"En medio de una bulliciosa ciudad, donde el susurro de personas apresuradas y luces parpadeantes, el tiempo parecía desvanecerse para dos almas destinadas a encontrarse sin saberlo. Ella, una joven hermosa de mirada perdida, llevaba sobre sus hombros el peso de un pasado difícil. Él, un hombre inteligente, magnate de los negocios, caminaba por las calles escondiendo un dolor profundo teniendo la certeza de que su vida cambiaría de manera inesperada".
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Capitulo V Es tu culpa
En la recepción los invitados seguían acercándose para felicitar a los novios, aunque Aurora ya no estaba llorando, había tristeza en sus ojos y está tristeza solo era vista por Sebastián, quien sintió pena de su joven esposa.
"Cuando quieras nos podemos ir", dijo Sebastián viendo lo incómoda que estaba ella.
"Por apariencia debemos permanecer un tiempo más", respondió Aurora con sarcasmo.
Sebastián sonrió al ver que su esposa no era una tonta, "tienes razón, ¿te gustaría bailar esta pieza conmigo?", pregunto Sebastián poniéndose de pie y tendiendo la mano a su esposa.
Ella no podía rechazarlo, así que por educación acepto bailar con él, está sería la primera vez que ellos bailarían, al tocar sus manos una corriente eléctrica recorrió todo sus cuerpos, una sensación inexplicable se adueñó de ellos y con las miradas perdidas uno en el otro danzaron al son de la música.
En la distancia había un par de ojos que los miraban con envidia y odio, Camila no podía creer que había rechazado la oportunidad de casarse con semejante hombre y es que Sebastián estaba bien proporcionado, tenía un cuerpo bien trabajado que se marcaba a través de su traje hecho a la medida por un diseñador, su rostro parecía haber sido esculpido por los propios dioses; mandíbula marcada y bien definida que realzaba su masculinidad; labios simétricos los cuales te invitaban a ser besados; sonrisa hipnotizante y su mayor atractivo eran esos ojos negros como la noche más oscura, que te hacían perderte en ellos como si en el mundo no hubiese nadie más, la intensidad de su mirada transmitían seguridad y confianza. Camila le hervía la sangre al saber que Aurora se había casado con él, ella no merecía a un hombre así, no era justo, ya que la primera opción siempre fue ella.
"¿Qué tienes hija?, pregunto Lucrecia preocupada por la expresión de su hija.
"¿Por qué no me dijiste que Sebastián Santos era tan guapo?, respondió la joven molesta.
"Yo no lo conocía, Sebastián se fue del país siendo muy pequeño y desde entonces nadie supo de él", explico Lucrecia.
"Me dijiste que era un viejo y que además era cruel", recriminó Camila.
"Hija, él es diez años mayor que Aurora, para ustedes es demasiado mayor, además lo de cruel es cierto él no se toca el corazón por nadie", respondió Lucrecia tratando de tranquilizar a su hija.
"Mami, ese hombre me gusta mucho, si hubiera sabido nunca lo hubiera rechazado", respondió la envidiosa de Camila.
"Estoy segura de que él nunca se fijaría en una poca cosa como Aurora, espera un tiempo y yo te ayudaré a atraerlo hacia ti", Lucrecia siempre complacía a su hija, ella vivía por darle todo lo que ella pedía y está no sería la excepción.
Mientras esas dos mujeres se envenenan con su propio veneno, Aurora y Sebastián estaban sumergidos en aquel baile.
"Entonces te llamas Aurora?", pregunto Sebastián en voz baja.
"Así es y tú no eres un viejo horrible como me habían dicho", respondió la joven con inocencia.
"Ja, ja, ja, lo de horrible puede ser, pero viejo todavía me falta para serlo", respondió Sebastián con una sonrisa que llamó la atención de muchos.
"Lo siento, es que por lo general digo lo que pienso", respondió Aurora sonrojándose.
"No te preocupes por eso, me encanta tu transparencia", respondió Sebastián sinceramente.
"¿Por qué no sabías mi nombre?", pregunto Aurora con curiosidad.
"La única hija de los Ledezma que conocía era la pesada de Camila, no sabía de tu existencia", respondió Sebastián con sinceridad.
La expresión de Aurora cambio rotundamente de tranquila a triste, ella sabía que era cierto, su familia la mantuvo oculta todo este tiempo.
"Estás triste de nuevo, ¿qué cambio?", pregunto Sebastián mirando a su esposa a los ojos.
"No es nada, ya me siento cansada, ¿podemos ir a nuestra mesa?", pregunto Aurora reflejando tristeza en sus ojos.
"Si, claro, si quieres podemos irnos de la fiesta, yo también estoy cansado".
Aurora asintió ya no posponiendo más lo inevitable, en algún momento quedaría a solas con Sebastián y tendría que cumplir con su papel de esposa, tal y como se lo había dicho Lucrecia de la manera más cruel.
POV
"La noche de boda será la más dolorosa de tu vida, sentirás el dolor de estar por primera vez con un hombre que no quieres y que seguramente te tratará mal", dijo Lucrecia sonriendo.
"No me hagan esto por favor, yo me puedo escapar y nunca más sabrán de mí", respondió Aurora desesperada.
"No querida, tú vas a sufrir y yo me gozaré de tu sufrimiento", la risa de Lucrecia era de un ser perverso que gozaba con el sufrimiento de los demás.
"Yo no dejaré que nadie me toque", grito Aurora entre lágrimas.
"Tendrás que cumplir como esposa en cualquier momento y mientras más te resistas mayor será el dolor", en la mirada de Lucrecia se reflejaba la más intensa maldad, el odio hacia su hijastra era muy claro.
Fin del recuerdo.
"¿Por qué tan pensativa?, pregunto Sebastián viendo la mirada perdida de Aurora.
"No es nada, mejor salgamos de aquí", respondió la joven resignada a su destino.
"Está bien, salgamos", sin despedirse de nadie Sebastián tomo de la mano a Aurora y la saco de aquella ridícula celebración, para él en ese lugar solo se celebraba una sentencia de amargura e infelicidad al estar casado con alguien que no amaba.
Salieron de aquel salón de fiestas, Aurora estaba nerviosa, era obvio que Sebastián reclamaría lo que era suyo.
"Estás muy callada", comento Sebastián con indiferencia.
"No tengo nada que decir", respondió ella mirando por la ventana.
El silencio en el auto de lujo era incómodo, Sebastián no tenía idea de lo que pasaba por la mente de la joven, así que la ignoro y se centró en su teléfono, tenía varios mensajes de Daniela, cada uno era más intenso que el otro, pero hubo uno que llamó completamente la atención de él, en este se despedía y le pedía que no se sintiera culpable, sin pensarlo dos veces le pidió al chófer que lo llevará al apartamento de su exnovia, temía por lo que hubiera podido hacer. Aurora estaba confundida, no sabía que estaba pasando.
"¿Todo está bien?", pregunto la joven inconscientemente.
"No, y si algo le pasa a mi mujer todo será tu culpa", Sebastián estaba molesto y preocupado, así que culpo de todo a la inocente Aurora.
Pensé que eras más inteligente…