Cuando el amor se presenta, debes aceptarlo, pues llega una vez y para siempre... Adaluz, quien cree encontrar el amor, en alguien en quien creía y confiaba, pero al verse traicionada y expuesta ante una sociedad que la juzga, es donde su amor verdadero, le hace conocer eso, EL AMOR, entre alegrías, tristezas y obstáculos:
¿Triunfará el amor?
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COMIENZA MI HISTORIA
Llegué de mi trabajo, no aquel que quise tener alguna vez, pero en lo que ganaba para mis propios gastos, ayudar en casa y ahorrar para mi futuro proyecto en compañía de Erick, mi novio. Una chica de 25 años que aún no ejercía lo que estudió y lo que le gustaba, pero creía firmemente en que un día lo haría, y por eso trabajaba.
Estando acostada en mi cama, mirando hacia el techo, perdida en mis pensamientos, escucho tocar la puerta...
PAPÁ: Liz Hija, comerás algo? Voy a salir, te dejé algo sobre la mesa, no dejes que se enfríe mucho
ADA: (Liz, mi apodo favorito, aunque todos me llaman Ada, los más cercanos, y algunos otros por mi nombre completo, Adalíz solo papá me llama Liz, supongo que por eso me gusta tanto)
-Gracias papá, ahora voy, que te vaya bien, no vuelvas tarde, respondí, mientras en respuesta recibía un beso que me lanzaba desde la puerta.
Me quedé un poco más ahí acostada, trabajo en una Óptica, la mayoría del tiempo estoy dando asesorías, organizando y saliendo a otros lugares cercanos de donde vivo, para hacer brigadas, hoy tuvimos una de ellas y estuvimos de aquí para allá, mi cama se me hace tan cómoda.
Me levanté, cené y me organicé para dormir, solo quería eso, dormir, aunque era algo temprano, miré mi celular, tenía algunos mensajes de Erick y en grupos, pero solo vi la hora y me quedé dormida, 8 de la noche, un sábado...
Sonó mi alarma, casi siempre olvido apagarla...
- Es domingo, ¿cómo olvidas apagarla? Me regañaba a mi misma mientras hacía pataleta sobre la cama. Tuve un buen descanso, no desperté sino hasta ahora que sonó la alarma, ni siquiera me di cuenta cuando regresó papá, eran las 6:40.
Me levanté, lavé cara y dientes y salí a hacer algo para desayunar, papá ya estaba despierto, pero escuchaba la tele y no le interrumpí sino hasta cuando estuvo listo el desayuno...
Él y yo nos consentimos mutuamente, solo somos los dos en casa, nos tenemos el uno al otro.
ADA: Papi, papi! ¡Grité mientras saltaba, ya está listo, vamos a desayunar!
PAPÁ: Liz, ni siquiera te sentí, que rico huele, me dijo mientras se dirigía a mí y besaba en la mejilla
Desayunamos mientras hablábamos, él contándome sobre lo suyo, mientras yo le hablaba sobre las brigadas...
PAPÁ: Siempre vas a acompañarme hoy a la parcela... ¿?
Papá ha dedicado su vida a eso, es lo que siempre le ha gustado y lo hace de maravilla, toma contratos de parcelas alrededor de la ciudad y las administra, las cuida, las transforma, las pone a producir, algunas las entrega cuando ya termina y ya no vuelve, pero a la mayoría siempre se las dejan para que siga trabajando en ellas.
Habíamos mencionado unos días antes el ir a mirar algunos trabajos de los que estaba haciendo en una de las parcelas, el día domingo, pero no concertamos nada y yo ya tenía planes con Erick.
ADA: Lo siento pá, ya tengo planes con Erick y otros amigos
Papá solo hizo una cara y se despidió de mi, mientras yo fui a alistarme...
En realidad solo saldría con Erick, papá lo conocía, hijo de uno de los dueños de una de las parcelas que él cuidó, allí nos conocimos, hace demasiados años, pero hace casi 1 año, 7 meses para ser exactos, Erick y yo, nos hicimos novios (por llamarlo así) nadie lo sabía, era mi primer novio y temía contarlo.
Para esto de las 9, ya estaba lista, casi siempre al natural, mi cabello suelto, tengo el cabello largo, negro, una bonita silueta, con proporciones equilibradas, nada exagerado, lo heredé de mi madre, tenía un cuerpo espectacular, ella murió en un accidente cuando tenía 15 años, no puedo evitar mirarla en mí cada vez que me miro al espejo, algo que amo pero a la vez me pone triste...
- Terminé de vestirme, cuando sonó mi celular, era Erick…
ERICK: Estoy llegando, sal... Fue lo que dijo y colgó.
- Salí y lo vi llegar en su moto. Sin bajarse de ella me dijo: Súbete mi hermosa, nos vamos...
En 15 minutos ya estábamos en una Casa Campo, estaba lleno el lugar, brindaba una hermosa vista, había río, piscina y lugares de juegos para todas las edades.