ¿qué pensarán los súbditos y los nobles? nadie la querrá, sin respaldo político dentro del reino, una reina necesita apoyo.- quien había hablado era uno de los que quería que su hija se casara con el rey, el ministro de finanzas, el Conde Bifrons Raider.

- Conde, la reina tendrá el apoyo más importante, el mío, a demás, sé que ella sabrá ganarse el apoyo de los nobles. Una vez la conozcan me darán la razón.- el rey gira y le habla a Dorian- encárgate de tener todo listo para la llegada de la princesa y el príncipe de Azavil, quiero que también vayas preparando todo lo que sea necesario para la celebración del compromiso.

Dorian asiente con la cabeza y se marcha, el rey y los ministros continúan hasta el salón del trono. La reunión dura varias horas, actualizan al rey sobre los problemas que tenía hasta ese momento el reino, Xander le entrega los documentos del acuerdo de paz al ministro y éste lo lee.

Era ya tarde, Xander se marcha a su oficina, se para frente al escritorio y toma una carta, abre el sobre y lee el contenido, dobla la carta y la deja nuevamente en la superficie de la mesa. Era otra carta de ella pidiéndole perdón, pero el azabache nunca le respondía. Xadie entra y lo ve, se le acerca y lo mira triste.

- ¿No cres que aunque sea una vez debas responderle?

- No lo amerita, Xadie, espero que sean muy felices. No le guardo rencor, pero aún no estoy listo para perdonarla.

- Xan, el odio sólo genera odio.- la chica se le acerca y lo abraza.

- Yo no odio a nadie, solo no quiero lidiar con eso ahora.

- Espero que no estés usando a esa princesa, Xan, no sería justo con ella.- Xander le da un golpecito en la frente a su hermana, la chica se queja- ¡auch, eso dolió!- se pasa la mano por la frente.

- No estoy utilizando a nadie, entrometida hermana mía. Áine es especial, sabes que tenemos una conexión, y ella...- el rey recuerda los últimos momentos que estuvieron compartiendo, desde las charlas, hasta los momentos íntimos.- ella y yo nos entendemos muy bien. Dale una oportunidad, verás su peculiar forma de ser.

Los días habían pasado, la princesa y el príncipe llegaban al Reino de los Demonios. El lugar se veía normal, el castillo y la ciudad era muy parecida a Azavil, la única diferencia eran sus habitantes; algunos tenían alas como la de las gárgolas, otros también tenían cuernos, y otros tenían colas. Para sorpresa de los príncipes, también convivían otras especies, en sus calles transitaban hadas, ángeles, elfos, orcos.

- Parece que los que vivíamos estancados en el pasados éramos nosotros.

Áine dice que sí con la cabeza y continúa mirando la ciudad, se veía cuidada, aunque se observaban algunos mendigos y niños pidiendo comida. La chica entendía que era muy difícil controlar la pobreza de un reino, quizás ahora con su ayuda, podía mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.

El carruaje se detiene en la entrada del castillo, grandes muros de piedra blanca, torres altas, grandes jardines y un lago, un laberinto creado con arbustos, todo estaba cuidado y resplandecía. Áine estaba sorprendida, si en su vida anterior le preguntaban cómo se imaginaba que lucía el castillo de un Rey Demonio, la descripción iba a ser muy distinta a como en realidad era ese lugar.

Aerin chifla y asoma la cabeza por la ventanilla del carruaje. Su hermana lo regaña y regresa al asiento.

- Hermanita, vivirás en un lugar muy pintoresco.

Llegan hasta la entrada del castillo y ya Xander los esperaba junto a Xadie, Dorian y todos los sirvientes, también estaban algunos ministros. Xander se acerca al carruaje y toma la mano de Áine para que bajara.

- Bienvenidos a Hellion, altezas.- saludan con una leve inclinación.

- Muchas gracias, majestad, no era necesario tomarse tantas molestias.

- Usted es la futura reina, todos deben mostrar respeto. Venga por acá, le presentaré a mi hermana y a algunos ministros.

- Príncipes, les presento a la Princesa Xadie Darkstar, mi hermana pequeña, y quizás ya lo había visto, pero no lo había presentado como corresponde, mi secretario, el joven Duque Dorian Holl.- ambos hacen una reverencia- ellos son el Príncipe Heredero Aerin Forest y la Primera Princesa Áine Forest- los príncipes también hacen una reverencia.

- Alteza, debo decir que es usted más bella de lo que me había contado mi hermano.- Áine le sonríe.

- Gracias, alteza, yo debo decir que usted también es muy hermosa, debe tener a muchos suspirando por usted.

Las chicas se ríen y Xander gruñe bajo. Aerin se acerca y toma con galantería la mano de la chica y besa el dorso de ésta.

- Un gusto, alteza, la más bella flor palidece con su presencia.- la demonio le sonríe y Xander lo mira con enojo, Áine se ríe, era muy gracioso ver al rey proteger a su hermana.

- Altezas, los sirvientes los acompañarán a sus habitaciones en el palacio de invitados, luego el rey los esperará para cenar, esperamos que su estancia sea placentera, si necesitan algo, aquí estoy a su disposición- Dorian los guía y ellos le agradecen.

Xadie y Xander estaban en el estudio de éste, el rey parecía serio y su hermana sabía el porqué. Se levanta y le intenta hacer cosquillas, pero el demonio no se ríe.

- Qué serio eres Xan, cambia esa cara, sabes lo gracioso que es la situación, tú seduces a su hermana, ¿pero te molestas si él hace lo mismo? No te preocupes, creo que él sólo lo hizo por cortesía, a demás, no soy una niña.- Xadie se cruza de brazos.

- Te estoy protegiendo. No quiero que salgas lastimada.

- No te preocupes Xan, ¿sí?

Xander dice que sí. Cada uno se marcha a su habitación y a la hora de la cena todos se encuentran en el comedor del castillo. La cena se hace agradable, los jóvenes conversaban alegres, iban conociéndose poco a poco. La noche termina y cada uno se marcha a su habitación.

Áine se encontraba mirando por el balcón, las estrellas brillaban y la luna se veía en su fase final. La chica decide dar una vuelta, no tenía sueño aún, mira a su alrededor y observa buscando rastros de algún ser, al no ver nada, salta el barandal y vuela hasta el lago. La noche estaba fría, pero decide mojar sus pies en el agua cristalina del lago, coloca sus zapatillas en la verde hierba. Y entonces lo siente, su presencia era inconfundible, la chica sonríe, él estaba ahí.

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Hola 👋 chic@s: hoy me tardé en subir porque estaba sin conexión 🙄 aquí en mi país cuando el fluido eléctrico se afecta, la conexión también, saben, problemas del 3er mundo 😆

Sin más, me despido, Chau Chau 😚❤️