Paso lo que nunca se imaginó, atacaron la mansión Lombardi por culpa de Francesco.
La batalla de poder entre mafias volvió a pasar, donde Alessia se vio luchando con su esposo Derek, pero durante esa batalla su rey fue tiroteado...
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Capitulo 18
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Observo a Francesco analizando cada una de sus palabras sabiendo cuál era su intención.
Negociar...
-¿Entonces que me dices rusa? ¿Quieres que tú y yo negociemos juntos? - insiste al ver que no le respondo.
La verdad que esto no era nuevo para mí, Francesco hacia esto más a menudo de lo que parecía como Derek que siempre quería algo a cambio.
Se alza más hacía a mi pegando su cuerpo contra el mío viendo sus intenciones por eso le empujo alejándome de él.
-Me conozco esos jueguecitos tuyos Francesco, sabes que no pienso negociar contigo porque pedirás algo a cambio – se da la vuelta para poder mirarme abriendo su boca por eso añado. - Y por lo que yo sé el que esta jodido eres tú no yo por lo tanto el que tiene más que perder eres tú al estar aquí encerrado – me mira endureciendo su mandíbula, conmigo no lo tendría tan fácil. - Si no quieres quedarte sin tu mansión y cada cosa de valor que tengas allí ya puedes decirme de una vez como entrar sin ser vista – su mirada me fulmina. - No esperes a que Derek te saque de este sitio - señalo a mi alrededor. - Él tiene sus planes – le recuerdo.
Da un gran paso hacia a mi enfrentándome.
-¿Acaso te olvidaste con quien estás hablando? Sigo siendo el rey así que no te pases rusita – su furia había vuelto en cuestión de minutos.
-¿El rey? - suelto una risa irónica. - Vamos Francesco no me hagas reír – esta vez sí que me río de verdad. - Para tus enemigos te veras como un rey, pero me temo que para los que sabemos cómo estas tenemos otro pensamiento sobre eso – de repente me pongo seria borrando la sonrisa de mi cara para mostrarle esa mirada fría. - Estoy hablando con mi suegro desgraciadamente y la que tengo que recordarte con quien estás hablando soy yo, porque ni creas que sigo siendo la misma Alessia del pasado a cuál pegaste esa paliza – le advierto.
-¿Sí? Entonces tendré que hacerte recordar de nuevo metiéndote otra paliza para que respetes tu forma de hablarme – la Alessia del pasado le hubiera afectado sus palabras y correría a esconderse detrás de Derek, pero la Alessia de ahora era todo lo contrario.
Se lo demuestro cuando doy un paso hacía él terminando con la distancia retándolo mientras mi mirada lo fulmina.
-Atrévete a ponerme una mano encima y será poco lo que le hice a tu exsocio con lo que hare contigo - ¡BUM!
Parece que eso hace saltar toda la ira en él cuando levanta su mano para cumplir con su palabra, pero yo soy más rápida que él sacando mi arma detrás de mi espalda apuntándolo directamente a la cabeza.
-Un milímetro más y una bala atravesara tu cabeza en menos de dos segundos – le digo mortal.
-No vas a apretar el gatillo – dice seguro de sus palabras.
-¿Eso crees? ¿Quieres comprobar como si lo aprieto? - alzo mi ceja cuando da un pequeño paso hacia atrás y yo le sigo apuntando a la cabeza. - Claro que puedo apretar el gatillo porque en realidad no eres nadie Derek seguiría con tus negocios sin ningún problema ni si quiera te echaría de menos mientras que tú te estarías pudriendo en el mismo infierno – alzo aún más mi ceja. - Ahora mismo puedo inventarme un enfrentamiento con los que están invadiendo tu mansión y decir que ellos fueron los que te mataron, nadie dirá nada porque no les importas – todo su cuerpo se tensa y endurece aún más su mandíbula.
Y es que a Francesco no le gustaba perder...
-Eres una perra hija de puta... - gruñe.
Entonces una gran sonrisa malvada aparece en mis labios.
-No sabes cuanto disfruto siéndolo suegrito – sonrió aún más disfrutando de este momento como nunca.
Porque podría decir que tenía a Francesco bajo mis pies.
-Alégrate tu hijo me convirtió en esto - añado.
Niega con su cabeza bajando su tono conmigo cuando me dice:
-Si quieres que te diga el acceso tienes que darme algo a cambio, sabes que los negocios son así y tiene que ser algo que me interese – bajo mi arma, pero no me la guardo.
-Me conozco tus negocios pero suéltalo te escucho – intento no poner mis ojos en blanco.
-Ya sabes lo que quiero – me sonríe.
Alzo mi ceja mirándolo fijamente.
Entonces en menos de un segundo lo tengo encima cuando se me lanza posando ambas manos en mi rostro chocando su boca con la mía, mi reacción es automática cuando hago un gran esfuerzo para apartarlo ya que hace fuerza y consigo separarlo de mi soltándole una bofetada fuerte.
-¡NO VUELVAS A HACER ESO EN TU VIDA! - le rujo pasándome la manga de mi camiseta por mis labios con asco mientras sujetaba el arma.
Francesco comienza a reírse malévolamente teniendo su mano en su mejilla afectada.
-Si hubiera sabido que esos labios saben tan bien me hubiera lanzado antes... - murmura. - No me quiero imaginar cuando lo haga mientras te esté follando – se pone recto mostrándome esa sonrisa que ya conocía.
