Dinorah mira las facturas médicas de su madre, a su alrededor, su hermana adolescente Dalila, parlotea haciendo peticiones totalmente ridículas en vista de la precaria economía; no sólo es la convalecencia de su progenitora, si no que tampoco tiene empleo y los ahorros familiares ya están en cero.
Su belleza serena, su porte elegante y la necesidad impresa en sus gestos apenas perceptibles por un experto jugador de poker, hacen que Renzo llegue con una propuesta, que significa soluciones a corto plazo, ¿se cuestiona?, sí, pero la necesidad vence sus barreras morales, sin saber que es sólo el inicio de una red de mentiras, dónde si él corazón no se involucra tal vez podría salir ilesa.
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Capítulo 19
Después de que Dinorah estuviera a punto de estropear su fachada, Renzo va rumbo a donde pueda relajarse de la única manera que sabe; conduce hasta un club exclusivo, estaciona y se adentra derrochando carisma, navegando entre la multitud con soltura, está en su habitat natural.
De inmediato, varias chicas coquetean y él corresponde con el encanto y la labia que ha cultivado con los años para coleccionar conquistas, buscando la emoción del momento sin apegarse demasiado. Remueve su bebida con calma y estilo, observa todo alrededor, hasta que una figura apartada del bullicio, cerca de la barra y absorta en la lectura de un libro de tapas oscuras, captura su atención. A pesar de no ser la mujer más llamativa del lugar, le causa curiosidad, porque definitivamente no encaja en un lugar tan lleno de energía y ruido, así que camina con paso decidido, acercándose y dibujando en su rostro, la que llama su sonrisa más magnética, la que nunca falla.
—Interesante elección de lectura para un lugar como este— comenta, apoyándose casualmente en la barra.
Ella levanta la mirada lentamente, unos ojos color avellana que lo observaron con una mezcla de curiosidad y una pizca de ¿diversión?. No hay sorpresa fingida ni el brillo de la admiración inmediata al que Renzo está acostumbrado a ver, cuando aborda una chica con claras intenciones de seducirla.
—Depende de lo que uno busque en un lugar— responde con una voz suave, pero firme, volviendo brevemente a su libro antes de fijar nuevamente su atención en él —yo solamente buscaba un rincón relativamente tranquilo para terminar este capítulo, mientras mi amiga termina su turno.
—¿Sabes que pareces una hermosa flor en medio del caos?— cuestiona, aunque internamente está desconcertado por la falta de entusiasmo de la fémina; sin embargo, prosigue con su habitual repertorio de halagos ingeniosos, los cuales ella escucha con una leve sonrisa, pero dando respuestas eran directas y sin rodeos, desviando cualquier intento de coqueteo superficial con una agudeza que él no se esperaba.
—¡Qué manera más amable de decir que desentono!— responde, el se sorprende del giro que le dió a su halago, pero no se da por vencido; entonces, continúa sacándole conversación hasta que descubre que se llama Valeria, es arquitecta y está en el club, esperando a que su compañera de apartamento termine de trabajar, porque dejó las llaves olvidadas dentro...
Mientras Renzo trata de usar más que su labia, para seguir su conversación con Valeria; en un apartamento en Queens una chica que ha traicionado sus principios para salvar la vida de su madre y mantener su hogar a flote, recibe las primeras clases de costura por parte de ella.
Dinorah siente el suave roce de la tela entre sus dedos, una aguja enhebrada con un hilo de seda danza torpemente en sus manos.
—Con calma, hija— dice Dana con voz paciente —la costura es como la vida: cada puntada cuenta— ella asiente, pero su mente ya había volado lejos del apartamento, de las tijeras y los patrones dispersos en la mesa de trabajo.
Dinorah intenta seguir las instrucciones, pero su mente la traiciona; de la nada, la imagen de Roberto Costa, aparece en sus pensamientos, recuerda la última vez que lo vió cuando llegó a la cena familiar con esa mujer que dicen que es su novia; entonces, una punzada de algo perturbador le aprieta el pecho, pero a ese pensamiento se antepone, él de la última vez que sus ojos se cruzaron y él le dedicó una de esas sonrisas que le hacen sentir un cosquilleo en el estómago.
