En un reino gobernado por una familia real que ha reinado durante siglos, Lilith, una joven de extraordinaria belleza y poderes mágicos, nace destinada a ser la villana del cuento. Desde niña, Lilith ha sido marginada y temida por los habitantes del reino, quienes creen que su sola existencia traerá la ruina a todo lo que ama.Cuando el rey y la reina mueren en extrañas circunstancias, Lilith se ve obligada a huir del palacio y a esconderse en las sombras, mientras que su hermano Azrael asciende al trono, convirtiéndose en un gobernante tiránico y despiadado.Decidida a reclamar su derecho al trono y a demostrar que no es el monstruo que todos creen, Lilith se embarca en una peligrosa aventura, enfrentándose a criaturas mitológicas, aliados inesperados y a su propio destino. A lo largo de su viaje, Lilith deberá aprender a abrazar su naturaleza oscura y a utilizarla para liberar a su reino de las garras de su hermano.¿Logrará Lilith superar los prejuicios y convertirse en la heroína de su propia historia? Descúbrelo en esta épica novela de fantasía, llena de magia, intriga y un giro inesperado que te dejará sin aliento.
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Capitulo 17
Capítulo 17 - Sombras en el Horizonte
Inspirada por las palabras de Endymion, me reuní de inmediato con mis aliados para trazar un plan de acción. Sabía que debíamos actuar con cautela y determinación si queríamos descubrir la verdad detrás de esta nueva amenaza.
Damien y sus espías se pusieron manos a la obra, infiltrándose en las sombras y recopilando cualquier información que pudiera arrojar luz sobre la figura encapuchada que había vislumbrado en mi visión. Mientras tanto, Selene, Zahra y yo nos sumergimos en hechizos de rastreo y adivinación, buscando pistas que nos guiaran hacia el origen de este peligro inminente.
Día tras día, nuestros esfuerzos se intensificaron, pero los resultados parecían ser escasos. La misteriosa figura se mantenía oculta, evitando dejar rastros que pudiéramos seguir. Era como si se desvaneciera en la oscuridad, burlándose de nuestros intentos por desentrañar sus planes.
Frustrada por la falta de avances, comencé a cuestionar si realmente tendríamos la capacidad de enfrentar esta nueva amenaza. Recordaba vívidamente la ferocidad de la criatura demoníaca y me preguntaba si nuestras fuerzas serían suficientes para hacer frente a lo que se avecinaba.
Fue entonces cuando Endymion volvió a aparecer en mis pensamientos, brindándome la fuerza y la esperanza que necesitaba.
"No te rindas, Lilith —escuché su voz consoladora—. Recuerda todo lo que hemos logrado juntos. Sé que tú y tus aliados tienen el poder y la determinación necesarios para superar cualquier desafío que se interponga en su camino."
Sus palabras me infundieron nuevos bríos, y me lancé a la tarea con renovado ímpetu. Junto a Selene, Damien, Esmeralda, Theron y Zahra, intensifiqué los esfuerzos de investigación, sin dejar piedra sin remover.
Finalmente, una noche, Damien irrumpió en nuestras reuniones, con el rostro iluminado por una expresión de triunfo.
—¡La hemos encontrado! —exclamó, con la adrenalina a flor de piel—. Nuestra misteriosa figura se oculta en las ruinas del antiguo templo de Helios, en las montañas del norte.
Sentí cómo el corazón me latía con fuerza ante esa revelación. Era hora de ir a la caza de esta nueva amenaza y poner fin a sus siniestros planes.
—Entonces no hay tiempo que perder —dije, con determinación—. Preparémonos para partir mañana mismo. Debemos llegar al templo antes de que pueda escapar de nuestro alcance.
Mis aliados asintieron con solemnidad, y nos pusimos manos a la obra, reuniendo a nuestros mejores guerreros y hechiceros para la misión. Sabíamos que nos enfrentábamos a un peligro desconocido, pero estábamos decididos a proteger a nuestro reino a toda costa.
