Tamara Müller, 20 años de edad, una chica llena de ambiciones en la vida, pero fuera de eso dulce, aunque con un carácter bastante fuerte. Nunca se le cruzó por la cabeza todo lo que pasaría, ni en sus más locos sueños.
Kilian Mansfeld, 25 años de edad, el Mafioso narcotraficante de armas más temido de toda Alemania, lo consideran como el rey de la Mafia, un hombre sin piedad, ruin, cruel y sin sentimiento alguno, un hombre al que si alguien le juega chueco, sin importar quien sea, lo elimina.
Algunos lo conocen como "El Ángel De La Muerte" y otros como "Lucifer", su belleza es tanta que parece un dios griego, pero detrás de ese rostro angelical se esconde un hombre totalmente despiadado, un hombre que no parara hasta por fin lograr su más ansiado anhelo... Destruir a la familia "Müller" por haber acabado con lo que un día más amo, sus padres.
Para eso se adueñara de cada uno de los bienes de esa familia, incluida su más preciada hija "Tamara Müller".
Descubre que pasará 😉
NovelToon tiene autorización de Carola Reyes para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 21
—Tú— Dijo con desdén, la verdad nunca antes había visto a esta chica, no entiendo por qué pone esa cara, aunque en este punto ya nada me sorprende.
—Lo siento, no te vi, discúlpame— Traté de ayudarla a pararse porque ella se había caído de trasero, pero al intentarlo ella me manoteó y me aparto para luego pararse por si sola.
—No te atrevas a volver a poner tus asquerosas manos en mi, además quién te dijo que me podías hablar informalmente igualada— Respondió enfadada mientras se limpiaba.
—Lo... Lo siento s-señorita— Dije entre dientes, realmente detesto cuando le tengo que decir “señor” o “señorita” a quienes no se lo merecen y este es el caso.
Ella se me quedó mirando fijamente como si tuviera dos cabezas, ¿que me estará inspeccionando exactamente?, solo espero que no trate de buscar problemas porque la verdad no se si me pueda controlar como se lo había dicho a Carmen.
—Ahh ya sé, eres tú, la chica que Kilian Cargaba en sus brazos, claro, ahora te recuerdo— Nuevamente me miró, pero esta ves de arriba a abajo para seguido poner una cara de desagrado.
¿Kilian me cargaba en sus brazos?, ¿Cuando paso eso?... Claro, con razón desperté en la cama del cuarto, pero no entiendo, si me detesta tanto por qué lo hizo?, bien pudo haber pedírselo a alguien más... En fin, no puedo comprender como funciona ese hombre y realmente tampoco me interesa.
—Con su permiso, tengo que seguir trabajando— Le mentí, pero contal de salir de esta prefiero hacerlo a tener que quedarme y escuchar sus berrinches de niña rica.
¡Ja! que gracioso, quien pensaría que yo también lo soy.
Pasé por su lado para irme, pero al momento de hacerlo sentí como me agarro por mi antebrazo.
—¿Desea algo?— Le pregunté con molestia, tal parece que los problemas me llaman.
—Claro que deseo algo, deseo que no te vuelvas a acercar a Kilian porque de lo contrario te meterás en problemas conmigo, no dejaré que me lo quites sirvienta de quinta— Dijo apretando aún más su agarre en mi brazo, podía sentir sus uñas clavándose en mi piel, pero aún así no mostré ningún tipo de dolor o gesto en mi cara, solo quite mi brazo de su agarre de manera brusca.
—Está equivocada, yo no pretendo quedarme con nadie y mucho menos si es ese— Por supuesto que no estaría interesada en él, si pudiera hasta se lo empaco como regalo de navidad.
—Eso espero porque de lo contrario ya sabes lo que pasará, ah y tráeme un té de manzanilla, llévalo a mi cuarto, pero rápido— Dijo con aires de grandeza.
Si cree que haré lo que ella diga está muy equivocada.
—Señorita le quiero decir algo —Puse una sonrisa fingida, pero pronto volví a poner mi cara totalmente seria— Primero que todo, no le tengo miedo a sus amenazas, segundo, no soy su sirvienta personal, si usted quiere algo va y lo busca, y por último, le recomiendo que deje de tratar a la servidumbre como basuras, porque valen mucho y estoy segura que muchísimo más que su cerebro —Agregué enojada y note su cara de enfado, cosa que no me importó.
—Pero como te atreves a faltarme al respeto de esa manera maldita z*rra— la vi apresurarse hacia mí con ganas de querer abofetearme, pero antes de que pudiera hacerlo la agarré de la mano.
—Yo no quería problemas, conste que usted fue la que empezó, después no diga que soy yo la mala— La solté del brazo y de pronto la vi caer hacia atrás, no se que paso si yo no la solté bruscamente como para que cayera.
—¿Por que me lastimas así?, solo quería un té, no tenías que ser tan mala y tratarme así— Empezó a llorar como María Magdalena y la verdad no entiendo que carajos pasa.
