Betsabet Kohler es teniente del ejército de Alemania y ha destacado por su papel en la reacción rápida contra el narcotráfico. Considerada la mejor teniente de su unidad, pasó tres años en Estados Unidos desmantelando grupos dedicados al narcotráfico. Al regresar a su país, su coronel le asigna una misión como infiltrada en la organización liderada por Salvatore Müller. Su tarea consiste en integrarse en su vida y en su hogar para ganarse su confianza y enamorarlo, con el objetivo de obtener pruebas que permitan llevarlo ante la justicia y desmantelar la organización. Sin embargo, lo que comienza como una operación se convierte en un juego peligroso en el que se entrelazan el deseo, la traición, el odio, la demencia y el amor.
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Capítulo 14 volviendo a casa 2/2
Betsabet kohler
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-Al tocar la puerta, esta se abre casi de inmediato. Ella me abraza y me invita a pasar. Empiezo a observar a mi alrededor; la casa sigue igual, nada ha cambiado. Dejo un bolso a un lado y ella me dice-Bienvenida, he preparado un jugo de fresa con leche, tu favorito.
-Sonrío y le respondo-¿Aún lo recuerdas?
-me responde-Por supuesto,Siempre le pedías a mi madre que te lo preparara. Espero que te guste.
-Ella se dirige a la cocina y, tras un momento, vuelve con el jugo y un plato con una torta de vainilla. Nos sentamos y comienzo a probarla. Está deliciosa, así que le pregunto- ¿La torta la hiciste tú?
-responde-Claro que sí. Hice un curso de repostería, Me encantan los dulces y tengo un sueño: abrir mi propia pastelería.
-Sonrío y le digo-Sería un gran éxito, tienes mucho talento. Yo te apoyaré.
-Se le iluminan los ojos, me aprieta la mano y sonríe. Yo correspondo a su gesto. Comenzamos a hablar sobre nuestras vidas y a recordar momentos felices junto a nuestros padres. Me siento tan feliz de poder conversar con mi hermana, de saber que ella me quiere y que ahora estamos unidas. Cuando esta misión termine, me quedaré a su lado y juntas abriremos una pastelería; seremos felices.Ella me dice-Debo contarte algo.
Claro, dime -le respondo.-
-explica-Hace unos dias, al salir del supermercado, estaba esperando un taxi porque mi carro estaba en el taller. Entonces, dos hombres intentaron robarme, pero de repente, un hombre apareció y me defendió, evitando que me hicieran daño. Al mirarlo, me sorprendí; era extremadamente guapo, parecía sacado de una revista, aunque se notaba que es el tipo de hombre que te manda al psiquiatra.
-Preocupada, le pregunto- ¿Te hicieron daño esos hombres?
-Responde- No, para nada. Como te dije, él llegó justo a tiempo y evitó que me hicieran daño. Se ofreció a llevarme a casa, pero obviamente me negué, era un desconocido. Entonces me pidió mi número de teléfono como agradecimiento por haberme salvado y se lo di. Hemos estado hablando, pero se nota que es un mujeriego. Me ha invitado a salir, pero aún no le he respondido, ya que no quiero dolores de cabeza en el futuro.
-Le sugiero- Si sientes que no vale la pena, lo mejor es que no hables más con él.
-Ella queda pensativa y responde-Tienes razón, es mejor no volver a hablarle. Los psicólogos son muy caros.
-Ambas sonreímos mientras la veo bloquear el número. Luego subimos hacia la segunda planta, donde me dirijo a mi habitación.Al entrar, observo mi cama y allí, aún se encuentra mi peluche de oso negro con su lazo. Lo tomo y lo abrazo. Este oso me lo regaló mi padre cuando cumplí cinco años. ¡Cuánto te he extrañado, querido oso! Los recuerdos me invaden y no puedo evitar que una lágrima se deslice por mi rostro. Continúo observando; todo está en su lugar. Dejo mi bolso a un lado cuando Gisel se acerca y dice- Debo entregar algunos pedidos, no me tardaré.
-Me giro hacia ella y le digo- Si quieres, puedo acompañarte.
-Ella sonríe y asiente. Camino junto a ella hacia la cocina, donde veo varias mesas con cajas que contienen pudines y otros postres. Los analizo; están bien decorados y se ven deliciosos. Se nota que le apasiona la pastelería, así que le pregunto- ¿Has pensado en estudiar?
-Ella responde-Sí, estudiaré gastronomía. Ya me inscribí y estoy esperando que comiencen las clases.
-La observo sonreír; ya no veo esa amargura que antes la caracterizaba ni el rencor en sus ojos, y eso me hace feliz. Le digo-¡Felicidades! ¿Qué te parece si esta noche yo invito la cena para celebrar?
-Ella responde- Perfecto, yo invito el tragó.
-La miro sorprendida y dice- Solo será uno, para la celebración.
-La ayudo a acomodar las cajas con cuidado en su carro. Minutos después, comenzamos a realizar las entregas. Muchas personas me observan, tratando de recordarme. Gisel, emocionada, dice que yo soy Betsabé, su hermana mayor, y las personas quedan sorprendidas. Ignoro sus miradas. Después de completar las entregas, pasamos por un restaurante a almorzar.
Los días pasan rápidamente y, al quinto día, siento que debo volver. Aún faltan dos días para que regrese Salvatore, pero es mejor regresar antes y planear una buena excusa en caso de que pregunte dónde he estado, aunque no debería darle explicaciones; él solo es mi jefe.
Guardo mis cosas en mi bolso y también llevo conmigo al señor oso. Me despido de mi hermana y subo a mi moto. Luego de una hora de manejo, llego al portón de la casa, que se abre para mí. Continúo hasta la entrada y guardo mi moto en el garaje. Al bajar, camino hacia la puerta de entrada y escucho que me dice- Buenas noches, señorita Chloe, qué bueno que ha regresado. Debería comunicarse con el señor Salvatore.
-Al voltear, veo al chofer y le digo-Hola, eso haré.
-Entro a la casa, subo rápidamente a mi habitación, coloco mi oso en la cama, saco los dos teléfonos y enciendo el que me dio Salvatore, mientras guardo el otro. Cuando se enciende, veo varias llamadas perdidas y marco su número para llamarlo, pero me arrepiento y dejo mi teléfono sobre la cama. Miro por el balcón; hay una hermosa luna llena. La vista de la piscina me da ganas de bañarme, así que me quito la ropa y me pongo el traje de baño. Comienzo a bajar las escaleras hasta llegar a la piscina. Al tocar el agua, me sorprende su temperatura; me lanzo y empiezo a nadar. Al mirar a mi alrededor, no veo a nadie ni a cámaras, así que decido quitarme el traje de baño y dejarlo en el muro. Empiezo a nadar en la profundidad de la piscina, pero al girarme, me doy cuenta de que alguien está en la superficie. No puede ser. Salgo a la superficie y el aire vuelve a mis pulmones. Mis ojos se conectan con la mirada de Salvatore, quien me observa con seriedad. Se agacha, toma mi nuca con su mano me aprieta, analizándome. Sus ojos transmiten molestia; su expresión es seria, y se nota que está enfadado. Mira hacia abajo y luego regresa a mirarme, tirándome hacia él, donde me besa con fuerza durante unos segundos. Luego se aleja y me dice-Lo que hiciste estuvo mal y tendrá consecuencias.