DRAGÓN DORADO

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En el juego de los arcos, el grupo de Crow dejó afuera al valle vecino. Ya solo quedaba el juego de 20 metros con trampas. Aquí, todo aquel que quedara fuera —incluso del mismo grupo— ya no competiría en el próximo cuerpo a cuerpo.

Esperaban el sonar del cuerno muy atentos. Se miraban de reojo con gran desafío.

Cuando el cuerno sonó, sus pies fueron rápidos. Lucas y Aria iban últimos; aquí se podía empujar o hacer que caigas, era a todo o nada.

Los chicos eran rápidos, pero Crow y los demás eran brutos y tramposos: se colgaban de sus piernas, los tironeaban, no tenían piedad.

—Vamos, nosotros podemos —decía Aria corriendo a la par, siempre alerta ante los contrincantes.

Crow fue directo a empujar a Lucas en la subida de la cuerda, que tenía una caída mortal. Aria corrió fuerte y lo empujó, haciendo que Lucas volviera a subir por la escalera.

—Mala idea, muñeca —gruñó Crow.

—Ve a despotricar a otro lado, potrillo —dijo ella burlona. Su grupo pasó rápidamente.

Tayron hizo caer a uno del grupo contrario de la red. Tay luchó y logró subir por las lianas, haciendo que el otro soltara el agarre después de recibir una patada.

Aria y Lucas los cubrían, pues Crow sí que era molesto, y aunque los fastidiaba, no lograban que cayera.

Llegaron al último nivel: el salto final. Había que saltar a la cuerda del medio para pasar al otro lado.

Javier pasó sin problemas, pero Samuel estaba forcejeando con otro contrincante y ambos cayeron. Ian siguió, fue empujado, pero logró agarrarlo… y también cayó.

—¡Te irás conmigo, maldito! —gritó mientras caían.

Tayron cruzó. Lucas llegó después con Aria, quien venía atrás con Crow agarrándola de la pierna. Lucas ya había cruzado y a mitad de camino vio que él la tomaba.

—¡Aria! —gritó.

Aria le dio una patada en el rostro, pero él logró sostenerla de nuevo. Crow reía.

—No cruzarás, muñeca —dijo con su voz gruesa.

—Suéltame, maldito espíritu de cuarta —dijo enojada, dándole un golpe fuerte en sus b*las.

Todos miraban atentos. Ely ya estaba de pie, ansiosa, y dio un chillido al ver que Aria cruzaba, aplaudiendo feliz. Carlota suspiró y Kael sonrió ladino, aliviado.

Lucas y los demás salieron corriendo velozmente a la meta; el tiempo estaba al límite.

Crow venía atrás con dos de sus compañeros. Y fue cuando el cuerno sonó: todos llegaron a la línea, pero Tay fue empujado por un contrario, dejándolo afuera.

Crow miró con interés y una sonrisa juguetona a Aria.

《En mi vida una mujer me dijo más de tres palabras y me llamó potrillo. Esta niña es un caso especial.》

El ejercicio terminó y solo quedaron Lucas, Javier, Tayron y Aria. Del grupo de Crow, solo él y tres más.

Dieron un tiempo de descanso, y la mirada fija de Crow a Aria era cada vez más intensa.

—Quién diría que un buen trasero terminará sufriendo una muerte —dijo uno burlón.

—Qué desperdicio… Cariño, ¿por qué no sales? Así disfrutarás un buen revolcón con nosotros —agregó el otro.

—¿Qué dijiste, idiota? —dijo Lucas furioso.

Desde lo alto, Dario reía, y Kael apretó los dientes, celoso. Ely, furiosa, miró a su madre y se retiró: tenía que ir con Aria.

—Ten cuidado, hermana —susurró Kael al ver a Ely caminar hacia ellos.

—Siempre —sonrió ella, saliendo decidida.

…

Lucas era sujetado por Javier y Tayron mientras discutía con el otro grupo. Aria estaba en medio, intentando que no los expulsaran por comenzar una pelea.

—No vale la pena, no dejes que te saquen por sus estupideces —decía Aria.

—Señores —dijo firme Ely—. Si no terminan con esto, saben que serán expulsados. Les pido que se callen si no quieren que sus puntos bajen. —Miró al grupo de Crow.

—Sí… Majestad —dijeron, sentándose.

Crow no dijo nada, solo miraba a Aria: su cuerpo, sus piernas; la estaba estudiando fijamente.

《¿Cómo es posible que me haya movido con esa fuerza? Su cuerpo es tan pequeño que podría aplastarla.》

Lucas se calmó, pero sentía como Crow no dejaba de mirarla. Se puso frente a Aria, tapándole la vista, ya celoso. Crow sonrió ladino y se dio vuelta.

—Ely… Qué ruda. Así se habla, chica —dijo Aria. Ely sonrió al entrar con ellos.

—Tengo la mejor maestra —respondió ella. Los demás sonrieron.

—¿Cómo estás? —susurró a Aria.

—Bien… Estoy contando, Ely. Pero tendré que contar más con Crow. Seguro me tocará con él —suspiró, mirándolo de reojo.

—Ari… Sabes sobre su poder de centauro —preguntó. Aria asintió.

