Mi Cielo... Mi Infierno

Willow:

Me detuve por instante mirando hacia el Fiscal que le entregaba todo a la doctora.

Willow: ¿Cuánto tiempo va ser mi madre aquí?

Bastian: cuando se le pase el efecto de los calmantes.

Mordí mi labio inferior, levanté mi mirada hacia él, levantó una ceja algo confuso por mi mirada de no saber como decirle las cosas, él era un hombre de mucha autoridad y no quería que se sintiera obligado a nada.

Se acercó acortando la distancia.

Bastian: ¿Sucede algo?

Miré alrededor del lugar, levanté los hombros insatisfecha por su pregunta, conocía y he escuchado mucho de este hospital que realmente no todos acuden aquí y menos por lo caro que es, la atención es de primera y ellos primero actúan y luego preguntan, pero cuando la factura llega el total es inaceptable, bueno, por eso solo las personas de mucho dinero lo pueden cubrir.

Willow: Vivo al día. Bueno vivimos al día.

Bastian: No entiendo.

Willow: (susurrando) No tengo mucho dinero ahorrado para cubrir con los gastos.

Me miró fijamente, sonrió asintiendo con la cabeza, ni siquiera tenía en cuenta cuando sería tener a Wellia aquí, menos cuanto sería todo lo que sería la cremación, los medicamentos puestos a mi madre, su estadía, negué con la cabeza bajando la mirada, aparté una de mis lagrimas que salían.

Bastian: Vamos a ver… acompáñame.

El fiscal sintiéndose el dueño y amo del lugar, caminaba como si nadie le podía decir nada, ¿Quién le diría algo a este hombre? Lo miré de reojo, él revisaba unos documentos mientras caminaba sin dirección alguna. Se veía bastante interesante este hombre, muy guapo por así decirlo. Negué con la cabeza, pasé por una de las puertas, miré entreabriendo los ojos, nuestras miradas se cruzaron, la aparté de inmediato, escuché pasos apresurados, sostuve al fiscal de su saco, él me miró deteniéndose.

Bastian: ¿Estas bien?

Darío: Willow.

Tragué saliva, cerré mis ojos deseando no escucharlo. Me detuve mirando hacia Darío.

Darío: ¿Podemos hablar? Por favor.

Bastian: Darío.

Darío: Señor Bastian. Solo son unos segundos.

Apreté con fuerza su saco, esperaba que él lo sintiera, me miró el fiscal sin dudar absolutamente nada.

Bastian: Lo siento Darío, tendrá que esperar, la señorita Willow tiene que firmar unos documentos.

Darío: Lamento mucho lo de Wellia.

Willow: No creo que lo sientas, ve que tu novia te espera.

Él se dio la media vuelta viendo a Keila con los brazos cruzados reposando su cuerpo en el marco.

Darío: Debes escucharme, te lo suplico. Keila y yo…

Levanté mi mirada hacia él, mis lagrimas humedecían mis ojos.

Willow: Espero que seas muy feliz, pero…

Bastian: Darío no es el momento.

Asintió con la cabeza, reposó su mano el fiscal en mi espalda baja dando un ligero empujón de seguir nuestro camino, cerré los ojos caminando con mucha dificultad, pero prefería que así fuera. Agradecí tanto a este hombre que sin conocerme había dado batuta a no dejarme sola en este lugar, además que era sumamente enorme.

Caminamos hacia una recepción donde podía ver a las personas que estaban en espera de información, una enfermera se puso de pie de inmediato sonriendo al Fiscal.

Bastian: Necesito la factura de la occisa Wellia Zanetti.

Enfermera: Con gusto Señor.

Me aparté del fiscal, me sentía muy cansada, demasiada diría no había dormido en toda la noche y mi cuerpo ya lo estaba resintiendo, todo en un solo instante, ni yo misma entendía como es que he podido mantener una poco la fortaleza, pasé mi mirada hacia el pasillo, en otro momento hubiera sido feliz en visitar el lugar de trabajo de Darío, recordar que fueron muy pocas veces que podía llegar hasta su área, donde en la recepción del otro lado siempre era mi límite…

El fiscal se sentó entregándome una hoja.

Lo miré fijamente viendo el total, me puse de pie, él sostuvo mi mano haciendo que me sentara.

Bastian: El seguro de tu hermana cubrirá los gastos, así que no tienes que preocuparte.

Willow: Se lo agradezco.

Bastian: Willow, ¿puedo llamarte por tu nombre?

Asentí con la cabeza, en estos momentos me daba igual si eran formalidades o simplemente de pila, no tenía cabeza para pensar en ello.

Bastian: el comandante Gerard se ha sentido mal por lo ultimo que hizo en referencia con el entrenador de tu hermana.

Willow: Es un idiota.

Bastian: Puede que lo sea, pero estaba haciendo su trabajo. Todos estamos haciendo un trabajo demasiado extenso en estos casos.

Willow: Lo están haciendo muy mal.

Jugaba con la hoja de la factura, no tenía muchas ganas de escuchar al fiscal, solo quería esperar saber donde estaba mi madre.

Bastian: Willow, referente a Francis.

Willow: No importa lo que ustedes piensen, para mi Francis siempre fue uno de los buenos, solo que…

Escuché cuando la puerta del hospital se abrió, el fiscal se puso de inmediato de pie, desvíe la mirada.

Santino: ¿Máximo?

Bastian: Tengo entendido que salió con Mavie. Nahir.

Levanté mi mirada viendo a este hombre que era idéntico al fiscal y con él una hermosa mujer recordando que fue la abogada en el caso de la fiscalía.

Santino: quedé de verlo por el asunto de..

