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DESNUDA EN TU PIEL

DESNUDA EN TU PIEL

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Mafia / Novia sustituta / Diferencia de edad / La mimada del jefe
Popularitas:11.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Beatriz. MY

A los 18 años, Aurora Conti, una joven rebelde, es forzada por su familia a casarse con el enigmático magnate Salvatore Romano, para saldar una deuda millonaria. Tras el rechazo de su hermanastra
Valeria, Aurora es ofrecida como sustituta, manipulada con la vida de su madre enferma. Golpeada por su padre y humillada por Valeria, jura sobrevivir al "Rey de Hielo", un hombre frío y temido cuya reputación oculta su verdadera naturaleza: un mafioso. Atrapada en un matrimonio marcado por la pasión y la obsesión, Aurora desafía a Salvatore mientras descubre los secretos oscuros detrás de su fachada de CEO, luchando por su independencia en un mundo de intriga y peligro.

¿Podrá Aurora mantener su espíritu rebeldefrente al control obsesivo de Salvatore?

¿Es el amor de Salvatore por Aurora una salvación o una trampa mortal?

NovelToon tiene autorización de Beatriz. MY para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 9

 El comedor estaba bañado por una luz suave y, cálida , que se deslizaba por las superficies pulidas con la delicadeza de la mañana. En apariencia, todo era normal; el sonido intermitente de los cubiertos, el aroma del café, y la bandeja de frutas en el centro de la mesa... Aurora se mantenía rígida en su lugar, con las piernas cruzadas bajo la mesa y la espalda recta como una cuerda tensa. Intentaba mantenerse lo más serena posible, pero el leve temblor en sus manos al sostener el tenedor la delataba. Sus ojos bajaban, y subían, se perdían en el borde del mantel, la curva de la mesa, en cualquier lugar... menos en él.

Porque mirarlo era recordar.

Aún podía sentir en su piel el roce de su boca. Esa forma en la que Salvatore había recorrido su cuello como si estuviera descubriéndola a ciegas, como si cada milímetro de su cuerpo hubiese sido un misterio que él estaba dispuesto a resolver con la lengua, los labios, las manos. Su aliento seguía anidado en su oído, y esa voz grave que vibraba como una promesa.

Y lo peor es que no había hecho nada para detenerlo.

Peor aún, fue que no sintió el deseo de hacerlo. Se había dejado llevar completamente.

Había sentido cómo todo su cuerpo se derretia bajo sus besos, sus toques... la vergüenza y el deseo se entrelazaban tan profundamente, que ya no sabía si temblaba por incomodidad o por ansiedad. Y ahora, ahí estaba ella, sentada frente a él, intentando fingir que podía actuar con normalidad. Él, en cambio, comía su fruta de los más tranquilo.

Toma un trozo de sandía y lo llevó a su boca, luego tomó un sorbo de su café. Sus movimientos eran pausados, casi elegantes, como si la tensión no existiera. Pero entonces, de reojo la observó, y su media sonrisa se dibujó sin prisa, ladeada, con ese aire travieso que solo él sabía.

— ¿Te vas a quedar ahí solamente mirándome? ¿o comerás?....¿O tal vez prefieras otra cosa?— preguntó en voz baja, mientras se llevaba un trozo de fruta a la boca para luego mirarla.

Aurora apenas parpadeo, como si volviera en si.

—S-si...—susurró con torpeza, y al instante tomó un pedazo de fruta de su plato. Lo llevó rápidamente a la boca, casi con desesperación, como si ese simple acto pudiera devolverle el control.

Pero sabía a poco. Porque él seguía ahí, mirándola con esos ojos grises donde se escondía algo más oscuro... algo que ella no sabía si temer o desear. El desayuno seguía transcurriendo con total calma, una calma engañosa. El sonido sutil de los cubiertos contra la porcelana, y el aroma del café aún flotaba en el aire llenando el comedor de una aparente armonía. Salvatore la seguí observando, Aurora tenía la vista fija en su plato fingiendo interés en una rebanada de papaya que no parecía dispuesta a comer; ella seguía evitando el contacto visual desde hace rato. Y, aunque eso podía pasar desapercibido para cualquiera... para él no.

Dejó su taza de café sobre el platillo con suavidad y sin apartar la mirada de su perfil, con tu el silencio.

—¿Quieres decirme algo? —preguntó, haciendo que Aurora pestañara, sorprendida por la pregunta directa. Al principio no levantó la mirada; primero tomó aire y lo soltó con lentitud, como si buscara juntar valor.

—Bueno... de hecho si—respondió finalmente, sin dejar de mirar el plato— Me gustaría plantear mis condiciones. Ya que tú diste las tuyas.

Hubo una pequeña pausa antes de que Salvatore respondiera. Tomó un trozo de tocino, lo llevó a la boca y lo mastico con calma. Luego alzó apenas una ceja, como si lo que escuchaba le resultara tan inesperado como intrigante.

—Me parece bien—dijo finalmente—Mientras no estén en contra de las mías estoy dispuesto a aceptar.

Aurora alzó la cabeza lentamente encontrándose con su mirada. Él estaba sereno, expectante. Su postura era relajada, pero sus ojos estaban anclados en los suyos, atentos, como si estuviera leyendo cada pensamiento antes de que fuera pronunciado.

—Siendo así... pues bien —empezó ella, intentando mantener la voz firme—Primero... aceptare lo de no trabajar, al menos no por el momento. Entiendo tu punto. Solo... — hizo una pausa, bajando la vista unos segundos— No quiero recibir nada sin habérmelo ganado. Si acepto tu dinero sin darte nada a cambio, me sentiré ... mal conmigo misma. No quiero depender toda mi vida de alguien. Me haría sentir... inservible. Incluso una aprovechada.

