Un Mundo Diferente. [JEON.JK.] #SRMDJ

A la mañana siguiente fueron los cuatro muy temprano a la casa nueva, la chica de cabellos color fuego ayudó al Rey a hacer todo en la casa nueva, ellos mismos pintaron todo antes de que llegase el camión con los otros muebles nuevos.

Acomodaron las cinco habitaciones y para la una de la tarde de aquel domingo veraniego, ya estaba la casa lista, equipada con todo.

Ahora todos se encontraban en la parte trasera de la casa, sentados en las tumbonas frente a la piscina y a la gran vista que había allí de la ciudad

—Mira, ¿ves esta flechita? —le preguntó a la princesa quien asintió— esa eres tú que sostienes el celular, aquí arriba colocas la dirección y debes seguir el camino que te aparece en azul. Así funciona el GPS.

—Oh, entonces debemos comprar los ingredientes aquí. —señaló el final de la línea azul.

—¡Exactamente!

—Wow, esto es genial.

—Es una de las mejores cosas que creó el hombre. —presumió.

—¡Unni, me alegro tanto de que vivas en este siglo! —la felicitó provocando sin querer, que la pelirroja se sintiera mal—. Vamos oppa —le dijo a NamJoon—, compremos esos ingredientes de la lista.

Una vez se fueron la chica cerró sus ojos sintiéndose mal. El Rey llegó junto a ella y le dió una copa.

—No te sientas mal. Lo dijo sin querer.

—Lo sé, yo tampoco medí mis palabras.

—Quisiera saber si el Reino de Corea se convertirá en República algún día. —dijo el Rey mirando el contenido de su copa. Ella lo miró—. Nunca había imaginado tantos adelantos si no hubieras roto esa estatua. —rió, pero eso no hacía que la pelirroja se sintiera mejor.

—Agradecele a mi “hada madrina”

—Lo haré en cuanto la vea. —dijo el Rey y sonrió. La chica lo miró y dejó la copa a un lado.

—Tengo una pregunta para ti. —él la miró y tras tomarse el contenido que quedaba en la copa la dejó sobre la mesita y le prestó atención a ella.

—Dime.

—¿Por qué yo? —el Rey frunció el ceño, ella continuó—. Hay muchas damas y princesas en tu mundo que mueren por estar contigo ¿por qué yo?

—Creo que es porque... no mueres por estar conmigo. —sonrió.

—¿Crees?

—Debo buscar una esposa, pero no quiero casarme con una mujer con la que no siento nada, no quiero saber que haré una generación de reyes y reinas con una compañera que no hace que mi corazón salte como lo hace contigo. —la miró.

—Pero deben haber otras opciones en tu mundo. —se desesperó por hacerlo cambiar de opinión ya que él le había contado ese pequeño dato.

—¿Y tú? —ella lo miró—. ¿Por qué no me aceptas? He hecho cosas por ti que ningún Rey dentro de sus cabales haría ¿no sientes nada por mí? —hizo una pausa en la que ambos se miraron seriamente, pero él trató de suavizar el ambiente—. Sé que vas a decir...—rió—... vas a decirme que “yo no te pedí que hicieras nada por mí” —trató de imitar su voz—. Dios, aún no creo que me hayas rechazado frente a tantas personas. —se rió sintiendo que iba a vomitar.

—Lo siento. —dijo ella.

—Un lo siento no es lo que quiero Min HeeRa. Quiero una explicación, quiero que me digas por qué no quieres nada de mí. —la presionó.

—Porque —dijo ella y bajó la mirada— no podemos, no debías enamorarte de mi

—Pero ya lo hice-

—Pero no debía ser —levantó la mirada con el ceño fruncido y se puso de pie— eres del Reino de Corea y yo de la República, dos mundos diferentes, allá necesitan a su Rey con una mujer de un rango parecido y aquí...—bajó la mirada y también su tono de voz—... solo existo.

El Rey se puso de pie sintiéndose enojado.

—Te he dicho que no murmures. —dijo él Rey, se acercó a ella y tomó su mentón para hacerla que lo mirara— ¿Entonces es eso, que somos de mundos diferentes? ¿O es que no eres una princesa? ¿Ambas cosas? —su ceño fruncido cambió a uno relajado y la abrazó—. Entonces no hay nada mal conmigo, eso me alivia-

Ella lo empujó con la intención de continuar con la disputa pero él trastabilló y cuando fue a caerse la agarró por el brazo y ambos cayeron a la piscina. Piscina en la que el Rey daba pie pero cierta pelirroja no, y cuando encontró el cuerpo del hombre, que apartaba sus cabellos de su cara, se agarró a él como una pulga, abrazando su cintura con sus piernas y con sus brazos se aferró al cuello de él.

El Rey dejó lo que hacía al sentir aquellas acciones y tardó un minuto en abrazarla. Ella tembló, pues a pesar de ser verano, hacía frío ya que estaba oscureciendo.

—N-no sé.. n-nadar —dijo ella—. Sácame de aquí, por favor. —el Rey asintió.

Caminó con ella hasta el borde de la piscina y cuando la pared chocó con su espalda ella se separó de él para poderlo mirar. Su rostro estaba empapado al igual que su cabello y sus labios entre abiertos que pedían a gritos los labios de ella, si corazón brincó y sintió como si quisiera separarse de su pecho, como si fuese un imán siendo atraído por otro imán que era el corazón de él.

Lentamente sus manos aflojaron su agarre en el cuello de él y pasaron por sus hombros hasta sus mejillas las cuales acarició, el Rey solo la observaba mirándolo, admirándolo. Veía cada detalle de su rostro lo acariciaba, sus ojos se detuvieron en el pequeño lunar debajo de su labio inferior y con su pulgar lo acarició, miró los ojos del Rey, los cuales se habían oscurecido y sin extenderlo más, se acercó y unió sus labios con los de él.

El Rey, que había aflojado su agarre en la espalda de ella se aferró y la apegó más a su cuerpo, la chica rodeó nuevamente su cuello con sus brazos para pegarlo a ella, ahora sentía la necesidad de que él no se apartase ni por un segundo de su cuerpo, quería más del Rey.

Sus lenguas jugaron dentro de la boca del otro y el calor creció, se separaron unos segundos para mirarse y volvieron a unir sus bocas mientras sonreían.

El beso no pudo durar más cuando escucharon dos intrusos llegar y romper su primer beso, su primer encuentro de amor, se separaron y caminaron hacia las escaleras un poco más allá de donde estaban, ahí la pelirroja si alcanzaba el suelo.

—Unni, habían más personas ¡Oh Dios mío! ¿Qué ha pasado? —el Rey y la pelirroja se miraron y sonrieron.

—¿Puedes darme una mano? —le dijo HeeRa a la princesa quien no esperó y tomó la mano de ella. El Rey le extendió la mano a su escolta y tras darse una mirada cómplice tiraron de ambos dentro de la piscina.

Esa noche, la pelirroja les enseñó varios trucos que se podían jugar en pareja dentro de la piscina. HeeRa no salía de la espalda del Rey, mientras este le permitió a su escolta subir a la princesa a su espalda, pero “solo por esta vez”

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