Mientras realizábamos los últimos preparativos, no pude evitar sentir una mezcla de nerviosismo y determinación. Aunque temía lo que pudiéramos encontrar en esas ruinas, la imagen de Endymion sonriéndome con orgullo me llenaba de fuerza para afrontar lo que se avecinaba.
Finalmente, al amanecer del día siguiente, partimos hacia las montañas, dispuestos a desentrañar los oscuros secretos que se escondían en las sombras.
Nuestro grupo cabalgó hacia las montañas del norte con un sentimiento de aprensión y determinación. Sabíamos que nos enfrentaríamos a una amenaza desconocida, pero teníamos fe en nuestras habilidades y en la fuerza que nos brindaba la lucha por nuestro reino.
A medida que nos acercábamos al antiguo templo de Helios, el ambiente se volvía más tenso y sombrío. Podía sentir una energía maligna impregnando el aire, y una sensación de inquietud me atenazaba el pecho.
Cuando finalmente arribamos a las ruinas, observamos con cautela nuestro entorno. El templo, una vez imponente estructura dedicada al culto solar, ahora se alzaba destartalado y cubierto por la maleza, como si hubiera sido abandonado hace siglos.
—Estén alerta —ordené a mis compañeros—. Manténganse unidos y preparados para lo que pueda acechar en estas sombras.
Avanzamos lentamente entre los escombros, nuestros sentidos agudizados ante cualquier indicio de peligro. El silencio era opresivo, roto solo por el crujir de las piedras bajo nuestros pasos.
De pronto, una risa burlona y macabra resonó entre las ruinas, erizándome la piel.
—Bienvenidos, intrusos —siseó una voz gutural y tenebrosa—. Los he estado esperando.
Todos nos pusimos en guardia, empuñando nuestras armas y preparando nuestros hechizos. Entonces, de entre las sombras, emergió la figura encapuchada que había vislumbrado en mi visión.
Su rostro permaneció oculto bajo la capucha, pero pude sentir la malicia y la sed de poder que emanaba de ella. Una aura oscura la rodeaba, y sus manos se alzaron lentamente, acumulando una energía siniestra.
—¿Quién eres y qué pretendes? —exigí saber, plantándome firmemente frente a ella.
La figura soltó una carcajada escalofriante.
—Soy Arcanus, el Señor de las Sombras —respondió con voz grave—. Y he regresado para reclamar lo que me pertenece: este reino y todo lo que alguna vez intentaste proteger.
Arcanus extendió sus manos, y de ellas surgieron tentáculos oscuros que se abalanzaron sobre nosotros. Rápidamente, Selene, Zahra y yo erigimos un campo de fuerza que los mantuvo a raya, mientras Damien, Esmeralda y Theron se lanzaban al combate cuerpo a cuerpo.
La batalla se tornó encarnizada, con hechizos y golpes cruzándose a nuestro alrededor. Sentía la adrenalina correr por mis venas mientras conjuraba poderosos conjuros para debilitar a Arcanus.
En un momento de descuido, uno de los tentáculos logró alcanzarme y me arrojó violentamente contra una pared del templo. Aturdida, vi cómo Arcanus se aproximaba a mí, su mano extendida hacia mi garganta.
—Es inútil que sigas resistiendo —siseó—. Tu reino y todo lo que amas serán míos.
Pero en ese instante, una voz familiar resonó en mi mente.
"¡No te rindas, Lilith! Lucha, por nuestro pueblo y por el futuro que tanto anhelamos."
Era Endymion, dándome la fuerza para continuar. Con un último esfuerzo, alcé mi mano y lancé un poderoso rayo de energía que impactó de lleno en Arcanus, haciéndolo retroceder.
Mis aliados se unieron a mí, y juntos logramos mantener a raya a nuestro adversario. Sabía que esta era una batalla decisiva, y que debíamos hallar la manera de derrotar a Arcanus, el Señor de las Sombras, antes de que cumpliera su siniestro propósito.
Esa es mi humilde opinión.