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MI QUERIDO SECRETARIO

MI QUERIDO SECRETARIO

Status: Terminada
Genre:Yaoi / CEO / Casada con el millonario / Jefe en problemas / Mujeriego enamorado / Completas
Popularitas:2.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Fanny123

Un joven talentoso pero algo desorganizado consigue empleo como secretario de un empresario frío y perfeccionista. Lo que empieza como choques y malentendidos laborales se convierte en complicidad, amistad y, poco a poco, en un romance inesperado que desafía estereotipos, miedos y las presiones sociales.

NovelToon tiene autorización de Fanny123 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 17

Preparando el futuro

El ambiente en la oficina era diferente aquel lunes. Las últimas semanas habían estado llenas de reuniones sobre la boda, ajustes finales en la planificación y detalles interminables que Gabriel y Alejandro habían coordinado con Valeria y Samuel. Entre tanta emoción, Alejandro apenas tenía tiempo para concentrarse en el trabajo; su mente parecía dividirse constantemente entre la empresa y su prometido.

Gabriel, por su parte, había asumido la responsabilidad de entrenar a su reemplazo temporal en la oficina. La boda se acercaba, y aunque Alejandro insistía en que él podía seguir trabajando hasta el último minuto, Gabriel sabía que necesitaba un respiro. Además, quería asegurarse de que la empresa funcionara sin contratiempos durante su ausencia.

El nuevo secretario, un joven llamado Diego, era competente, pero claramente nervioso. Gabriel se esforzó en enseñarle cada tarea con paciencia, desde la organización de agendas hasta la preparación de informes y la manera de tratar a los clientes más exigentes.

—Diego —dijo Gabriel mientras revisaban los documentos de un proyecto importante—, no solo se trata de entregar informes. Tienes que anticiparte a las necesidades de Alejandro. Observa cómo trabaja, cómo habla con los clientes, y aprende a leer lo que necesita antes de que lo pida.

Diego asintió, con los ojos bien abiertos.

—Sí, señor Torres. Lo entiendo.

Gabriel sonrió suavemente.

—No “señor Torres”. Solo Gabriel está bien. Estamos trabajando juntos, recuerda.

—¡Ah, claro! —respondió Diego, sonrojándose levemente.

Mientras continuaban, Gabriel se encontró recordando los primeros días con Alejandro, lo torpe que había sido, lo nervioso, y cómo Alejandro lo había guiado pacientemente. Ahora, al enseñar a alguien más, se daba cuenta de cuánto había aprendido y crecido. La sonrisa que se le escapaba era inevitable.

Mientras tanto, en su oficina, Alejandro recibía llamadas de proveedores y socios, tratando de mantener todo bajo control. A pesar de sus propios nervios por la boda, su mente volvía una y otra vez a Gabriel. No podía evitar imaginarlo sonriendo mientras explicaba los procedimientos a Diego, su forma de inclinar la cabeza cuando estaba concentrado, o cómo sus ojos brillaban cuando entendía algo nuevo.

Un escalofrío de celos recorrió a Alejandro cuando pensó en Diego. No podía negar que, aunque confiaba plenamente en Gabriel, la idea de que alguien más estuviera tan cerca de él lo inquietaba.

—No es nada —se dijo, tratando de calmarse—. Solo está entrenando a su reemplazo. No hay más que eso.

Pero incluso mientras repetía esas palabras, su corazón latía con fuerza cada vez que Gabriel se acercaba a su oficina para entregar un informe o aclarar un detalle.

Diego, nervioso, cometió algunos errores menores: confundió fechas de reuniones, entregó documentos incompletos y preguntó demasiadas veces por procedimientos. Gabriel, con paciencia infinita, lo corregía con calma.

—Tranquilo, Diego —dijo Gabriel, apoyando una mano sobre su hombro—. Todos cometemos errores al principio. Lo importante es aprender de ellos y mejorar.

Diego asintió, respirando profundo.

—Gracias, Gabriel. Realmente aprecio tu paciencia.

Gabriel sonrió.

—Eso es parte del trabajo. Y además… quiero que te sientas seguro antes de que yo me ausente.

En la tarde, Gabriel y Diego se trasladaron a la sala de juntas para practicar la organización de un gran evento que Alejandro tenía programado. Gabriel explicó cómo preparar las presentaciones, coordinar con proveedores externos y asegurarse de que cada invitado fuera atendido.

—Recuerda —dijo Gabriel mientras señalaba la pantalla del proyector—, la clave es la comunicación clara. Si algo no sale como planeamos, siempre debes informar inmediatamente. Alejandro espera eficiencia, pero también transparencia.

Diego asintió, escribiendo notas.

—Entendido.