Bastian: Si, lamentablemente, la señorita Willow es hermana del ultimo caso.

Rodé los ojos, tampoco era necesario que se lo dijera a todo mundo, le entregó las carpetas que le había firmado. Me puse de pie apresurándome, se las arrebaté a ese hombre que me miró con ganas de asesinarme.

Willow: ¿Pertenece al hospital?

Bastian: Willow, devuelve esas carpetas.

Willow: Son la autorización de reconocimiento y la entrega de sus cenizas.

Nahir: Querida, somos médicos y le vamos a dar el seguimiento.

Willow: Estas carpetas se quedan en el hospital no en manos de desconocidos.

Bastian: Willow…

Santino: Nos vemos en el laboratorio.

La mujer pasó sin apartar su mirada de mi, los seguía con la mirada, pero no me importaba que fueran médicos o lo que fueran, solo no quería que más tuvieran acceso a Wellia, ya se había dicho que no le harían ni una sola prueba más. Caminé hacia la recepcionista que estaba demasiado atenta a lo que pudiera suceder, me importaba mil demonios juntos si me llegaran a decir algo.

Willow: Le puede hacer llegar estos documentos al director del hospital, la señora Wilma Zanetti.

La enfermera miró hacia el fiscal que le asintió con la cabeza, ella empezó a teclear en su computador, levantó su mirada sonriendo.

Enfermera: ala 4 sección 9.

Rodé los ojos, esta chica pensará que conozco todo este hospital, ni sé por donde regresar ni por donde salir.

Enfermera: sigue derecho está marcado el pasillo, camina hacia la sección nueve y toma el ascensor, oprime el ala 4 y la habitación es la 10.

Asentí con la cabeza, sostuve las carpetas, entregándoselas en sus manos.

Enfermera: No se preocupe se las hago llegar al director.

Willow: Se lo agradezco.

Le di unas palmaditas al mostrador mirando hacia el Juez que estaba reposando su cuerpo en el mostrador, tenía su móvil, escribiendo quien sabe con quien.

Willow: Gracias por todo.

Bastian: Las cenizas de tu hermana estarán hasta después de 5 hrs.

Willow: Amm, sé que parecerá algo abusivo, pero hay mensualidades para cubrir gastos, me refiero a los de mi madre.

Bastian: No te preocupes por ello, el director sabrá entender, tengo entendido que si maneja plazos.

Sonreí aliviada de este gasto que no contaba con el. Levanté mi mano hacia el Juez, él sonrió se dio la media vuelta mirando a la enfermera, tenía que apresurarme para llegar con mi madre, levanté la mirada, volviendo a mirar hacia donde estaba el Juez, entreabrí mis labios al ver que le enfermera y el se sonreían un poco entregando mis carpetas. Me detuve quedando completamente quieta.

Di dos pasos hacia atrás, negué con la cabeza mordiendo mi dedo índice.

Willow: ¿Será que él es el director de este lugar?

Levanté los hombros, hasta risa me daba pensar que un Juez Fiscal tuviera injerencia en este hospital, él es de leyes, no tenía nada que se pudiera parecer, además que más daba, ellos tenían que seguir los protocolos en todo momento y cumplir con los deseos de las cosas que pudiera pedir el paciente.

Miré hacia el ascensor, oprimí el botón cuando las puertas se abrieron, entré escuchando que la otras puertas del ascensor se habían abierto, pero las mías se iban cerrando, marqué el ala 4 ese era el de mi madre. Lo miré fijamente viendo como los numeritos iban avanzando.

Ahora las cosas iban a cambiar de una u otra manera, tendría que empezar a investigar sobre lo sucedido con Wellia, no podía quedarme de brazos cruzados, el tal comandante ese tendría que darme un informe a lo sucedido, Francis, él… claro él pasaba mucho tiempo con Wellia y algo tenía que ver o saber. Necesitaba ir a su departamento para verlo, no me importaba si tenía que derrumbar la puerta pero me escucharía más que por mi, tenía que hacerlo por Wellia.

Las puertas del ascensor se abrieron, caminé buscando la habitación 10… abrí la puerta viendo a Darío en el lugar junto con otro doctor.

Me quedé completamente helada al verlo, miré hacia el otro doctor.

Darío: Estaré en atención a tu madre.

Willow: Eres forense.

Darío: Si, también médico, tu madre tuvo unas crisis y hay que ver y estabilizarse.

Rodé los ojos cerrando la puerta, no me podía ir peor con este hombre aquí, el doctor estaba demasiado tenso, más bien el lugar estaba todo tenso.

Darío: si no te parece, entonces puedes hablar con la esposa del director que fue quien me designó a tu madre como paciente.

Willow: La señora Renata.

Los dos se miraron entre si, pero Darío negó con la cabeza, me aparté caminando hacia el sillón, esperaría a que ellos terminaran.

Darío: La esposa del director se llama Mavie Gasser, doctora Cirujana con especialidad Neural, mejor conocida como Neuróloga.

Desvié mi mirada, espera que se apresurara. El otro doctor me miró fijamente, terminó de escribir lo que tenía que poner de mi madre, dejó la ficha clínica sobre la mesita.

Doctor: doctor, señorita.

Esperaba a que Darío también se fuera, se quitó los guantes arrojando hacia el cesto de basura, caminó hacia mi, negué con la cabeza mordiendo mi labio inferior. Se sentó en el sillón de enfrente, mi corazón empezaba acelerarse. Mis ojos se iban humedeciendo… cerré mis ojos dejando caer mis lagrimas. ¿Por qué hacía esto? ¿Por qué ahora?

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Bastian

Darío