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Linaje Maldito: "En Busca De La Verdad".

Linaje Maldito: "En Busca De La Verdad".

Status: En proceso
Genre:Romance paranormal / Demonios / Brujas / Mitos y leyendas / Maldición
Popularitas:662
Nilai: 5
nombre de autor: Feng Liang

Dos hermanos contra lo que acecha a su familia. Annabeth y Joseph descubren que su familia tiene una relación con un ser que había vivido décadas atrás. Todo comienza a despertar en un pequeño pueblo donde los hermanos llegan, lo que parecía ser una semana de vacaciones con la familia se convierte en una búsqueda del más allá.
¿Maldición o bendición? ¿Premio o castigo?

¿Qué es lo hay detrás de todo?, ¿Vida o muerte?

NovelToon tiene autorización de Feng Liang para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 20: Discusión entre hermanos.

— Si es lo unico que vas a decir, ya te puedes retirar. —

Joseph suelta un bufido de molestia al escucharla.

— ¿Realmente tienes que ser tan cerrada? Trato de ayudarte. —

— No necesito tu ayuda Joseph. —

— Pero dijiste que estábamos juntos en esto, tú lo dijiste. —

Annabeth rueda los ojos con desinterés mientras sigue tomando su té mirando hacia la ventana, Joseph totalmente molesto se levanta del sillón y se para frente a ella.

— Estoy hablando en serio Annabeth Slander. —

— Oh. —

— Prometiste que no habría secretos entre los dos. —

— ¿Realmente dije eso? —

Joseph se pasa la mano por el rostro con frustración, no puede creer que su hermana haya olvidado esa promesa que habían hecho cuando aún eran pequeños.

...~ Flashback~...

— Joseph, tú y yo somos especiales. —

— ¿En serio? —

Preguntó el pequeño Joseph haciendo un adorable puchero, Annabeth asiente y le sonríe con ternura.

— Así que cualquier cosa que pase, siempre tienes que decírmelo. No puedes guardartelo para tí ¿de acuerdo? —

Joseph sonrió asintiendo.

— El pequeño Joseph jamás guardará secretos y hermana mayor tampoco lo hará, los dos se contarán todo. —

— Es una promesa. —

Ambos pequeños niños asintieron y cerraron aquella promesa con el dedo meñique jurando así que nada quedará oculto entre ambos. Solo que a veces es difícil cumplir ciertas cosas, porque el intento de protección y mantener inmune a los seres queridos del problema es más fuerte que una promesa.

...----------------...

— ¡Annabeth! —

La pelinegra solo lo miró y soltó un suspiro.

— Intento ayudarte, pero tú siempre me alejas. —

Joseph la mira con enojo caminando en círculos.

— Ya te lo he dicho, no necesito tu ayuda. —

— Pero quiero ayudar, solo tienes que decirme lo que sucede e intentaré hacer todo lo posible por ayudarte a sobrellevarlo. —

— No necesito tu ayuda. —

La respuesta de Annabeth fue cortante y llena de indiferencia sin dar lugar a la replica de las mismas por parte del chico quien se detuvo mirándola con más molestia.

— ¿Olvidaste nuestra promesa? La has roto y no es la primera vez que lo haces, sé que me ocultas muchas cosas. —

El tono del pelinegro fue de decepción y tristeza.

— Yo...es verdad te oculto muchas cosas, pero no soy la única...pero no fuí la primera en romper esa promesa ¿Acaso lo has olvidado? —

El chico retrocede y simplemente desvía la mirada, Annabeth aprovecha esto y se levanta del sillón para después acercarse a su hermano con esa mirada fría que mostraba a los desconocidos.

— Fuiste el primero en romper esa promesa y ¿te atreves a culparme? —

— Yo solo quería proteger a nuestros padres y a ti. —

Se excusa retrocediendo, era cierto fue él, el primero en romper esa promesa, pero como dijo solo quería proteger a la familia.

— Entonces responderé lo mismo a tu pregunta, yo solo quiero protegerlos. —

— ¡No! Esto es diferente...—

La pelinegra suelta una ligera risa de sarcasmo ante lo que dijo su hermano.

— Bien, entonces espero tus explicaciones de lo que pasó en el bosque. —

Joseph traga saliva tratando de mantener la calma, no quiere que su hermana se entrometa en eso. Está decidido en encontrar respuestas por su cuenta.

— Lo sabía, aunque preguntara no ibas a responder. Ya que no me dirás nada no esperes mis respuestas . —

Exclama Annabeth volviendo a sentarse, Joseph suelta un suspiro frustrado.

— Desde que viste a la señora Drew, te comportas así ¡Solo es una desconocida y ya está muerta por qué preocuparte por ella! —

— Joseph, cuida tu tono mi paciencia tiene límites también. —

— ¿Y que? ¡Solo estoy diciendo la verdad! ¡Solo era una anciana loca! —

Y antes de poder decir algo más el cuerpo del pelinegro fue lanzado a la pared, Annabeth giró la cabeza y lo miró con esos par de ojos como el fuego ardiente.

