"No soy un vampiro común cariño, porque yo, escuchalo bien, NO me enamoro"
-Claus Collins.
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Claus Collins es misterioso, calculador, frío, controlador, tremendamente sexy pero sobre todo arrogante y en ninguno de sus planes estaba enamorarse.
Tenía una misión y no era la primera misión que le encomendaban, confiaban en él y podía conseguirlo todo con solo chasquear sus dedos.
¿Podrás entender el porque nunca enamorarse? eso solo lo sabrás si miras un poco dentro de esos ojos color zafiro capaz de embelesar pero también de matar.
Por el contrario Marianna Grey curiosa de aquel chico extraño que decidió hablarle en aquella fiesta, se propone averiguar por qué aquellos ojos color zafiro gritaban peligro.
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Capítulo 9
Desperté en una habitación desconocida para mí, giré mi cabeza esperando recordar que paso y donde estaba, hasta que lo hice, enfrente de mi estaba un chico alto de brazos cruzados, de piel pálida, cabello negro, cuerpo trabajado y unos hermosos ojos color zafiro, por fin pude ver la cara que escondían esos color zafiros hipnotizantes.
— Que paso — pregunte con nerviosismo al muchacho.
— Tu que crees brujita — me respondio con un acento demasiado marcado y molesto, hasta que entendí que me había llamado como Nolan.
— Cómo es que — no me dejo terminar cuando hablo arrogantemente.
— Así que no sabes nada Marianna, esto se puso interesante — me dijo sin despegar sus ojos de mi.
— Si me explicaras tal vez lo entendería — le dije un tanto molesta por su actitud.
— Me llamo Claus Collins y necesitamos tu ayuda— me dijo un poco irritante.
— Qué ayuda podría darte yo — le dije un tanto nerviosa aun con sus ojos puestos en mi sentía que estaba en peligro.
— No se si Nolan te lo explico pero somos vampiros — al decir esa ultima palabra mi sangre se agolpo en mis pies, mi respiración comenzó a ser irregular, el pánico abundaba en mi de una manera tan escalofriante.
— ¡QUÉ! — grite aturdida.
— Podrías calmarte un poco puedo sentir tu corazón y no te gustara lo que estoy pensando — me dijo fastidiado.
— Es que no lo entiendo, los vampiros no existen — le dije con los pelos de punta por el miedo y lo que sus ojos me hacían sentir.
— Entonces Nolan no te dijo nada, mira te explico brevemente los vampiros, brujas y licántropos existen así que metetelo en la cabeza — me contestó con una sonrisa arrogante al ver lo que podía causar en mi.
— No no no no puede ser posible de seguro estoy soñando — me dije presa del pánico, el se acerco a mi y yo retrocedí por puro impulso.
— O lo comprendes a las buenas o a las malas — me dijo irritado por como yo actuaba.
—Te pido por favor que me lo expliques — le dije suplicante con asomo de derramar lágrimas.
—Ahora no puedo, pero te aseguro que todo lo sabras a tu debido tiempo —me dijo con la mirada más fría que alguna vez alguien me dio y asentí por el miedo, el me echó una mirada curiosa y se marchó de la habitación, no lo podía creer, existían de verdad, esto no podría estar pasando, debía proteger a mi familia y amigas pase lo que pase y me dije que mañana seguiría a Miguel y descubriría que tanto escondía, pero aun así no pude sacarme esos ojos color zafiro de la cabeza el cual ya tenía nombre y un acento bastante extraño, debía averiguar qué querían de mí, debía averiguar porque sus ojos me atormentaban en las noches y debía averiguar qué carajos estaba pasando.
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Baje por las escaleras y busqué por todas partes a mis amigas, quería salir de esta maldita fiesta, el alcohol que había dentro de mi ya no estaba, la conversación que tuve con él me dejó sobria y alerta, busque hasta que me encontré con Sandra en el patio fumando y mirando al vacío, me acerqué.
—Podemos irnos por favor no me siento bien — dije en un tono de voz débil que Sandra me miró alarmada.
— Por Dios Mar que te paso, porque estas temblando — me preguntó alarmada e inspeccionando cada parte del cuerpo seguramente buscando una herida o algo que diera explicación a mi actitud.
—Claro vamos, Sam se fue con aquel tipo llamado Austin — me dijo y yo asenti, caminamos dentro de la casa y mire en todas las direcciones a ver si lograba ver otra vez a aquel chico pero no lo pude ver, llegamos al auto y Sandra me abrió la puerta, se subió rápido al carro y arrancó rumbo a mi casa, en el camino iba pensando porque me estaba pasando esto a mi, cerré los ojos y deje que la brisa que entraba por la ventanilla calmara un poco mis nervios.
Llegamos a mi casa y me baje del carro, me despedí de ella con la mano y una sonrisa para que se calmara un poco, me sonrió triste y gesticuló con los labios un perdón, arranco el carro y me metí a la casa, el silencio que me albergó la casa me hizo sospechar que papá debería estar durmiendo y Miguel no estaba, saqué el celular de mi pequeño bolso de mano y mire la hora, eran las doce de la mañana y Miguel no estaba, intenté llamarlo pero como siempre se iba al buzón, suspire y me encamine a las escaleras, entré en mi habitación y me tire a la cama, deje que mis lágrimas por fin salieran y me permití desahogarme aferrada a la almohada, quería con desesperación a mi mamá, que me abrazara y que todo volviera a ser como antes pero no todo en la vida es color de rosas, me deje atrapar por el sueño y soñé con ella, soñé que realmente esto era un sueño, soñe que volvia a sonreir y ser feliz de nuevo.