OH! MÍ GENERAL

Lale decidió llevar al príncipe a su habitación sin que nadie se diera cuenta, aunque le costó muchísimo ya que ese hombre si que era musculoso y demasiado pesado. Al llegar lo recostó y decidió dejar una nota.

"Al parecer también ha sufrido mucho, no lo voy a juzgar más por su comportamiento inmaduro y caprichoso, a cambio le pediré que intente ser mejor persona, no lo haga por usted sino por su padre y este imperio. Le aseguro que cuando sea nombrado Emperador no me cruzaré en su camino y no tendrá que preocuparse por mi presencia. Por cierto, duerma tranquilo ya que entre usted y yo no paso nada." Adiós.

Al terminar de escribir, Lale salió de la misma forma en como había entrado y se retiró a hablar con el Emperador, aunque ya era tarde quiso hacer algo que no podía esperar.

Al estar ya reunidos. —¿Qué es eso tan importante que no pudo esperar hasta el amanecer general?.— Dijo el emperador un poco molesto por lo tarde que era.

—Su majestad, antes que nada me disculpo por molestarlo a altas horas de la noche, pero quiero que me permita salir a entrenar con una cuarta parte del ejército fuera de la capital, esto ayudará a que los hombres que he elegido se conviertan en los mejores guerreros de todo el continente, solo que para su entrenamiento necesito un escenario diferente y mucho más amplio al que estamos acostumbrados. Si usted da su permiso, partiremos a primera hora de mañana.— Hablo Lale, sin tener esperanza alguna de que el Emperador aceptará, pues todo lo que estaba haciendo era algo improvisado por todo lo que había sucedido anteriormente. Ella no quería ocasionar problemas más grandes y al menos ayudaría a que todo estuviera tranquilo hasta que el príncipe se fuera a su campaña.

—Me parece una excelente idea general, solo tengan mucho cuidado y deje a cargo al resto de sus capitanes para que estén al pendiente de la seguridad de la capital y todo el imperio. Alguno de mis secretarios se hará cargo de darle lo que necesite y espero que todo salga como lo planea, ahora sí ya no tiene nada más que decir, retirense que quiero descansar.

Lale se puso de pie e hizo una reverencia. —Con su permiso su majestad, y de nuevo disculpe que lo haya molestado.

Lale salió del despacho del emperador un poco desconcertada por lo fácil que él acepto su solicitud.

—Ya pueden salir de ahí— dijo el emperador. Y de una puerta secreta salieron esos cuatro hombres que se habían llevado a Lale para que se encontrará con el príncipe. Ellos al despertar y ver qué su alteza no estaba, se asustaron tanto que a pesar de sus vidas correr peligro, decidieron ir con el Emperador y solicitar una audiencia para contarle lo que había sucedido. Aunque nadie imagino que la general llevaría al príncipe sano y salvo a su habitación y que ésta idearía un plan para alejarse y así los problemas no se hicieran más grandes.

—Dejaré pasar este asunto, pero si la general decide tomar acciones, dejaré que los mate, los despedace o haga lo que quiera con ustedes. Por lo que han hecho merecen un castigo ejemplar, por el momento solo recibirán veinte latigazos cada quien. Ya el príncipe será reprendido por esto también. ¡Guardias!— grito el emperador. —Llevensé a estos hombres y castiguenlos con veinte latigazos por intentar abusar de una mujer, además queda prohibido que vuelvan a entrar al palacio.

Muy decepcionado, el Emperador se retiro a sus aposentos, ya estaba cansado de ver el comportamiento de su hijo y no sabía que más hacer.

Al llegar el amanecer, el emperador se dirigió a la habitación del príncipe a hablar muy seriamente con él, pero al entrar se encontró con algo que lo sorprendió más de lo que algún día se hubiese imaginado. El príncipe se encontraba terminando de empacar sus cosas.

Cuando el príncipe se percató de la presencia del emperador, se inclino haciendo una reverencia. —Su majestad, apresuré mi partida del palacio y estoy a punto de salir, lamento mucho haberle causado tantas molestias y le prometo que a partir de ahora no tendrá queja alguna de mi parte. Sé que he sido una persona maleducada, inmadura y muy caprichosa, siendo mí responsabilidad el dar la cara por la familia real como futuro monarca le he fallado, asi que por favor permítame redimir mis ofensas. Solo antes de irme me gustaría despedirme de la general y pedirle disculpas.— Declaro el príncipe aun inclinando la cabeza.

—Escuché tus palabras, pero solo son eso y quizas con el tiempo se las lleve el viento, no creeré nada de esto hasta que vea hechos. Con respecto a hablar con la general, no se podrá. Ella salió al aparecer el sol, entrenará a parte del ejército fuera de la capital y no regresará por un tiempo.— Dijo el emperador, aunque no lo demostró, estaba muy feliz de que su hijo por fin quisiera mejorar.

El emperador se retiro y dejo que el príncipe termita con lo que estaba haciendo. Al ya estar solo el príncipe hablo sólo. —Ahora tendré que agradecerte por cambiar mi vida con solo unas palabras, se supone que debería odiarte, pero porque siento que dentro de mí algo sé despertó, ¿tú serás esa mujer que la santa mencionó?.— Dijo el príncipe ya con la cara muy sonrojada.

☆FLASHBACK☆

—Su alteza, un día llegará a su vida la única persona que podrá hacerlo feliz y escribirá algo para usted en un idioma diferente, es claro que usted no podrá leerlo. Para eso le tengo la traducción de lo que dirá ese escrito.— Dijo la santa al príncipe, entregando un papel con algo escrito.

*Si quieres cambiar tu vida, lo primero que tienes que hacer es cambiarte a ti mismo.*

*Если вы хотите изменить свою жизнь, первое, что вам нужно сделать, это изменить себя.*

—La persona que le escriba esto, será la destinada para usted y si realmente la quiere la tratará bien, pero si hace lo contrario ella se alejará de usted y su oportunidad de ser feliz se esfumara para siempre.— Recalcó la santa en aquel momento.

☆FIN DEL FLASHBACK☆

El príncipe dedujo que aquella mujer era a quien se refería la santa, pues en la nota que le había dejado la noche anterior, incluyo lo siguiente:

Если вы хотите изменить свою жизнь, первое, что вам нужно сделать, это изменить себя.