— Te lo advierto Joseph, vuelve a dirigirte a la señora Drew así y yo me encargaré de que no despiertes mañana. —

El mencionado se sobó la espalda y se levanta con cuidado sintiendo como si su cuerpo hubiera sido atravesado por miles de flechas, pero eso se debía a su hermana que además de lanzarlo a la pared le lanzó un hechizo para que su alma también pudiera sentir el dolor y no solo su cuerpo físico.

— Me golpeaste por una persona ajena... ¡Soy tu hermano Annabeth! —

— Cierra la boca. —

Con su magia Annabeth aprieta el cuello de quien es su hermano.

— Tú...—

El pelinegro intenta utilizar su poder, pero este fue neutralizado por la pelinegra.

— La próxima vez no tendrás tanta suerte. —

Dice Annabeth y termina por soltar el cuello del pelinegro quien cae al suelo tosiendo. Joseph se levanta y camina hacia la puerta con más que molestia, se siente traicionado y excluido de lo que sucede con la familia.

Cerró la puerta con un portazo dejando a la chica dentro en silencio.

Annabeth vuelve a soltar un suspiro de frustracion, es la primera vez que tiene una pelea asi con su hermano, pero es mejor ya que no quiere meterlo en problemas.

La noche siguio avanzando y Annabeth decidio irse a dormir.

Las horas pasan y parece que su descanso no se verá afectada por otra pesadilla, hasta que siente una corriente de aire cruzar y tocar su rostro, un escalofrío recorre su cuerpo y de pronto sus ojos se abren de golpe encontrándose frente a un espejo, el mismo que había pedido retirar por las mismas razones, siempre terminaba en frente de ella. Antes su figura apenas llegaba a la mitad de aquel gigantesco espejo pero ahora de la misma altura. Su físico había cambiado tanto a excepción de sus ojos que no había perdido ese par de ojos carmesí. La habitación estaba levemente alumbrada dejando solo ver el espejo y el reflejo de la cama detrás de Annabeth, su mano se estiró y tocó su reflejo en el espejo recordando las veces que lo hacía en el pasado. Sonrió con melancolía porque ya no quedaba rastro de esa niña alegre e inocente, ahora crecio y se ha dado cuenta de lo cruel que es el mundo.

— Annabeth —

Un murmullo se escuchó pareciendo venir de la oscuridad a su alrededor, pero esta vez ya no le temía. Ya no era esa niña miedosa que no dudaría en pedir ayuda de su pequeño hermano, no, ahora enfrentaba los problemas sola.

— Annabeth —

La voz se escuchó más cerca paralizando el cuerpo de la pelinegra en el proceso, al parecer en esa dimensión sus poderes no tenían efecto.

— Tu hermano...solo quería ayudarte. —

Una mano fría se posó en su hombro y un escalofrío recorrió todo su ser al instante, había vuelto eso que tanto la había atormentado por años.

— Si no lo quieres...puedes darmelo a mí...puedo cuidarlo bien. —

Las palabras resonaron en su cabeza, sus manos formaron puños y en un momento de valentía se dio la vuelta para confrontar a ese ser, sin embargo no había nada y solo se escucharon pequeñas risas.

— Annabeth, aun en tus sueños eres invencible...y eso es lo que le gusta a mi amo de ti...pero en este momento..yo tengo el control. —

El cuerpo de Annabeth volvió a girarse al espejo sin poder moverse, sus ojos observaron la figura que caminaba en el fondo de la habitacion a traves del espejo.

Un entumecimiento recorrió desde sus pies hasta su cabeza haciendo mas dificil intentar moverse.

— Tan perfecta, Annabeth eres perfecta para mi señor. —

Unos dedos helados recorrieron su rostro con delicadeza.

— N-no me toques. —

La pelinegra hizo el esfuerzo por moverse, la desconocida soltó una risa, para después soltarla.

— Que carácter, eres una chica difícil después de todo. —

Esta vez fue Annabeth la que sonrió mirando hacia el espejo, la figura se quedó mirando sin entender el porqué de esa reacción.

— Repite lo que dijiste sobre mi hermano y yo. —

La voz de la pelinegra salió con molestia y frialdad mezclados.

— Que tú eres perfecta para mi amo y tu hermano es mi... ¡Tú!…—

— No te atrevas a tocar a mi hermano. —

Annabeth apretó el cuello de la desconocida y un mechón de cabello resbaló entre sus dedos dejando al descubierto una cabellera blanca, la desconocida intentó inmovilizarla, pero la que terminó inmovilizada fue ella misma.

— ¿Quién eres? ¡Responde! ¿Qué te da derecho para decir eso? —

Los ojos de Annabeth se posaron en el cabello y de pronto recordó la foto que había visto en ese álbum.

— Tú... Eres ella...—

La mano de ella se aflojó en el cuello de la figura y esta aprovechando esto la empujó terminando en el suelo con las manos en el cuello.

— ¿Quién eres? Te ordeno a que me lo digas... esta es mi dimensión... ya no tienes poder aquí…—

La mujer empezó a retroceder mientras la pelinegra seguía avanzando, sabía que no tenía poder y estaba en gran desventaja por lo que tenía retirarse por el momento y cuando Annabeth estaba a punto de volver a agarrarla del cuello despertó sentada en la cama.

Todo había sido un sueño, un sueño que pareció tan real.

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