NovelToon NovelToon
MI JEFE INVIDENTE

MI JEFE INVIDENTE

Status: En proceso
Genre:Romance / Yaoi / Mafia / Reencuentro / Romance entre patrón y sirvienta / Jefe en problemas
Popularitas:4.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Irwin Saudade

Bruno se niega a una vida impuesta por su padre y acaba cuidando a Nicolás, el hijo ciego de un mafioso. Lo que comienza como un castigo pronto se convierte en una encrucijada entre lealtad, deseo y un amor tan intenso como imposible, destinado a arder en secreto… y a consumirse en la tragedia.

NovelToon tiene autorización de Irwin Saudade para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

MI CORAZÓN

—No me dan miedo las alturas —dije con firmeza, aunque mi voz tembló un poco.

—Muy bien. Es hora de abordar —su mano se entrelazó con la mía y, en un parpadeo, ya estábamos dentro de la góndola.

Las puertas se cerraron y el ascenso comenzó. El piso de cristal nos dejaba suspendidos sobre el vacío, y una melodía suave llenaba el espacio. Todo parecía diseñado para aislarnos del mundo.

—¿Qué sentiste la primera vez que tomé tu mano? —pregunté, con un nudo en el pecho.

—Fue… agradable. Tu piel es suave, cálida.

—¿Y te gusta ahora?

Bajé la mirada hacia nuestras manos unidas. Su pulgar rozaba distraídamente mi piel, como si no quisiera soltarme nunca. El simple contacto me hacía estremecer. Recordé aquella primera vez en su casa, cuando me había tocado con descaro, con un aire engreído… y ahora, en cambio, lo hacía con ternura.

—Me gusta mucho —respondió él, con voz grave.

—Ya me acostumbré a tu mano —confesé, sintiendo que el calor me subía por la garganta.

Su sonrisa me atravesó.

El paisaje se desplegaba abajo, pero yo apenas lo notaba. El vacío bajo nuestros pies era nada comparado con la sensación de tenerlo tan cerca.

—Te ves bien con tus anteojos. Pareces tener superpoderes.

—¿Tú crees? —arqueó las cejas, inclinándose apenas hacia mí.

—Sí. Desde que te los pusiste, no has parado… como si quisieras devorar el mundo.

Él se rió bajo, y su aliento me rozó la mejilla.

—Lo que quiero es dejar de imaginarte. Ahora puedo mirarte de verdad… y eres más bonito de lo que pensaba.

Mi respiración se cortó. ¿Dónde había quedado ese joven engreído que conocí? Algo en él había cambiado, y en mí también.

—Siempre tan directo… —dije, apenas audible.

Hubo un silencio espeso. Su rodilla rozó la mía y ninguno de los dos se apartó.

—¿Has hablado con tu familia? —preguntó de pronto, como si necesitara escapar de la tensión.

Respondí con lo de siempre, pero mi voz sonaba más baja, como atrapada en el aire cargado entre nosotros. Luego lo cuestioné yo a él; me habló de sus tíos, y mientras tanto, su mirada nunca dejó mi rostro.

Me reí cuando lo llamé engreído, pero esa risa se apagó rápido. Él me sostenía la mirada con una seriedad distinta, como si quisiera desnudar cada gesto mío.

—No todos los de la ciudad somos chocantes —me aseguró.

—¿Ah no? ¿Y cómo piensas demostrármelo?

—Así… —susurró, inclinándose un poco más.

Mis ojos se quedaron atrapados en sus labios. Sentí cómo la góndola se movía, cómo el suelo desaparecía, cómo el aire se volvía escaso.

—Mira allá —dijo al fin, señalando.

Me giré y vi el atardecer: un cielo púrpura y dorado, las montañas dibujando un horizonte perfecto. Apoyé la mano contra el cristal para sacar una foto, y él se acercó tanto que su hombro rozó el mío. El calor de su cuerpo me envolvía, más intenso que la vista frente a nosotros.

—Si yo fuera chocante, no te habría traído aquí para ver esto —su voz sonaba grave, cerca de mi oído.

—Ya comprobé que no siempre lo eres… —respondí, pero apenas pude pronunciarlo.

—Es hermoso, ¿verdad?

—Bellísimo… —susurré, con la garganta seca.

—Si el atardecer es arte… tu sonrisa es la obra maestra.

Giré la cabeza hacia él, sorprendido, y nuestras caras quedaron peligrosamente cerca. Sus ojos brillaban detrás de los lentes, y en ese instante juré que iba a besarme.

—Qué cursi… —murmuré, temblando.

—Solo contigo me sale este lado cursi.