—¿Que demonios está pasando aquí?— Me doy la vuelta y veo que la voz proviene de Kilian, no entiendo cómo el siempre tiene que aparecer, yo sé que es su casa, pero es raro que siempre aparezca en los momentos en los cuales me meto en problemas.
Estaba por hablar, pero la chica, la cual no me sé ni el nombre habló.
—Es que... Es que ella me trato mal Kilian, solo le pedí que me hiciera el favor de hacerme un té de manzanilla, pero esto fue lo que recibí— Agachó su cabeza intentando dar pena mientras lloraba lágrimas que son de cocodrilo.
Mire a Kilian quien paso a mirarme a mi con una cara de seriedad.
—Espera, es cierto que me pidió un té y yo no sé lo quise llevar porque no soy su sirvienta personal, eso es verdad, pero si ella está en este momento en el piso no es culpa mía, no tuve nada que ver en eso, ella me quiso pegar y yo solo me defendí, ella fue la que me comenzó a ofenderme primero— Respondí con sinceridad, solo espero que sí me crea o de lo contrario se que no saldré bien librada de esta, no quiero que me encierre en el sótano, no otra vez.
Él no apartó su vista de mi y de pronto sentí como el ambiente se volvió super pesado por el aura que emanaba de Kilian.
—¿A caso crees que puedes venir y causar malos ratos en mi maldita casa?, ¿quién demonios te dio derecho a eso? —Él se me quedó mirando y sentí como si el aire hubiera dejado de entrar a mis pulmones.
Miré de pronto dónde estaba la chica y pude notar que ella tenía una enorme sonrisa en su cara, admito que eso me dió rabia, pero lidiar con esta bestia es mucho peor.
Cuando creía que sería el fin él voltió su cabeza hacía ella y vi como la sonrisa se le borraba de la cara poco a poco.
—¿A caso no me oíste?, estoy hablando contigo Maya, dime quién te da ese maldito derecho, además es que a caso se te olvidó como debes de llamarme?— Contestó totalmente irritado mientras se acercaba a ella a pasos lentos, se veía más intimidante.
—L-Lo siento Kili... Señor Kilian, no era mi intención faltarle al respeto— Dijo con la cabeza agachada.
Él llegó hasta ella y se agachó a su altura para luego hablarle.
—Lárgate antes de que pierda la paciencia y termine matándote aquí mismo— Dijo neutro y ella rápidamente asintió para luego pararse e irse como alma que lleva el diablo.
Miré a Kilian quien se paró para seguido mirarme y acercarse a mi de forma amenazante.
—Siempre andas metiéndote en problemas y no entiendo como, ¿es que acaso atraes los problemas Tamara?— Dijo serio mientras me miraba fijamente, y no sé por qué pero no me acostumbro a que diga mi nombre.
—Claro que no, bien sabes que son las personas de esta casa que me detestan, además a esa chica ni la conocía, solo vino a decirme que no me acercara a ti o si no me iba a meter en problemas, pero no sé quién le dijo que me interesaría en ti, nunca lo haría, eres un hombre sin corazón— Lo miré a los ojos directamente y él me tomo por el brazo.
—Sabes muy bien por qué te detestan y por eso acabaré con tu padre y con tu madre también— Contestó con un aura maligna, se que no está jugando cuando dice que acabará con mis padres y eso es algo que me pone mal.
—Mi padre no tuvo toda la culpa, tu mismo lo escuchaste, él no sabía que tenía familia, pensó que solo era tu padre— Dije desesperada tratando de hacerlo entrar en razón, no quiero que mate a mis padres, eso es algo que no soportaría.
—Respóndeme algo Tamara, ¿crees que si él hubiera sabido que mi padre tenía familia no hubiera mandado a matarlos a todos? — Contestó relajado.
En este punto no se que decir, pensando en eso ya no se que podría haber hecho mi padre, siento que ya no conozco a mi padre, es como si me estuvieran hablando de una persona totalmente distinta.
Sentí como Kilian me soltó del brazo y estaba por irse, pero lo tomé del brazo y el me dio una mirada penetrante, de esas que te quitan hasta el habla, pero no en buena forma, sin embargo, no dejaré que se vaya, no así.
—No le hagas daño por favor... Lo siento, siento mucho que mi padre haya mandado a matar al tuyo, estoy segura de que fue algo doloroso para ti, de verdad lo siento— Respondí para seguido morderme los labios para no llorar.
—Tu no sabes lo que es ese dolor, no sabes lo que es perder a tus padres... Pero pronto lo sabrás, de eso me encargo yo— Se soltó de mi agarre de manera brusca para luego volver a caminar.
—Haré lo que sea, lo juro, lo que sea para que no mates a mis padres— Él se paró en seco y se dió la vuelta para luego venir hacia mí, hasta que quedo a tan solos centímetros de mí.
—¿Harás lo que sea?— Dijo y yo solo asentí.
—Lo que sea— Sentí como una lágrima escapó de mis ojos, pero rápidamente la aparté de mí cara.
Juro que no quiero llorar, pero se me hace difícil y más cuando en estos momentos estoy dejando mi dignidad aún lado.