Por Culpa De Mi Rebeldia

Los días siguientes los pase evitando a Sebastián y disfrutando del cariño de mi abuela, de verdad que esa mujer es mágica y me hacía sentir muy bien, en ocasiones nos sentábamos en el patio a tomar té helado o la ayudaba en la cocina con sus quehaceres.

A pesar de ser el ama de llaves no había quien la sacara de la cocina, al parecer esa era su pasión.

También intentaba en lo posible no encontrarme con mi padre, por lo visto la relación entre mi abuela y él no era la mejor, creo que no se la llevaba bien con nadie y yo no quería causar más discordia de la que ya había causado.

El día antes de la boda me llamó la barbie para invitarme a su despedida de soltera, intenté de todas las formas posibles de evadir esa salida pero no hubo forma ni manera.

A eso de las nueve de la noche me pasó buscando una limosina y al entrar en ella estaban varias invitadas a la dichosa despedida, todas me saludaron y al verlas me pareció que eran clones de la novia, solo una me pareció distinta, pero si estaba en ese grupito era por algo.

Esa chica era un poco más alta que yo y estaba un poco rellenita, se notaba la diferencia al ver a todas estas chicas casi esqueléticas y no se veía operada, a la vez que se encontraba al otro extremo de la limosina se notaba que no era su ambiente.

Llegamos a un club y bajamos de la limosina, cuando entramos veo que la chica se me acerca y me dice que tenga cuidado con los tragos, yo acepto y me pongo alerta.

Veo que piden un montón de cocteles y yo me levanto al baño un momento, le digo que estoy en mis días y debo revisarme, pero en vez de eso voy a la barra y pido una Cuba Libre, me quedo un rato dando una vuelta y me acerco a la mesa con mi bebida.

-¿De dónde sacaste eso? – me pregunta la barbie

-Me lo regalo un chico que conocí mientras iba al baño – le contesté

-Ahí está tu coctel – me dice y veo unas miradas algo extrañas

Sonrío y le digo salud, veo que traen otra ronda de tragos y esta vez hago como que estoy viendo el espectáculo, noto un movimiento extraño con los tragos pero me hago como que no he visto nada, se supone que estoy embobada viendo a un moreno musculoso que mueve sus nalgas de manera sexi en la tarima.

El chico se baja y comienza a bailarle a la novia, en ese momento yo cambio los tragos con la chica que tengo al lado, en otra ronda hago como que se me cae el trago encima y debo ir al baño, en otra ocasión lo boto en una esquina y así vamos pasando la noche.

Cuando me doy cuenta algunas están ebrias, la chica que tenia al lado está como loca intentando seducir a los desnudistas, ya veo lo que querían lograr conmigo, esta mujer es una arpía.

Algunas de sus amigas dicen para irse y yo acepto diciendo que me siento muy mareada, puedo ver la risita de la chica que no cuadraba en el grupo porque sabe que era mentira.

Nos vamos y llego a  casa como a eso de las 3 de la mañana, entro y me quito los zapatos para no hacer ruido, entro a la cocina para no hacer ruido y me sorprendo a ver a mi padre allí sentado.

-La señorita entonces se está codeando con las personas de alta alcurnia como si fuera una más, no se da cuenta que está fuera de lugar en ese ambiente – me dice tratando de humillarme

-Si no crecí y no soy parte  de ese ambiente es porque mi padre decidió huir en vez de enfrentarse a su progenitor y quedarse en el puesto que era suyo – le dije mientras tomaba mi agua

-Mira muchachita no tienes idea de los que pasamos tu madre y yo, por lo que no te permito que digas esas cosas – me contestó con  cara de pocos amigos

-La tuviera si me lo dijeras –le respondí tranquilamente, definitivamente los pocos tragos que me tome me dieron la valentía para enfrentarlo.

Aunque no sé si era eso o simplemente no estaba mi madre para evitar que le respondiera como se merecía.

De pronto vi como se acercó a mí y me colocó contra la pared tomando me por los brazos fuertemente, su agarre me dolía y nos veíamos como retándonos.

-Este no es tu lugar espero que te vayas pronto no quiero volver a ver tu maldita cara más nunca, solo verte me trae dolor y vergüenza – me dijo con esa ira contenida que llega un momento en el que se desborda y ese era el momento

-Tampoco tuyo, te recuerdo que a mí me invitó el dueño de la casa y ese no eres tu – le dije casi en un grito

Me soltó de un lado y vi casi que en cámara lenta como levantaba su mano para darme una cachetada, yo cerré los ojos esperando el golpe que no llegó, al darme cuenta los abrí y allí estaba Sebastián agarrándole la mano.

-Suéltala inmediatamente, no tienes derecho a golpear ni a correr a mis invitados, ella tiene razón y si tienes algún problema con las personas que invito a mi casa puedes irte cuando quieras – le dijo con una seriedad que nunca había visto en él

Mi padre me soltó y Sebastián me hizo una seña para que me fuera, yo fui hasta la puerta agarre mis zapatos y me encerré en mi habitación, aunque quería llorar las lagrimas no salían, sentía en el pecho rabia y decepción, como mi padre podía tratarme de esa manera.

Fui me di una ducha y me acosté, esta vez me tocó dormir sola ya que Peter no había regresado y ese era el comienzo de una lista de acontecimientos desagradables que estaban por suceder.