El roce de su mano se apretó más fuerte, y yo sentí que, si la góndola se detenía, el mundo entero podría acabarse ahí mismo. ¿Un narco cursi? ¿Balazos de amor? Tal vez. Y lo peor… o lo mejor… es que empezaba a desearlo.

—¡No inventes!

—Tú inventas esta versión de mí —me dijo con una calma que me inquietaba.

—Ahora siento que estás más chiflado que antes.

Su sonrisa se acercó peligrosamente a mi rostro. Antes de darme cuenta, su respiración ya acariciaba mi oído derecho. Tragué saliva con torpeza; el corazón se me desbocó como si quisiera escapar de mi pecho. La cercanía me estaba torturando, y sin embargo, había algo dentro de mí que suplicaba que no se apartara.

—Es que no tienes idea de cuánto había soñado con esto —susurró, tan cerca que su voz me vibró en la piel.

El murmullo me recorrió la espalda como un escalofrío. Tragué de nuevo saliva, temblando.

—¿Soñar con qué? —me animé a preguntar, con la garganta seca.

—¡Contigo!

Lo miré a los ojos, y sentí que mis pulmones se olvidaban de cómo respirar. Sus palabras explotaron dentro de mí, haciéndome sentir ligero y, al mismo tiempo, terriblemente expuesto. ¿Qué me estaba pasando?

—¿Tú…? —quise decir algo, pero las palabras me tropezaban.

Él sonrió con calma.

—Te dije que te ayudaría a recordarme. Por eso te traje aquí.

Se apartó un poco, dándome espacio, y yo tuve que obligar a mi corazón a bajar el ritmo.

—¿Cuándo fue que nos conocimos? —quise saber, con desesperación contenida.

—Hace algunos años.

—¿En el pueblo?

—Fue en el pueblo.

—¿En una fiesta familiar? ¿Algún amigo de mis primos?

Su sonrisa misteriosa me sacó de quicio y me intrigó al mismo tiempo.

—Ya lo averiguarás.

—Pero…

Él cambió de tema con una naturalidad desconcertante.

—Quiero tomarme una selfie contigo. Que detrás se vea el atardecer y los volcanes.

Sacó su celular y, cuando acercó la cámara, su brazo rodeó mis hombros. Sentí el calor de su cuerpo contra el mío, y mi pulso se aceleró otra vez. Me obligué a sonreír, aunque lo único que quería era entender qué me hacía sentir tan vulnerable ese roce tan simple.

Click. La foto quedó guardada, pero el momento permaneció latiendo en mi piel.

—¿Son esos los volcanes? —pregunté, buscando distraerme.

—Sí. Él y ella están ahí.

—¿Por qué hablas como si fueran personas?

—Porque lo eran. O eso creían los antiguos. ¿No conoces la leyenda?

Negué con la cabeza.

—Pues qué bueno que yo sí me la sé. Te la contaré.

Se acomodó un poco frente a mí, bajando la voz como quien empieza un secreto.

1
☆Nanu☆
Holaaaaa, volviste Irwin y me gusta lo que leo ... 😏👌💪
Debo confesar que me gustaba más la otra portada.... sólo porque los m7chachos con barba me encantan 🫦😏😜
☆Nanu☆
me encanta Irwin!!! aguardo actualización pronto!!!
☆Nanu☆
que secreto?? que pasó??? no me dejes así Irwin!!!🙏🙏🙏🙏
☆Nanu☆
espero ese chófer no sea un problema...
Nico me gusta... quiero saber más!!!
☆Nanu☆
me pregunto a que se dedicaba Nico antes de operarse?? 🤔🤔🤔
unos capítulos más, porfaaaaa
☆Nanu☆
siiii, que le de mucho sexo y amor!!! jajajaja(🙏🙏🙏 perdón Irwin, se me salió un patito de la fila/perdí por un momento la razón)
☆Nanu☆
sentir ver y poder ver son cosas tan distintas!!!
☆Nanu☆
me encanta!!! más capítulos, quiero saber!!!🙏🙏🙏🙏🙏
☆Nanu☆
me encanta!!! estoy pegada a la app a ver cuando actualizás!!! 😅🫶
Irwin Saudade: Gracias por el apoyo y por estar al pendiente ✨ ¡pronto habrá nuevas actualizaciones!
total 1 replies
☆Nanu☆
Hola Irwin!!!
Estoy encantada de leerte nuevamente 🤗
Voy leyendo todas tus novelas de a poco...
Dejo unas flores y pronto algún voto!!! por favor no dejes de actualizar, me gusta mucho como viene esta historia 💪♥️
Belladira Perez Morillo
Irvin te vuelvo a encontrar,me encantan tus novelas
Irwin Saudade: ¡Hola! Gracias por leer ✨ Deseo que estés muy bien. ¡Saludos!
total 1 replies
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play