Última parte de la saga Casualidad o Destino, continuando y culminando con la historia de Carlos y Lizbeth, así como de su descendencia, mostrando las experiencias, que puede vivir una persona sin importar, la edad que se tenga o la época en la que se encuentre.
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¿QUIÉN CAERA?
Han pasado dos años desde la lectura de los testamentos de Carlos y Liz, la familia sigue con el dolor de las pérdidas, pero saben que la vida tiene que continuar, así que continúan con sus actividades cotidianas, tanto en casa como en los trabajos, dividiéndose el restaurante, que fuera de los padres, 4 meses cada familia.
Al verse superados, se ven en la necesidad de subir de puesto algunos miembros del personal, y contratar otros tantos, al realizar esta tarea llega a la sede principal, una chica llamada, Natalia, de 22 años, de 1.60 m, ojos verdes, pelirroja, de considerables, atributos físicos y una mente demasiado maquiavélica.
Durante el primer cuatrimestre, le toca a la familia de Carolina, lo cual es aprovechado, por Natalia, que mientras trabaja duro para ganar la confianza de uno de los dueños, e investigar acerca de los otros, mientras la jornada de trabajo está en curso ella es la empleada más activa que hay, pero durante los descansos, sutilmente, recaudaba información sobre los dueños de la cadena, esperando el momento de hacer su jugada; por lo cual 4 meses pasan en un parpadeo, durante los cuales, se ha ganado la confianza de Carolina.
Carolina:
Natalia, eres la empleada más activa, que tengo, eres buena con los clientes, siempre llegas primero y te vas al último, preparando todo para el servicio, sabes realizar todas las labores, así cuando alguien falta lo suples de
inmediato de forma asertiva, además de que sabes dirigir a tus compañeros, cuando tengo que faltar por mi bebe.
Natalia:
Gracias señora Carolina, me alaga mucho, pero solo trato de hacer mi trabajo, lo mejor posible.
Carolina:
Lo sé, pequeña, pero en esta cadena ningún esfuerzo pasa desapercibido, por lo cual te daré un bono y hablaré con mis hermanos para que evalúen tu trabajo y si sigues con esa estupenda actitud, no será el primero, además puede que seas ascendida a gerente de sucursal.
Natalia:
Gracias, por su voto de confianza, señora Carolina, le prometo que are mi mejor esfuerzo, no la decepcionaré.
Carolina:
Basta de llamarme señora, solo dime Caro.
Natalia:
Gracias, Caro, me podría decir, quién es el próximo encargado, para no confundirlo.
Carolina:
Si claro es mi hermano Carlos II, es alto, moreno, fornido cabello chino.
Natalia:
De acuerdo Caro, gracias por el dato.
Al día siguiente, Natalia se presenta al trabajo, siendo la primera como siempre, y preparando el lugar para congraciarse con otras de las cabezas.
Carlos II:
Tú debes ser Natalia.
Natalia:
Sí, y usted debe ser, Don Carlos, es justo como la señora Carolina lo describió, solo le faltó decir que es apuesto.
Carlos II:
Gracias por el cumplido, Caro me hablo de ti, veo que no exagero, aún no es hora de abrir y ya tienes todo listo, chiquilla si buscas un aumento, vas por buen camino.
Natalia:
Gracias Don Carlos, solo trato de hacer mi trabajo lo mejor posible.
Carlos II:
Basta de Don Carlos, solo llámame Carlos, sé que mi hermana te dijo que la
llamarás Caro, bien este cuatrimestre, yo estaré a cargo, espero contar con tu apoyo.
Natalia:
Claro que si Carlos, puede contar conmigo.
Durante, los siguientes 4 meses, Natalia trata de acercarse a Carlos II, sin mucho éxito, ya que, este no le pone atención, más que con cuestiones de trabajo, debido a que Gienevive, siempre está al tanto de su marido.
Natalia:
Bien, supongo que el mayor no caerá, su esposa no lo deja ni a sol ni a sombra, intentaré con el mediano.
El cuatrimestre, de Carlos II, pasa volando, y tal cual lo hizo Carolina, habla con Natalia.
Carlos II:
Natalia, tal cual lo esperaba, fuiste la mejor empleada, el bono del que te hable el primer día es tuyo, un poco más alto del que te dio Carolina, y tal como ella, tienes mi voto para que seas gerente de la sucursal, solo te falta convencer a mi hermano Aldebaran, y el puesto será tuyo, como veo las cosas, no te costara nada.
Natalia:
Gracias Carlos, no los defraudaré.
Carlos II:
Lo sé, solo ten cuidado, mi hermano es el más estricto de los 3, aunque no creo que tengas ningún problema.
Natalia:
Eso espero.
Una vez más, Natalia piensa seducir, al siguiente Cruz en su lista, con la esperanza de tener una vida cómoda, sin importar que tenga que hacer, por lo cual al día siguiente llega al trabajo con un short demasiado corto, una
ombliguera escotada, y una gran esperanza, de seducir al dueño.
Aldebaran:
Si no me equivoco, tú debes ser Natalia, mi primera impresión es buena.
Natalia:
Gracias, usted debe ser el señor Aldebaran.
Aldebaran:
A si es, veo que ya tienes todo listo, es una buena forma de empezar, excepto por tu ropa, no me molesta si vistes a si fuera de trabajo, pero aquí usa el uniforme, por favor, es un lugar familiar.
Natalia:
De acuerdo señor.
Durante, los próximos 4 meses, Aldebaran, vigila como un halcón, todos los movimientos, del personal, notando la eficiencia de Natalia, sin perder ni un solo detalle, notando todo lo bueno y lo malo, atravesándose, uno de los días, más importantes del año, la Navidad.
Aldebaran:
Muchachos, mañana es Navidad, vengan o no recibirán un buen bono navideño, pero les seré sincero, yo quiero pasármela con mi familia, pero no podemos dejar pasar uno de los mejores días del año, para las ventas, por eso quiero, saber quién está dispuesto a venir.
Algunos empleados se ofrecen como voluntarios para laborar el día de Navidad, entre ellos Natalia.
Aldebaran:
Gracias, chicos, Natalia, me has demostrado tu capacidad, es hora de la prueba máxima estarás encargada, si la superas tendrás mi voto.
Natalia:
Gracias señor Aldebaran no le fallaré.
Aldebaran:
Eso espero, todo dependerá de ti, y créeme si lo haces bien, en año nuevo Caro encontrará una nueva gerente, te deseo éxito.
El día de Navidad, llega y Natalia se hace cargo, del restaurante, de forma hábil, dirigiendo, a sus compañeros, de forma que con menos de la mitad del personal, atienden al doble de clientes, llevándose, más propinas y excelentes referencias, pero sin importarle verdaderamente, ya que estaba a punto de rendirse con su plan, ya que sabía que Carolina, tampoco traicionaría a su amada pareja.