-No... eso no pasara no me pienso acostar contigo por nada del mundo antes prefiero estar muerta – le suelto con asco.
-¿Por qué no? Soy muy bueno en la cama... - me suelta con diversión.
-Te lo estoy diciendo muy enserio Francesco, me dices como entrar a tu puta mansión o no saldrás de aquí jamás – le digo ya molesta.
-Está bien – asiente con su cabeza despacio. - Pero aun así me la guardare porque esto son negocios y cuando menos te lo esperes tendrás que hacer lo que te diga...
Suelto un suspiro caminando hasta la piedra sentándome de nuevo sabiendo que aún quedaba una conversación larga.
-Lo que sea menos sexo...
[...]
Después de otro pequeño rato en el que estuve encerrada en el calabozo con Francesco volví a la mansión con cada dato de como entrar en la casa teniendo hasta un pequeño dibujo de lo que sería un mapa.
Me detengo en los establos viendo a los chicos como habían vuelto con algunos de los caballos y estaban intentando tranquilizarlos.
Algunos tenían heridas, pero parecía que ninguno había muerto, un gran alivio para mi sobre todo cuando veo a Campera y Diabla juntos sin un solo rasguño.
Bianca estaba con Damián estaba segura de que Derek se las había buscado para que pudieran estar juntos y era lo mejor aquí hubiera estado en peligro.
Me dirijo por la parte de atrás de la mansión donde estaba la piscina que ahora no había nada flotando.
Entro por la cocina cogiendo uno de los vasos para tomarme un poco de agua cuando entonces...
-¡MAMIIIII! - automáticamente me quedo congelada cuando la voz de Damián se hace presente. - ¡MAMIIIII! - por un momento dudo que la estuviera escuchando de verdad, pero mi cuerpo reacciona dejando el vaso para después salir disparada de la cocina mirando a todos lados en busca de Damián.
¿Cómo es posible?
-Llámala más fuerte que no te escucha – escucho.
-¡MAAAMIIIIII! - mi mirada se detiene en lo alto de las escaleras viéndole con Alex.
Steisy, Abdel, Blade estaban en la puerta principal con sus armas en mano rígidos como un palo.
-Dios mío... - mis palabras salen solas sin creérmelo.
-¡Mamiiii! - Alex le baja cuando se remueve dejando que bajara los pocos escalones cuando me agacho poniéndome a su altura sintiendo a los pocos segundos como sus pequeños brazos me rodean.
Cierro mis ojos por unos pequeños segundos disfrutando de la sensación de su abrazo.
-¿Qué haces aquí? - le pregunto cuando le separo de mi observándolo para luego mirar a Alex.
-Jefa – habla Abdel. - Si cree que le van a hacer daño solo dilo – no se al principio a quien se refiere hasta que Alex suelta una carcajada.
-¿Se puede saber qué hace mi hijo aquí? - le pregunto a Alex cargando a Damián.
-Antes de que... - intenta explicarme bajando las escaleras para acercarse, pero me adelanto.
-¡Estamos en mitad de una guerra! - alzo un poco mi voz.
-Lo sé, pero no pasara nada – habla rápido. - Tuve que traérmelo porque no paraba de preguntar por vosotros, hasta a pegado a un niño del campamento para llamar la atención - me explica. - Y no paraba de gritar que quería ver a sus padres juntos – suelto una respiración intentando controlarme. - Si lo traje es porque ahora estamos seguros y porque sabía que también necesitabas abrazarlo – nos señala cuando Damián se abraza a mi como si no hubiera un mañana. - Él te dará las fuerzas que yo no puedo darte - Damián cargaba con su peluche de siempre que lo alza mostrándomelo. - Perdóname... - me suplica Alex.
-No quiero que vea a su padre en ese estado... - le confieso.
-Si no lo ve no dejara de portarse mal, es como su padre – me sonríe.
-Mami... - giro mi rostro observando a mi bebe. - Hay unos malos – frunzo mi ceño. - Tío Alex tiene mi pistola yo te protegeré – me abraza de nuevo y yo no puedo evitar derretirme.
-¿Tienes hambre? - cambio rápido de tema.
-¡SI! - grita alzando ambos brazos con su peluche.
Con eso pase parte de mi tiempo con mi bebe repartiendo muchos besos por su carita, le había extrañado tanto que tenerlo de nuevo conmigo me sentía completa y aunque sonara un poco mal el me quitaba un poco el dolor que sentía por el estado de Derek.
Damián no paraba de hablar contándome cosas que había hecho en el campamento aunque a veces tenia que ayudarle a pronunciar algunas cosas y él me contaba las nuevas palabras que había aprendido.
-Mamiii se dice leche – juega con su peluche mientras. - Y sale de las ¡Muuuuu! - sin poder evitarlo me rio dejándole otro beso en su mejilla.
-Claro que si hijo – acaricio su pelo. - ¿Quieres ver a tu papa? - sabía que este momento llegaría tarde o temprano.
Mi bebe me mira asintiendo con su cabeza con una gran sonrisa, me levanto cargándolo llevándolo a la clínica.
Me detengo cuando llegamos a la puerta abriéndola unos segundos después viendo que no había nadie en la clínica.
Cierro la puerta despacio cuando Damián vuelve a hablar mirando en la dirección en la que estaba su padre.
-¿Papii?
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Alessia
Derek
