Adrik es un mujeriego, arrogante y adinerado que no logra ser feliz. Naim quiere ser feliz pero no sabe cómo lograrlo. Un día la vida permite que ambos se conozcan de la forma más explícita posible y así, tanto el adinerado como el exprostituto, mezclaran sus vidas para complementarse mutuamente. Ficción romántica Boys Love
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MI CORAZÓN
Ella cruza mirada conmigo. Sonríe. Estela es la hermana de Adrik y siento que soy de su agrado.
—¿Y hace cuánto que empezaron su noviazgo? —Pregunta ella.
Adeline enfoca la vista en su hijo, por mi parte, termino de masticar la ensalada que aún tengo en mi boca.
—No tiene mucho que nos conocimos —dice él.
Estela sonríe y fija su mirada en mí.
—¿Cómo se conocieron?
Mi alma se sentía un poco extraña y ligeramente incómoda por todo esto. ¿Por qué dijo que soy su novio? ¿Por qué a él se le había ocurrido decir algo así de cursi? ¡No pude evitar sonreír!
—Yo llegue a la casa de Adrik para hacer la limpieza —me animo a responder.
—¿Te dedicas a limpiar casas? —Pregunta Gilberto, el esposo de Estela.
—No. No me dedico a eso, pero ese día un amigo me pidió que cubriera a la mamá de una de sus amigas que si se dedica a hacer limpieza.
—¡Ah! Que bien —dice él.
Bebo un poco de vino, Adrik me mira con fijeza y siento que hay algo en el ambiente que huele rico. ¿Perfume de menta o su mirada dulce?
—Y así fue que nos conocimos —termine de hacerles saber.
—¿Y a qué te dedicas, Nam? —Quiere saber Estela.
—Tengo un blog en internet. Escribo, edito y grabo videos de vez en cuando.
—¿Eres como un influencer?
—Bueno, en realidad no mucho. O tal vez sí. ¡No sé!
—Tu trabajo suena bastante interesante —dice Adeline.
—Sí. Es muy entretenido y me gusta. Me hace sentir libre —confieso sin pena.
Adeline sonríe, toma su copa de vino y bebe.
—¿Y si vamos de viaje este fin de semana? —Propone Adrik.
—¿A donde quieres ir? —Le pregunta Estela
—Se me antoja un fin de semana en Cancún.
—¡Me agrada la idea! —Dice Gilberto.
—¿Cuatro días? —Pregunta Adeline.
—Sí. Podemos regresar el lunes —le responde Adrik.
Los planes que están haciendo me parecen bastante interesantes.
—¿Qué opinas, Nam? —Estela se dirige a mí.
...🩶🩶🩶...
—¡Gracias por la cita de hoy! —Me estoy despidiendo de él.
Su camioneta está estacionada frente a mi edificio.
—¡Al contrario! El gusto es siempre mío porque puedo estar a tu lado.
Sus palabras me hacen sonreír y creo que ya es el momento para que yo baje de su camioneta.
—Bueno, ya me voy. Maneja con cuidado —se me ocurre decirle.
Bajo de la camioneta, rodeó el frente del vehículo y cuando estoy por abrir la puerta metálica…
—¡Nam! —Su voz captura mi atención—. ¿Y mi beso de buenas noches?
Cierra la puerta del conductor y empieza a avanzar a mi dirección.
—Pensé que no solías ser tan cursi.
—Bueno, es que contigo quiero aprender a ser cursi.
Se detiene frente a mí. Me mira a los ojos y a toda velocidad, une sus labios a mi boca. ¡Me besa! ¡Me saborea! ¡Me disfruta! Cierra los ojos. Su lengua busca refugio en mi interior y mi ser corresponde a su afecto. Tomo su rostro entre mis manos y se me acelera el corazón por todo lo que está sucediendo.
Después de besarnos…
—¿De verdad no quieres ir de viaje este fin de semana? —Se anima a preguntarme.
Sonrío ligeramente.
—La verdad, no tengo dinero para viajar este fin de semana y tengo un compromiso importante que atender.
—Sobre el dinero no te preocupes, yo te estoy invitando.
—Sí, eres muy gentil por invitarme.
Sus ojos brillan con la luz de la farola.
—¡Ven conmigo!
—Sí, me gustaría, pero es neta que no puedo.
—¿De qué va tu compromiso que tienes que atender?
En su mirada se irradia la curiosidad que él siente por saber. ¡Esto es increíble! Que un hombre como él se esté preocupando por mí.
—Quiero ir a casa.
Y él parece no entender mi respuesta.
—¿A casa? Pero tú…
—A la casa donde solía vivir con mis padres y mis hermanos.
No dijo nada. El silencio se volvió la caricia perfecta para cuando no había más que decir.
Me toma de la barbilla, acerca su rostro a mí y me besa con mucha fugacidad y fuerza.
—¿Puedo ir contigo? —Se anima a preguntarme.
—¿A donde?
—A donde tú quieras.
Sus brazos me envuelven, su cuerpo me aprieta a su cuerpo y siento el alma muy sensible ante su tacto. ¿Qué era todo esto? ¿De verdad estaba sucediendo? ¿Estábamos yendo demasiado rápido? ¡Su cuerpo me hacía sentir sensible!
—¿Quieres ir conmigo a la casa de mis padres? —Me animo a preguntarle.
—Sí.
—¿Y el viaje con tu familia?
—Puedo cancelarlo y posponerlo a otra fecha.
—¿Y ellos no se enojarán contigo?
—No. Ellos saben entender.
—Pero…
—¿Me puedo quedar contigo esta noche?
Su pregunta me hace sonreír y sonrojar. ¿Lo decía enserio? ¿Estaba necesitado de compañía? ¿Qué es lo que Adrik quería de mí?
Sin dudarlo y con el corazón en la mano, hago que mis dedos se entrelacen con sus dedos y así, le digo que sí. Porque una parte de mí también quiere experimentar que es eso de sentir de nuevo la compañía de un hombre en mi cama.
Atravesamos la puerta metálica y subimos las escaleras. Llegamos al piso donde se encuentra mi departamento y entramos. Suelto su mano, su brazo me captura. Me acorrala contra un muro y con mucho cariño, plasma su boca en mis labios y yo siento chido en el fondo de mi ser. ¡Cierro los ojos! Paso mis brazos por su cuello y sus manos se aferran a mi cintura.
—No sé que es lo que provocas en mí, pero se siente bien estar así, teniéndote frente a mí —pronuncia sobre mis labios.
—¿Te gusta esto?
—¡Me gustas tú!
—A mi también me gustas tú —confieso.
Y así. Entre beso y beso, nos preparamos para dormir.
Nos cepillamos los dientes. Él se quitó la ropa y volví a ver su cuerpo ardiente. Me puse el pijama y al entrar a las cobijas, sentí una calma inmensa. ¡Un hombre a mi lado! Sus brazos fuertes me gustaban. Nuestras bocas se unieron muchas veces y con inocencia pura, nos comimos entre besos y besos hasta quedarnos dormidos.
¿A donde había quedado el pecado?