Salvatore no dijo nada. Solo asintió levemente, permitiéndole continuar.

— Segundo... me gustaría retomar mis estudios. No quiero dejar mis años de carrera a medias. Sé que mi situación ahora es distinta, pero eso no debería significar que tenga que apagar esa parte de mí.

—¿Algo más? —preguntó, con esa voz baja que no necesitaba elevarse para imponer autoridad. Autora asintió, un poco nerviosa esta vez.

—Lo de tener hijos... no creo que se pueda. Al menos no por el momento.

Salvatore detuvo por un instante el movimiento de su cuchillo. Era un gesto imperceptible, pero suficiente. Frunció levemente el ceño sin mirar directamente, y eso bastó para que Aurora se sintiera invadida por una súbita necesidad de explicarse, ella alzó las manos torpemente, como si pudiera borrar el peso de sus palabras con ese simple gesto.

— No me malinterpretes— dijo rápidamente— No es que me niegue por completo, es solo que... pienso que antes de considerar algo así, al menos deberíamos conocernos mejor. O, intentar cultivar una conexión. Un hijo debería ser fruto de algo compartido, no de un acuerdo. No se sería justo traer un bebé al mundo solo por cumplir una obligación... Menos si sus padres no están unidos por algo real.

Lo dijo sin acusar. Sin reproche. Era una petición sincera, casi temerosa. Pero justo cuando intentaba formar la siguiente frase Salvatore la interrumpió.

 —De acuerdo.

Aurora parpadeó, sorprendida.

—¿ Qué?

Él bajo ligeramente la mirada hacia su desayuno, dejando su cuchillo a un lado, y luego volvió a alzarla hacia ella.

—Me parece bien —repitió nuevamente—Será como tú digas.

Lo dijo con una media sonrisa que le iluminó el rostro por un segundo. No era irónica . Era genuina. Y al ver la... Aurora sintió ese calor insidioso escalarle por el cuello hasta llegar a sus mejillas.

—¿Aceptas mis condiciones... así, sin más?

Él se encogió de hombros apenas, volviendo a tomar de su café.

—¿Por qué no hacerlo? Después de todo... tú no te negaste a las mías.

—¿Y si un día cambio de parecer y ya no quiero tener hijos —preguntó Aurora de repente, mientras removia suavemente el café con la cucharilla.

—Entonces adoptaremos—respondió, con absoluta tranquilidad.

Aurora lo miró, sorprendida. Y, él le sostuvo la mirada.

—¿No te sentirías frustrado.... ni cansado de mi?

—Nunca lo haría… Existen muchas formas de formar una familia. No se trata de imponer un hijo. Se trata de lo que tú puedas darme y lo que estés dispuesta a construir conmigo... Eso me basta.

“¿Adoptar...? ¿De verdad está dispuesto a hacerlo? No lo esperaba. No pensé que él lo haría. Creí que se opondría y se cerraría. Pero no. Su voz sonaba tranquila, como si realmente lo hubiera pensado antes. Parecía que no le importaba renunciar a algo de sí mismo si eso me traía tranquilidad. No sé cómo protegerme de eso. De su habilidad para rendirse sin parecer que ha perdido. De cómo me escucha y más me da sin pedir nada a cambio, más difícil es mantenerme a la defensiva. ¿Cómo no tener miedo cuando alguien así empieza a sentirse como un hogar? ” —pensó Aurora.

1
Maria Mongelos
Esta cada vez mas buena esta novela
Kim Nava
es que como hay mujeres que después de hacer ese tipo de cosas o otras peores todavía creen que pueden tener el perdón de ellos bueno que si abra imbéciles que se dejan manipular
espero que este no diga ahora que está perra regresa y ese hermano o primero no se que es pero algo trama y no es nada bueno que el la traiga de regreso
Yamileth Bracho
muy buena historia
Yamileth Bracho
ussssss más capitulosssssssss
Mary Ney
más capítulos por favor
Isis Sisa
Es que entre más se escribe de éste sujeto, más mal me cae, es un ardido
Isis Sisa
Uuuuuuuuy la está preparando para lo que viene 🤭🤭
Kim Nava
que desgraciado 😡
Maria Mongelos
Valeria es una viboraxy va buscar como vengarse de Aurora, no aprendió la leccion
Maria Mongelos
Salvatore está bien al enseñarle, ella tiene que aprender a defenderse
Maria Mongelos
Son unos desgraciados, Aurora no dejes quecte humillen ni te usen ya es hora de que los enfrentes
Maria Mongelos
Que idiota Marco
Maria Mongelos
Con Akessandro presente no creo que le hagan algo
Isis Sisa
Pues sí!! ahora es intocable y ustedes mismos la empujaron ahí, pero no contaban que Salvatore la amaba desde antes y la defendería a capa y espada y no la mataría como todos ustedes llegaron a pensar
Les salió el tiro por la culata 🤭🤭
Isis Sisa
😳😳😳 ha creado un monstruo 🤭🤭
Ya era hora de poner el freno de mano
Elda Marquez
si Aurora desquitate de todo lo que te matrataton.... ponlas en su lugar
Elda Marquez
listo ya lo soltaron, quieren 🤑
Elda Marquez
solo son 4 hermanos y ninguno se quiere?..
Isis Sisa
Bueno siempre los favoritismos son así, se crece sintiendo que nunca se es suficiente y sobre todo si hay dinero y poder en medio son más marcados los odios
Elda Marquez
con Alessandro tiene a la familia incomoda
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