Tres amigos, tres historias diferentes. Un solo destino.
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Amiga machito
Pero al día siguiente, continuamos con nuestro trabajo en la vía con el ingeniero, y luego resultó que tenía que viajar a la ciudad por el tema de unos materiales que se necesitaban urgentemente, me pidió que lo acompañara y bueno, tocó, es el trabajo. Aunque seguía pensando en Rodrigo y en Rut, decidí dejar de preocuparme por ellos y concentrarme en mi trabajo por el momento, ya cuando regresara, hablaría con Rut.
— ¿Estás preocupado por algo?
— Si, por mi amiga, ella ni estaba muy bien anoche y planeaba ir en la tarde y hablar con ella.
— Siento que tus planes se hayan alterado ¿Y por qué no la llamas?
— Bueno, yo no tengo teléfono aún, debí comprarme uno.
— Apenas lleguemos a la ciudad te consigo uno, y no te preocupes, te lo descontaré de la nómina ¿ok?
Asentí, si me lo iba a cobrar si, ya me daba pena que quisiera regalarme todo. Cuando tuve el celular, me encontré con otro dilema, ni me sabía el número de Rut, y el de su casa estaba suspendido, al parecer su papá no había pagado la factura, así que me dio lo mismo.
— Lamento que no te hayas podido comunicar con tu amiga, ¿Pasó algo anoche en aquella fiesta? Los ví muy incómodos.
— Nada grave, es solo que descubrimos en nuestro amigo alguien que realmente no conocíamos.
Eso fue todo, mi jefe cambio la conversación y dijo que regresariamos al día siguiente al pueblo.
Efectivamente regresamos al pueblo al medio día del día siguiente, mientras entrábamos a Santo Tomás, pude ver cómo la obra iba de avanzada, y estaba muy orgulloso de todo lo que habíamos logrado juntos. Mis jefes se mostraban cada vez más contentos con mi trabajo y eso me motivaba a seguir esforzándome.
Esa misma tarde, mientras trabajábamos en la vía, recibimos la visita inesperada de Rodrigo. No podía creerlo, estaba frente a mí y tenía esa mirada arrogante y cierta actitud.
— Chuli, ¡¿Qué haces aquí?! ¿No te dije que serías mi capataz? Ni siquiera te has aparecido por la hacienda para que hablemos y escuches bien mi propuesta.
Rodrigo parecía molesto y yo no sabía cómo reaccionar. ¿Qué significaba esto? ¿Por qué se empeñaba en ese asunto? La incertidumbre invadió mi mente, pero una parte de mí estaba feliz de verlo.
— Rodrigo, ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué es lo que quieres? Creo que fui muy claro cuando te dije que tengo un trabajo y que no me interesa eso de ser tu capataz.
— ¿A esto le llamas un trabajo? ¿Cuanto te están pagando? Un salario mínimo me imagino, eso es una miseria Chuli, yo te voy a pagar muy bien, y vas a estar en mejores condiciones, no como un gato llevando sol y lluvia.
No podía creer la actitud arrogante y prepotente de Rodrigo. ¿Cómo se atrevía a menospreciar mi trabajo y ofrecerme algo que claramente no me interesaba? Me sentí molesto y decidí responderle con determinación.
— Rodrigo, no necesito tu dinero ni tus condiciones "mejoradas". Estoy feliz con mi trabajo actual y no pienso cambiarlo por nada. Así que te agradecería que te fueras y nos dejaras trabajar en paz.
Rodrigo parecía sorprendido por mi firmeza, pero no se dio por vencido.
— Chuli, piénsalo bien. No encontrarás una oportunidad como la que te estoy ofreciendo en ningún otro lado. No cometas el error de desaprovecharla.
Pero yo tenía claro lo que quería, y no iba a dejar que Rodrigo me presionara.
— Gracias por tu "oferta", pero como te dije, no me interesa. Ahora por favor, retírate.
