En desarrollo
Larry Russo es un CEO italiano que decide comenzar su vida en Nueva York luego que su prometida Aurora muere de un disparo en la cabeza en un asalto.
Años después se cruza con Abigail, una profesora de la universidad donde él impartía una conferencia, donde él queda prendado de ella por el enorme parecido con su novia fallecida. El destino da un tire y jale en la vida de Abigail, cuando la madre de ella necesita un trasplante de hígado para vivir.
Larry y Abigail, entrecruzan sus vidas y el destino les tiene un contrato.
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XIX.
LARRY RUSSO
Llegué a Madrid al medio día. Tomé un taxi que me llevó al departamento. Entré y puse mi equipaje a un lado de la cama. En la mesa de noche estaban seis pruebas caseras de embarazo y todas con dos líneas y un examen de laboratorio que estaban en positivo.
Voy a ser padre. Suspiré.
Saqué mi computadora y me conecté a internet. Trabajé un rato mientras esperaba a Abigaíl.
Pasaron unas cuatro horas y Abigaíl nada que regresaba. Me empezaba a impacientar.
Llamé a Abi, ella seguía en la universidad.
Me levanté, saqué el cárdigan de la maleta y salí a buscarla.
Espere afuera de la universidad.
Esto de andar en taxi no me gusta— me dije para mí mismo.
Ella salió media hora después. Ella se acercó. Se veía un poco cansada, tenía ojeras. La abracé y le di un beso. No dije nada, suspiré en su cuello.
— Larry, quiero ir a casa. Me siento cansada.
— Si mi niña linda.
Regresamos a casa.
Ella pasó directo al baño. Parece que el movimiento del auto le agitaba el estómago. Me acerqué a ella y pasé mi mano por su espalda, tratando de darle apoyo moral.
Ella se levantó.
— Estoy hecha un desastre. Me daré un baño.
— Te acompaño.
Nos metimos en el baño. Tomé un poco de champú y le di un masaje en el cuero cabelludo.
— Gracias por decirme lo del embarazo. Me siento feliz de ser padre y que seas tú la madre de mi hijo o hija. Eres la mujer más importante de mi vida— la abracé— Te amo— le susurré en el oído.
Abigaíl se puso a llorar.
— Siento que no podré con todo. Quiero sacar la maestría, pero no sé cómo hacerlo con el embarazo, sé que un bebé no es un impedimento...
— Tranquila. Yo estoy contigo. No es como que te voy a dejar sola. Mientras te esperaba, estuve pensando un poco. Este departamento es muy pequeño para nosotros y para el bebé. No hay patio. Vamos a mudarnos a una casa y me trasladaré aquí a Madrid.
— ¿Y tú empresa? No quiero ser una molestia.
— La empresa está bien, puedo manejar las cosas desde acá.
Ella se calmó. Salimos del baño. Nos pusimos cómodos. Me fui a la cocina a preparar algo. Le preparé una ensalada.
— Pide una licencia de una semana, o de un mes para que descanses y veamos a un doctor. Tienes que empezar con los cuidados.
— Está bien.
— Me gustaría dar un paseo por Italia, es hora de que conozcas a mis padres. Solo que no te asustes o te entristezcas cuando veas su reacción. Ellos conocían a Aurora y seguramente, se van a sorprender. Es por esto que he estado retrasando el encuentro con ellos.
— Y si ellos vienen a España. No quiero que tus conocidos me vean con curiosidad, no me quiero sentir incómoda.
— Bueno, voy a preguntar. Pero aunque sea incómodo, quiero que conozca mi lugar natal, mi origen.
Ella guardó silencio. Será algo chocante regresar. Desde que murió Aurora no he visitado Italia. Quiero hacer recuerdos bonitos con Abigaíl.
Abi pidió la licencia por un mes. Me encargué de la mudanza. Dejando todo listo en la nueva residencia, hicimos nuestro viaje a Roma, Italia.
En cuanto Abigaíl cruzó la puerta y mis padres la vieron se quedaron en estado de shock. Ya les había comentado que ella tiene un parecido con Aurora.
Los presenté, pero Abigaíl se veía incómoda y cansada, así que la llevé a lo que era mi cuarto. Ella se acostó un rato, yo me quedé a su lado. Abigail se durmió.
Estoy de nuevo acá. Nunca pensé que iba a regresar y con alguien a quien amo.
Tocaron la puerta. Me levanté a abrir.
— Traía algo para que tomen.
— Gracias mamá. Vamos al despacho de mi padre.— Dejé a Abi en el cuarto.
En el despacho me he reunido con mi padres.
— ¿Cómo es posible el parecido? ¿Estás seguro de que Aurora está muerta? Es que es imposible no pensarlo después de verla— mi madre hablaba con un poco de sorpresa.
— Ella es Abigaíl Grubstein. No es Aurora. Son totalmente distintas. Les voy a pedir que no mencionen a Aurora, ella es parte del pasado. No quiero alterar a Abi, ella espera un bebé mío.
— ¿Vas a ser padre? Felicidades, hijo. Un nuevo miembro en la familia— mi padre me estrechó la mano.
— Bueno, dicho y claro todo, me voy a descansar. Me siento cansado de ir y venir y luego viajar.
son cortas y sin tanto enredo felicidades y más que agradecida por tan linda labor
felicidades
Exitos Éxitos Éxitos