Un suspiro se le escapa antes de que pueda contenerlo y su madre, que parece tener un radar para los estados de ánimo de su hija, la mira por encima de sus lentes.
—¿Por qué ese suspiro, Dinorah?, ¿será que tienes a alguien rondando por la cabeza?— inquiere con una sonrisa pícara y la chica, con el corazón como un caballo desbocado, niega enérgicamente con la cabeza.
—¡No, mamá! para nada— responde —solamente estaba pensando en... en qué no es tan difícil como parece— la excusa que da le suena ridícula, pero lo cierto es que no se puede permitir ese tipo de pensamientos. Una vez que termine con la farsa, nunca más se acercará a ningún miembro de esa familia, por lo que sentir algo por el gran magnate Roberto Costa, no sólo es una pérdida de tiempo, es un imposible que no ocurre en la vida real, una fantasía prohibida, un secreto que tendrá que coser muy, pero muy adentro de su corazón, y olvidarse de ello, sin que ni siquiera haya nacido una historia...
En el club, Renzo continúa enfrascado en una conversación que deriva en una diatriba sobre filosofía urbana, necesita hacer gala de su inteligencia; Valeria llama demasiado su atención porque es una mujer con opiniones sólidas, intelecto ágil y lo que más lo desconcierta, es que no parece interesada en complacerlo.
—Fue una conversación bastante interesante, Renzo— dice la arquitecta cuando la amiga finalmente aparece, ella se levanta, extiende su mano estrechándola y esa es su despedida, sin promesas de un futuro encuentro, ni un intercambio de números telefónicos; la chica le da la espalda y camina sin ni siquiera voltear a verlo antes de salir del lugar.
Renzo se queda observando como se va alejando, mientras lo invade una sensación extraña. Ella no lo rechazó, más bien lo desarmó con una indiferencia educada, por primera vez en mucho tiempo, una mujer no cae rendida al desplegar su encanto; y paradójicamente, esa falta de interés ha sembrado en él una pequeña e insistente semilla de curiosidad.
Valeria no juega su juego, y eso, para el apostador y mujeriego empedernido, es algo completamente nuevo e intrigante, de alguna manera, esta noche, el cazador, por primera vez, siente que esa mujer si se lo propone, puede convertirlo en su presa.
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Agradezco que hayas llegado a este capítulo en tu lectura, por favor, comenta si te gusta esta historia, sus comentarios, me gusta y calificaciones son las cosas que hacen posibles que nuestro trabajo como escritores se visibilice y suban las estadísticas; además de los regalos como anuncios, flores, café etc.
Nuevamente gracias y deseo que mi trabajo sea de tu agrado. Bendiciones 🌹.
Se Acabó el tormento de la mentira!
Aunq ahora esta ese Tormento llamado Roberto, Instalado en tu cora!!!
Por ahora concéntrate en Ti y en tus proyectos. No dejes q Te Afecte lo q Otros, piensan de Ti...
Por q Si No , Creerán q es Verdad¡!!!
A otra cosa Mariposa,por q te Aseguro q Nuestros Suegritos Chilos, No dejaran de visitarte!!!
Vaya, vayaaaaaa!!!
Renzo menso, por fin empieza a utilizar ese pedazo de Neurona q aun vive dentro de esa cabezota!!!
Val, ay te encargo q le des su bue a dosis de Ubícatex y de Humildad!!
Tu tienes esa encomienda mana, tal vez seas Tú quien le enseñe por fin lo q es Vivir sin Mentiras!!!
Roberto pemdejo, a chillar a la Maternidad cabron!!!
Ahora la Bebes o la Derramas!!!
No puedo con esta angustiacion mana!!!!
Osea q de la mañana y yo pensando como partirle la mema a Beto!!!!
se pasoooo!!!!