—Sí… Tengo un plan. No te preocupes. —Le tomó la mano. Ely suspiró, igual preocupada.

El oráculo observaba muy atento a Aria. Sintió un poder extraño, uno que conocía. Sonrió ladino.

《Así que… ella es. Su poder sí que es muy resistente para no dejarme entrar.》

Lyra llegó acompañada de las jóvenes que habían perdido.

—Oh… Ari, me alegro de que hayas ganado… A todos —dijo tímidamente.

Aria la miró y solo sonrió rápido, dándole la espalda.

—Joven Lucas… Lo felicito, espero gane —sonrió coqueta. Cuando miró a Ely—. Princesa… Ely —dijo con un tono entrecortado.

—Lyra —respondió Ely seria.

—Me alegra verla —sonrió muy amable.

—¿Ah sí? Pensé que dijiste que no te saludara cuando te viera, porque te contagiaría mi “maldición” —dijo Ely.

Lyra sonrió nerviosa, casi tartamudeando. Notó las miradas de los chicos.

《Piensa, Lyra… piensa.》

—Me disculpo si entendió mal, pero… solo hacía caso a unos rumores de alguien —miró a Aria insinuando algo—. Pero fue muy ignorante de mi parte.

Lucas chistó los dientes. Los chicos se miraron. Todos notaron lo que intentaba hacer.

—¿Rumores de alguien? —dijo una preocupada.

—Entonces… ¿tú sabes quién fue? —agregó otra.

—Sí… desgraciadamente —miró fijo a Aria, que ni estaba escuchando, mientras los demás estaban listos para comerse viva a Lyra.

—Aria… ¿fuiste tú? —dijo una, prepotente. Aria frunció el ceño, perdida.

—¿Ah?

—No puedo creerlo. Princesa, no puede ser amiga de alguien así —dijo la otra.

Lucas iba a hablar, pero Ely lo interrumpió.

—Ari… No puedo creer que hicieras eso —dijo, dejando caer lágrimas.

—Ely… ¿qué dices? —Aria quiso tocarla, pero Javier se puso enfrente. Él la miró y guiñó un ojo: la señal que Aria misma le enseñó para las “mentiras piadosas”. Ella lo entendió.

—Aléjate de ella, señorita Aria —dijo Javier en tono enojado, tomando a Ely de la mano. Lucas y los demás no entendieron, pero vieron la risa ladina de Ely y siguieron el juego.

—Aria… Eres una pésima amiga. No podemos creer esto. No nos hables más —dijo Lucas.

Lyra sonrió tras su abanico.

—Esto lo tiene que saber el príncipe —dijo Javier—. No quedará así. Es difamación. Lyra vendrá con nosotros y le dirá lo que sabe.

Lyra, sin dudar —ni tonta— asintió con tono melancólico y los siguió.

《Esto es tu fin, Aria.》

Las demás la siguieron. Cuando se fueron de vista, los chicos estallaron de risa: habían caído redonditas.

—¿Viste su cara? Se lo creyó —dijo Tayron.

—Ni una estudia —agregó Félix—. No sé cómo fuiste amiga de Lyra.

—Ni yo. Me alegro de haberme dado cuenta antes —dijo Aria.

—Ahora solo esperemos que Kael la haga caer —sonrió Lucas.

—Y celebramos con hamburguesas —dijo Aria.

—Y papas fritas —agregó Félix.

—Y cervezas —dijo Tay.

Todos sonrieron y se alejaron al ver que Kael hablaba con Ely y se levantaba de la silla.

—Tú sigue el juego —susurró Ely a su hermano antes de salir. Él asintió, dudoso.

—Príncipe Kael… disculpe que lo moleste —se abanicó con preocupación.

—Príncipe, sabemos quién ha estado difamando a la princesa Ely —agregó una. Lyra asintió, casi llorando—. Dile…

Kael miró a Javier, que apretó los labios aguantando la risa. Ely tenía la cabeza abajo como si le afectara.

—Fue… la señorita Aria, príncipe —dijo Lyra muy apenada—. No puede dejar que siga con esto. Es cruel y caprichosa.

—Ely… ¿es cierto? —preguntó Kael, con su cara de furia. Ely asintió sin levantar la cabeza.《Estúpida Lyra… ya verás.》

—No dejaré que se salga con la suya. Cuando termine la ceremonia, será castigada frente a todos.

Lyra aguantó las ganas de sonreír. Solo asintió con dolor.

—Nunca me di cuenta de su crueldad… Tenía miedo. Ella me maltrataba y yo tenía terror —añadió.

《Qué mujer más asquerosa. Solo es un lobo disfrazado de cordero.》

pensó Kael, lleno de rabia al creer esas palabras.

—Le doy mi palabra. Haré que pague por cada lágrima de mi hermana. Con su permiso —dijo, retirándose.

Javier y Ely se fueron también. En cuanto estuvieron lejos, no pudieron evitar reír. Ely se detuvo para asegurarse de que las otras se alejaran.

—Veremos quién ríe último —dijo Javier.

—Vamos con los chicos, seguro están en el podio sintiéndose victoriosos —dijo Ely, saliendo del brazo de él.

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