Rodrigo parecía frustrado, pero finalmente se dio la vuelta y se marchó, dejándome con un sentimiento de alivio y satisfacción por haberme mantenido firme en mi decisión. Estaba decidido a seguir adelante con mi trabajo y no permitir que nadie me hiciera cambiar de opinión.
Rut.
Estúpida, mil veces estúpida, eso es lo que yo era, una tonta e ilusa que se imaginó un montón de fantasías que solo se quedaron en su corazón y en su mente. No sé por qué llegué a pensar que Rodrigo, que solamente tal vez, él ahora podría mirarme con otros ojos, creí que el hecho de mandarme ese vestido, era una señal de que había estado pensando en mí y que deseaba verme así arreglada, no sé, muchas cosas pasaron por mi mente, pero al final me lleve una gran decepción. Él jamás se fijará en mí, al menos no de la manera que yo quisiera.
Esta noche, él se atrevió a morbosearme, eso me hizo sentir muy incómoda y decepcionada, más aún que el hecho de enterarme de que ahora tiene nueva novia, y que le haya dicho que soy como un hombre. Que él, el chico que he amado toda mi vida, se comporte de esa manera, me dolió y creo que definitivamente hasta aquí debí llegar con esta tontería de amarlo.
Es que no comprendo cómo es que lo puedo querer tanto, si él nunca le ha demostrado interés, siempre he sido como un amigo y compañero más para él, hoy me di cuenta de que así es como me ve, como un amigo, para él no tengo nada de mujer. Hoy tuve que disimular mucho, ni quería que Chuli me viera destruida, aunque sé que él se dio cuenta de mi estado, no le iba a derrumbar delante de él, pues ha sido el único que siempre le ha dicho la verdad.
Me siento avergonzada, y agradezco que Chuli ni haya venido por aquí en todo el día, la verdad es que necesito este tiempo a solas conmigo.
Pero nada en la vida puede ser perfecto, pues mi puerta sino y al ir a abrir, descubrí que era Rodrigo. ¿Qué buscaba? Mi tinto corazón latió fuerte en mi pecho y juro que quise arrancármelo, hice uso de toda mi entereza para atenderlo.
— Hola, creí que no estabas, ¿Aún estás durmiendo? No sabía que eras tan mala para trasnochar.
— ¿Qué quieres? Estoy ocupada.
— Uy, pero que actitud, ¿Así es como recibes a tu amigo que hace mucho no veías? Anoche ya no pudimos hablar porque como sabes había demasiada gente que atender, por eso es que vine a tu casa, para que me cuentes cómo va todo, también para saludar a tu papá, y luego podemos ir por ahí con el Chuli a comernos algo.
— Mi papá no está, está de viaje, Chuli tampoco está, debe estar trabajando, y yo tengo cosas que hacer, así que me temo que no podré sentarme contigo a platicar.
— ¿Estás enojada conmigo por alguna cosa? ¿Hice algo que te molesto? Dímelo sin ningún problema, tú siempre has sido muy abierta conmigo y nos hemos llevado muy bien, pero ahora siento algo de hostilidad en ti.
— ¿Te parece? Lo que pasa es que hoy no tengo ganas de ser tu amiga el machito, ¿No es eso lo que le dijiste a tu novia sobre mí?
— ¿Es por eso? ¿Y desde cuándo te ofendes por eso? Toda la vida te han dicho así, y de repente te enojas conmigo por esa bobada, estás siendo dramática. Así mismo sentí al Chuli, de repente anda molesto conmigo y no es capaz de decirme a la cara las cosas, pero a él si lo entiendo por qué puede culparme de haberlo dejado en la cárcel y no ayudarlo, pero tú no tienes por qué.
En ese momento me sentí más decepcionada aún, pero a la vez medite en algo.
— ¿No lo ayudaste? ¿No fuiste tú quien mando a ese abogado?
Y en ese instante recordé lo que Rodrigo le había dicho en la noche al Chuli, y me cayó el 20.
— Si no fuiste tú ¿Quién lo hizo?
Rodrigo me respondió algo, pero no lo escuché, estaba perdida en mis pensamientos.
Maratón /Pray/