ES VERDAD, NO LO SOÑE

Después de ser expulsada del ducado, Isabella estaba llena de ira y resentimiento hacia Ana y Eduardo. Se sentía humillada y despreciada, y estaba decidida a hacerles pagar por su sufrimiento. Con su corazón lleno de odio, comenzó a planear su venganza, buscando una manera de destruir la felicidad de la pareja y causarles el mismo dolor que ella había sentido.

Después de mucho pensar, Isabella ideó un plan retorcido para vengarse de Ana y Eduardo. Sabía que su mayor debilidad era su amor por sus hijos, así que decidió atacarlos donde más les dolía. Planeaba secuestrar a uno de los hijos de la pareja y hacerles creer que había muerto, causándoles un dolor indescriptible y destrozando su felicidad para siempre.

Con determinación y astucia, Isabella comenzó a ejecutar su plan. Vigiló de cerca los movimientos de Ana y Eduardo, buscando una oportunidad perfecta para llevar a cabo su malvado plan. Finalmente, encontró la oportunidad que estaba buscando cuando la pareja planeaba llevar a sus hijos al pueblo.

Mientras Ana y Eduardo estaban distraídos con sus hijos, Isabella aprovechó la oportunidad para actuar. Se acercó sigilosamente al grupo, esperando el momento perfecto para llevar a cabo su plan. Cuando nadie estaba mirando, agarró a uno de los niños y lo alejó del grupo, desapareciendo rápidamente en la multitud antes de que alguien pudiera darse cuenta de lo que estaba sucediendo.

Cuando Ana y Eduardo se dieron cuenta de que su hijo había desaparecido, entraron en pánico y comenzaron a buscarlo frenéticamente por el parque. Llamaron a la policía y organizaron una búsqueda masiva, temiendo lo peor mientras imaginaban lo que podría haberle sucedido a su querido hijo.

Mientras tanto, Isabella observaba desde lejos, disfrutando del caos y la desesperación que había causado. Se regocijaba en su malvada venganza, sabiendo que había logrado causarles el mismo dolor que ella había sentido cuando fue expulsada del ducado.

Sin embargo, su alegría fue efímera, ya que su malvado plan fue descubierto por Eduardo, quien había logrado seguir su rastro y encontrarla en el parque. Con furia en los ojos, se abalanzó sobre Isabella y la enfrentó por sus acciones despreciables.

Isabella trató de negar su participación en el secuestro, pero Eduardo tenía pruebas suficientes para demostrar su culpabilidad. La guardia real fue alertada y Isabella fue arrestada por sus crímenes, enfrentando cargos graves por secuestro y conspiración.

Mientras Isabella era llevada bajo custodia, Ana y Eduardo se reunieron con su hijo ileso, abrazándolo con alivio y gratitud mientras lloraban lágrimas de felicidad. A pesar del susto y la angustia que habían experimentado, estaban agradecidos de tener a su hijo de vuelta sano y salvo.

El caso de Isabella fue llevado a juicio, donde se enfrentó a un severo escrutinio por parte de la ley y la sociedad. Durante el juicio, se revelaron detalles escalofriantes sobre su plan retorcido y su odio hacia Ana y Eduardo, lo que dejó a todos horrorizados por la maldad de sus acciones.

Finalmente, Isabella fue declarada culpable de todos los cargos en su contra y fue sentenciada a prisión por un largo tiempo. Además, fue expulsada del reino de manera permanente, asegurando que nunca más pudiera causar daño a Ana, Eduardo o su familia.

Aunque el incidente fue traumático y desgarrador para Ana y Eduardo, también los unió aún más como familia. Se prometieron el uno al otro que nunca permitirían que el odio y la maldad de otros los separaran, y que siempre lucharán juntos para proteger a su familia y mantener viva su felicidad.