The Dark Sky: El Trono De Oro

Amaneció y la luz de sol daba en el rostro de los jóvenes que habían acampado cerca de aquel lago de lava.

Lexa al mirar la torre destruida sintió un inmenso dolor y vacío en su interior; se llevó las manos a la cabeza y dio un grito desgarrador y lleno de dolor, posteriormente se limpio las lágrimas y cambio su expresión a una llena de frialdad.

— Vamonos — Dijo ocultando su dolor.

Los Templari levantaron el campamento y siguieron su camino de vuelta al pueblo. En el camino Emily no podía dejar de mirar a una Lexa que trataba de ser fuerte y seguir con la misión cuando en el fondo se encontraba devastada.

— Sé que se siente — Dijo Emily al acercarse.

— ¿De qué hablas? — Respondió Lexa.

— Lo amabas y ahora no está... sé que se siente —

— Bueno... debe de quedar en olvidó — Dijo con una voz seca.

— ¿Cómo lo conociste? — Preguntó la chica.

— Eso no debe de interesar — Dijo Lexa con molestía.

Lexa apresuró el paso dejando atrás a Emily. Después de varias horas llegaron de nuevo al pueblo; caminaron en medio de los comercios con destino a ese tal castillo. Emily seguía cerca de Lexa.

— Nos conocimos hace mucho tiempo — Dijo Lexa.

— ¿Pensé que no querías hablar sobre eso? — Respondió Emily.

— Sólo camina y calla — Respondió Lexa.

*Narra Lexa*

Cuando era una bebé fui abandonada en un orfanato en Inglaterra. Crecí en ese lugar, pero escape a los 10 años ya que... en ese lugar... éramos golpeados y abusados por todos los adultos a cargo.

Cuando escape viví en la calle tratando de sobrevivir con la comida que podía y lograba robar o con las sobras que dejaban los demás.

Un día intenté robar una panadería, pero fui descubierta y perseguida por las autoridades; y cuando pensé que todo estaba perdido... apareció él; salió de la nada y me ayudó a escapar de las autoridades, era tan lindo y educado (curioso por su aspecto).

Él me cuido y protegió, éramos inseparables. Nos veíamos con inocencia por ser unos simples niños, pero al crecer esa inocencia se fue yendo y un nuevo sentimiento nació: “Amor”.

*Termina de narrar Lexa*

— Créeme que te entiendo — Dijo Emily.

Lexa sólo quedó en silencio. Siguieron avanzando y al cruzar una calle algo extraño sintieron, como si cruzarán algo invisible; las calles eran diferentes, también los edificios y rápidamente iba cayendo la noche.

La soledad de las calles daba mala espina, el viento soplaba y hacía un chillido dando un mal augurio. Los chicos avanzaban a paso lento sin perder de vista cada esquina, callejón y rincón.

— ¿Cómo es posible que todas las personas hayan desaparecido? — Dijo uno de los Templari.

— No pudieron hacerlo — Respondió Lexa.

— ¿Segura que vamos en buen camino? — Cuestionó Emily.

— ¿Por qué lo dices? — Preguntó Lexa.

— Porque ya había estado aquí y este camino no lo recuerdo — Respondió ella.

— ¿Entonces sabías cómo llegar al castillo? — Cuestionó Lexa con enojo.

Emily sólo se limitó quedar callada.

— ¿Lo sabías? ¡Nunca dijiste nada! —

— Lo siento —

— No hay tiempo de pelear — Dijo uno de los Templari.

A lo lejos se escuchaba el galopar de caballos y las ruedas de un carruaje acercándose a ellos; ellos, al oír esto se ocultaron dentro de una de las casas en completa oscuridad. El carruaje se detuvo y de él bajaron dos enormes trolls que buscaban a los intrusos.

Estuvieron un rato olfateando el olor, pero un ruido a lo lejos llamo su atención, subieron de nuevo a su carruaje y se fueron. Lexa y los demás decidieron quedarse en esa casa por si volvían.

— ¿Qué más ocurrió con ustedes? — Preguntó Emily.

Lexa sólo miro al techo y suspiro.

*Narra Lexa*

Ese sentimiento se hizo más fuerte y ya no era inevitable ocultarlo, ambos nos amábamos y decidimos ser uno; don él fuera yo lo seguiría, donde yo fuera... él me seguiría.

Una tarde escuchamos a dos hombres hablar sobre una ciudad que iba creciendo a pasos agigantados y vimos una oportunidad de empezar de cero. Esa misma noche nos escabullimos en un barco y zarpamos a esa nueva vida.

Al llegar aquí tratamos de hacer las cosas correctas y al crecer tuvimos la oportunidad de entrar a estas fuerzas especiales, obviamente ocultando nuestra relación para no generar problemas; era... como un juego de niños, un hermoso juego de dos niños enamorados.

*Termina de narrar Lexa*

— Pero ya hay que dejar de hablar de esto — Dijo Lexa mientras se alejaba de Emily.

Ambas chicas durmieron profundamente recordando a las personas que tanto amaron.