Una noche entre los brazos de Nicolás Thompson, cambiará por completo la vida de Anna Brown.
NovelToon tiene autorización de Eliana Mendez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Psicópata.
— Parece que aún no has aprendido como tratar a una mujer. — La voz de Ivanov, se hacía más severa.
— Seguramente tú sí sabes como hacerlo, y lo pones en práctica con mi esposa. — Responde Nicolás, pero aun así su mirada sigue puesta en mí. Puedo darme cuenta que Ivanov se descoloca un poco, pero lo oculta de inmediato. Decido intervenir ya que el ambiente cada vez es más pesado, giro mi rostro hacia Ivanov.
— Iré con él, gracias por todo, más tarde llego a tu casa ¿Te parece? — Digo a Ivanov.
— Tienes mi número, estoy a tu entera disposición, solo necesitas llamar. — Contesta con voz amable.
— Lo sé, gracias. — Le digo, con una sonrisa amable, y él se despide con un beso suave en mi mejilla. No logro ver la mirada de Nicolás, ya que nuevamente se ha colocado las los lentes oscuros, pero su aura cada vez es más pesada.
— Ya fue suficiente, Anna, sube a la camioneta. — Sin decir una palabra más me retiro y voy a la camioneta, una vez llego, el conductor abre la puerta para mí y subo sin siquiera saludar, sé que él no tiene la culpa, pero la molestia que siento en este momento a causa de la actitud de Nicolás, me nubla los pensamientos.
Giro la cabeza hacia el lugar en el que me encontraba hace apenas unos segundos, veo que Nicolás e Ivanov, cruzan un par de palabras más y cada uno parte hacia su respectivo vehículo.
Nicolás sube y se sienta al lado mío.
— ¿En qué lugar te has hospedado? — Pregunta Nicolas, sin dirigir su mirada hacia mí.
— En ninguno. — Respondo con total serenidad.
— ¿Dónde has pasado la noche? — Su voz es plana, sin ninguna emoción.
— En la mención de Ivanov. — Digo a secas.
— Veo.
Vamos a The Ritz-Carlton, le dice al conductor.
— Como ordene, señor. — Sin decir más, partimos rumbo a hacia el hotel, uno en el que yo no me quedaría, si bien es cierto que mi empresa va en ascenso, ese es un lujo que no puedo darme aún.
El silencio se apodera del espacio y es algo incómodo, aún no estoy segura si Nicolás, ya sabe que llevo un hijo suyo en mi vientre, y eso me tiene la cabeza hecha un lío.
Decido entretenerme viendo a través de la ventana, es la primera vez que vengo a este país y lamentablemente no podré conocer nada, suspiro y trato de relajar mi cuerpo. Luego de un largo rato el vehículo se detiene al tiempo que lo hacen otras tres camionetas, una delante y dos detrás de nosotros, al parecer es gente de Nicolás, de la que no me había percatado, me pregunto ¿Por qué en este lugar tiene más seguridad qué en los Ángeles? Además de la mala relación con Ivanov, ya que evidentemente se conocen de tiempo atrás.
Dos de los hombres que descienden de la camioneta posterior se acercan y abren las puertas para nosotros, Nicolás se dirige a la entrada y yo resignada lo sigo. El interior del hotel es dorado, refleja la belleza del clasicismo del siglo XIX, no puedo apreciar mucho, ya que Nicolás, camina directo al ascensor, subimos en este y nos dirigimos al piso superior. La habitación es simplemente maravillosa, se desprende ese aire elegante y sofisticado, la cama es enorme y la vista es perfecta, al encontrarse ubicado al lado de la plaza roja.
Veo que Nicolás, se quita la chaqueta al igual que la corbata, dobla las mangas de su camisa, toma asiento y me indica que haga lo mismo frente a él, así lo hago.
— Estoy esperando que hables. — Es lo primero que dice sin apartar la mirada de mis ojos y a pesar de que trato de disimular, estoy realmente nerviosa.
— No sé de qué podemos hablar, a menos que ya esté resuelto lo del divorcio.
Me mira de manera suspicaz.
— Creo que tenemos un tema más importante en común "esposa" — Su tono de voz ahora es sarcástico.
— Sé explícito, no me gusta leer entre líneas. — Respondo mientras juego con mis dedos. Odio sentir que el tiene el control de la situación.
— De acuerdo, seré directo. — Se coloca de pie, rodea la pequeña mesa que nos separa, para ponerse en cuclillas frente a mí y acerca su rostro al mío, su mirada deja ver algo de rabia que rápidamente disimula volviendo a su estado habitual de inexpresiva. — ¿Qué tal si hablamos del niño que crece en tu vientre?
Rápidamente, me coloco de pie y le doy la espalda, él me imita colocándose de pie tras de mí.
— No sé de qué hablas. Explícate mejor. — Sí, ya sé que estoy hundida hasta lo más profundo del mar ¿Pero qué puedo hacer? No sé qué decir, me siento como cuando hacia algo malo en el colegio y luego me ponían frente al director.
— ¿Por qué mentir? — Me gira haciéndome quedar frente a él, su mirada penetrante me deja totalmente expuesta. Solo queda aceptar y poner el pecho al viento, o a la roca que tengo enfrente.
— No me atreví a ver los resultados en ese momento, me daba miedo y tú me estabas presionando... Lo siento, actúe de manera infantil, lo sé, no supe como actuar, todo esto es nuevo para mí.
— ¿Piensas abortar? — Su pregunta suena como algo tan normal que me hace explotar, la rabia se apodera de mí.
— ¡No, y si a eso has venido, a pedirme que lo haga, déjame decirte que perdiste tú tiempo! ¡Aléjate de mí, termina de una vez con los planes de divorcio, mi hijo y yo estaremos perfectamente bien sin un psicópata como tú a nuestro lado!
— Perfecto, solo eso quería saber. El divorcio se cancela.— toma la chaqueta en su mano y camina rumbo a la salida. — No se te ocurra ir a casa de Ivanov, los asuntos de trabajo no se tratan en casa. Te dije que mi esposa no pasará la noche bajo el mismo techo que otro hombre, no me gusta repetir, espero estar siendo claro.