Volvi de la muerte, solo para vengarme de los que me lastimaron, tuve que cambiar y volverme fuerte para no sucumbir ante el amor, ese amor que nunca fue y nunca será, mi único objetivo es recuperar lo que un día fue mío.
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Capitulo XXIV Hablando como buenos amigos
— Pensé que iríamos a un restaurante. — comento Diana entrando al apartamento de Emir.
— Aquí tendremos la privacidad que se necesita para hablar. — explico Emir abriendo la puerta de su apartamento.
— Ya veo, bueno no perdamos el tiempo, tengo otros asuntos que atender. — comunico Diana con indiferencia.
— Tranquila, igual tenemos todo el almuerzo para hablar. — dijo Emir con una sonrisa pícara.
Ambos entraron al apartamento, Diana camino dentro como si este fuera de ella.
— Ponte cómoda en lo que llega, nuestro almuerzo. —
— Ok, espero no tarde. Mientras podemos hablar. — respondió Diana sentándose en el sofá.
— Podemos aprovechar y hablar un rato, me gustaría saber de mi hija. — comento Emir sentándose a un lado de Diana.
— ¿Qué quieres saber?, Abi es una niña muy inteligente, hermosa y con un buen corazón. — respondió Diana sin dar mucho detalle.
— Me hubiera gustado verla crecer. — manifestó Emir con tristeza.
— Ya no se puede cambiar el pasado, lamentablemente las cosas se dieron así. — dijo Diana encogiéndose.de hombros.
— Si, ya no podemos cambiar nada del pasado, ahora lo que queda es construir un buen futuro para nuestra hija. — respondió Emir tomando las manos de Diana.
— Si, pero cada quien por su lado. — contesto Diana alejando su mano de la de Emir.
— Se que no será fácil conquistar de nuevo tu corazón, de igual modo haré mi lucha. — advirtió Emir mirando a los ojos de Diana.
— Imagino que no pretenderá hacerme su amante, pues usted se casará con Mariana Hernández. — contesto Diana alzando una ceja.
— Lo pienso hacer convirtiéndote mi esposa, el compromiso con Mariana quedo anulado, ya me encargue de eso. — notifico Emir a la incrédula de Diana.
— Entonces ya no se casará, eso sí no me lo esperaba. — dijo Diana sinceramente.
— Te dije anoche que lucharé por tu amor y por tu seguridad y la de mi hija, las defenderé con mi vida si es necesario. — las palabras de Emir fueron directamente al corazón de Diana, ella lo amaba y eso nunca lo había negado.
— Ya no basta solo con palabras, de esas me has dicho muchas, quiero que demuestres tu amor por mi con hechos y bueno si terminaste con Mariana es un paso. — dijo Diana poniéndose en pie para caminar hasta la ventana.
— Se que esto será una lucha, pero te prometo que no me rendiré. — aseguro Emir.
El abrazo a la mujer por la espalda y respiro el aroma de ella de manera sutil, extrañaba tanto su aroma, estrañaba tanto tenerla cerca. La atmósfera en aquel espacio se volvió seductora, Diana cerró los ojos y se quedó atrapada en el instante, Emir empezó a besar su cuello de manera sutil haciendo un recorrido por su delicada piel, haciendo que los dos desearan más el uno del otro. Estaban dejándose llevar por sus deseos cuando el timbre de la puerta sonó.
— Creo que llegó nuestra comida. — susurro Emir al oído de Diana.
Diana volvió en sí, apartándose rápidamente del hombre.
— Abre la puerta, necesito ir al baño. — comento Diana saliendo a toda prisa al baño.
Emir sonrió por la actitud de Diana, habían cosas que no cambiaban y la forma de reaccionar de ella cuando se sentía apenada era una de ellas. Para no hacerla sentir incómoda, el no hizo ningún comentario de lo ocurrido, así que fue directamente a abrir la puerta y recibir su almuerzo.
— Buenas tardes, entrega rápida. — comento el repartidor.
— Gracias, por primera vez en la vida me molesta que llegarán a tiempo. — respondió Emir con su peculiar aura sombría.
— Disculpe, señor, no le entiendo. — dijo el joven confundido.
— Tampoco tienes que entender. — respondió Emir firmando el recibo de entregado y dándole una buena propina al joven.
Cerrando la puerta dejo al muchacho con la boca abierta por el dinero que le había entregado, con una sonrisa en sus labios, Emir se dispuso a poner la mesa, no quería que Diana se sintiera presionada por nada, unos minutos después salió ella del baño viéndose más relajada y fresca.
— Ven siéntate para que comamos. — sugirió Emir ayudando a Diana con la silla.
— Gracias, todo se ve delicioso. — comento ella sonriendo.
— Espero te guste, la próxima vez iremos a un restaurante. — aseguro Emir sentándose al lado de Diana.
Degustaron su comida conversando como si hubieran estado juntos toda la vida, ellos se conocían demasiado bien se podría decir que eran la pareja perfecta.
Al terminar su almuerzo, continuaron con su conversación.
— Quiero pasar tiempo con mi hija, me gustaría que ella empezará a conocerme. — pidió Emir tranquilamente.
— No tengo problema en eso, pero si te atreves a lastimar a mi hija, lo pagarás muy caro. — amenazó Diana con voz decidida.
— Nunca lastimaría a nuestra hija, si lo hiciera yo mismo me castigaría. — respondió Emir con determinación.
— Entonces preparemos su encuentro para este fin de semana, ahora no solo te tienes que ganar a Abi, también tienes que ganarte a mi padre. — comento Diana con una sonrisa maliciosa.
— No entiendo por qué dices que Gustavo es tu padre, cuéntame esa historia. — dijo Emir confundido.
— No hay mucho que contar, mi mamá tuvo una relación con Gustavo antes de casarse con mi padre y bueno por ser hija de Aida Gustavo me dio su apellido para poder volver a este país sin ser descubierta. — explico Diana sin preocuparse por nada.
— ¿Así de simple?, es decir quién entrega su fortuna a una desconocida. — Emir estaba incrédulo ante las palabras de Diana.
— Si así de simple, Gustavo nunca tuvo hijos así que no le veo el problema. — dijo Diana indiferente.
— Bueno, tendré que ganarme a Gustavo también, solo espero que no sea un papá celoso. — indico Emir con cara de preocupación.
— Bueno si es muy celoso, pero nada que no puedas manejar. — se burló Diana.
— Ah!, con que muy graciosa, ya verás lo que te va a pasar. — amenazó Emir acercándose a Diana.
— Mejor mantén tu distancia, no creas que te aprovecharás de la situación. — dijo Diana manteniendo a Emir a raya.
Era hora de volver a la oficina, así que Emir llevo a Diana a la empresa Sandoval y el se fue a la empresa Durán, se despidieron como buenos amigos y quedaron en verse el fin de semana.
tienes mucho talento te felicito