Gabriel lo observó unos segundos y luego agregó con una sonrisa:

—Y no olvides ser amable. Las personas responden mejor cuando sienten que los escuchas y los entiendes.

Mientras tanto, Alejandro decidió tomar un descanso y caminar por la oficina. Se acercó a la sala de juntas, y al asomarse, vio a Gabriel explicándole pacientemente un procedimiento a Diego, señalando detalles, inclinándose para aclarar dudas.

El corazón de Alejandro se aceleró. No solo estaba orgulloso, sino que también sentía esa punzada de celos que no podía negar.

—No pasa nada… —se dijo en voz baja—. Solo está entrenando a su reemplazo.

Pero Diego, con su manera abierta y amistosa, se reía con las bromas tímidas de Gabriel. Alejandro cerró los ojos un segundo, respirando profundo para calmarse.

Esa tarde, después de varias horas, Gabriel decidió dar un último repaso a Diego antes de dejarlo solo.

—Bien, Diego —dijo—. Creo que estás listo. Durante mi ausencia, tendrás que manejar algunas tareas por tu cuenta. Recuerda: si tienes dudas, no dudes en preguntarme, pero confío en que podrás hacerlo bien.

Diego sonrió, agradecido y un poco nervioso.

—Haré todo lo posible, Gabriel.

Gabriel se acercó a él y puso una mano sobre su hombro, transmitiéndole confianza.

—Sé que lo harás. Solo recuerda: paciencia y claridad. Y… mantén siempre la calma.

Esa misma tarde, Alejandro se acercó a la sala de juntas, intentando ocultar su nerviosismo.

—Gabriel —dijo, con la voz un poco más suave de lo habitual—. ¿Todo bien aquí?

Gabriel lo miró, sorprendiendo por su tono.

—Sí, Alejandro. Diego está entendiendo todo. Todo está bajo control.

Alejandro asintió, aunque sus ojos no podían dejar de observar la forma en que Gabriel se inclinaba hacia Diego para explicarle algo, con una sonrisa cálida. Se obligó a bajar la mirada y respirar profundo.

—Bien… yo solo quería asegurarme.

Gabriel sonrió levemente.

—Gracias por preocuparte. Pero confía en mí. Todo estará bien.

Esa noche, mientras Alejandro revisaba algunos informes desde su oficina, Gabriel llegó para darle un resumen del día. Diego se había marchado, y Gabriel estaba cansado pero satisfecho.

—Hoy fue un buen día —dijo Gabriel, apoyando sus manos sobre el escritorio—. Creo que Diego tiene potencial. Solo necesitaba alguien que le mostrara cómo hacer las cosas correctamente.

Alejandro lo observó, tratando de ocultar la mezcla de orgullo y celos.

—Sí… hiciste un buen trabajo.

Gabriel levantó la vista, notando la tensión en los hombros de Alejandro.

—¿Qué te pasa, Alejandro? —preguntó con suavidad.

Él respiró hondo.

—Nada… solo… eres tan bueno enseñando, tan paciente… Me recuerda lo mucho que significas para mí.

Gabriel se acercó, tomando su mano.

—Alejandro… no tienes que preocuparte. Diego no puede reemplazar lo que tenemos. Nadie puede.

Alejandro cerró los ojos por un momento, apoyando su frente contra la de Gabriel.

—Lo sé… pero verte tan cerca de otra persona me hace sentir… vulnerable.

Gabriel sonrió suavemente, acariciándole el rostro.

—Y eso es lo que hace que nuestro amor sea real. Que existan momentos así, donde confiamos el uno en el otro.

Alejandro lo abrazó, y por primera vez en horas, dejó que la calma regresara a su interior. Sabía que había dado un paso importante: confiaba en Gabriel, incluso mientras se preparaba para la boda.

Esa noche, mientras la ciudad brillaba fuera de las ventanas, Alejandro y Gabriel se quedaron juntos en silencio, disfrutando de la certeza de que su relación era sólida. La boda estaba cerca, y aunque los preparativos traían estrés y nuevas responsabilidades, también traían la promesa de un futuro compartido.

Y mientras Gabriel se recostaba en su pecho, Alejandro pensó: Nada ni nadie podrá separarnos. Ni siquiera los desafíos que están podrán separarnos

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Fanny
🥰
orneidy soto
Hermosa esta novela gracias por compartir
Fanny: Muchas gracias 🥰🥰
total 1 replies
Fanny
linda
☫ Queen ✜S. D. R꫞
gracias por apoyarme, de nada apoyarse, te deje un puntos de 199 de cafecito. espero que continúe el capítulo🥰☺️
Fanny Rodriguez: 🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰
total 1 replies
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