LOS RUTTHERFORD - NATALIA RUTTHERFORD

Natalia decidió pasar resto del día con el pequeño Misha, haciendo a un lado todos sus compromisos con la empresa, algo que no era común en ella, pero al ver la mirada suplicante de amor del niño, tomo la decisión de concederle por lo menos un recuerdo de que alguien se preocupaba por él, lo amaba y le brindaba cariño.

Algo que al parecer era imposible para el padre del niño, quien se mostraba insensible ante cualquier ámbito en la vida de su propio hijo, ¿Cómo un padre podría tratar a su propio hijo de forma tan indiferente?

Aun se encontraban en la habitación de la clínica, Vasily se encontraba afuera atendiendo una llamada, mientras Natalia se encontraba esperando por el hombre juntos a Misha, el televisor encendido servía de distracción para el niño.

-          Qué bonito, mamá ¿Qué es eso? – le dice Misha señalando un anuncio en el televisor.

-          Eso es un parque de diversiones – le dice, el niño se encontraba sentado en sus piernas y ella lo abrazaba de forma cariñosa.

-          ¿Si soy un buen niño mamá podría llevarme allí? – le dice señalando la imagen – quiero ir contigo mamá – le dice sonriendo ilusionado

Para Natalia el comportamiento del niño parecía haber sido condicionado.

-          Misha, ¿De quién aprendiste eso de que debes ser un buen niño para conseguir las cosas? – le dice Natalia viendo al niño.

-          Annia me lo dijo – le dice el niño

-          ¿Annia? – le dice confundida

-          Ella era la mujer que cuidaba de Misha – le dice Vasily entrando a la habitación

-          ¿Misha tuvo una cuidadora? – le dice sorprendida, aunque viendo la actitud y la poca empatía del hombre, estaba claro que él no había sido quien cuidaba de ese tierno niño.

-          Si, y si se pregunta qué sucedió con ella, le diré que murió – le dice parándose frente a ellos.

-          Ya puedo imaginar de qué forma murió – le dice Natalia cubriendo los oídos de Misha para que no escuchara la conversación.

-          ¿Quiere saber si la mate? –le dice con su molesta sonrisa de hiena – lamento decepcionarla, ella murió por causas naturales – le dice viéndola directo - lo que sea, ya podemos irnos, necesito resolver algunos asuntos, pero antes los dejare a ambos en la mansión – le dice con voz de tedio.

Tomaron sus cosas y salieron de la habitación, bajaron en el ascensor hasta el estacionamiento, fueron hasta la camioneta y subieron.

-          Déjanos en la ciudad – le dice Natalia apenas se ponen en marcha.

-          Creí haberle dicho que no tengo tiempo para perder – le dice en tono tranquilo

-          No le estoy pidiendo de su tiempo, solo le dije que me dejara en la ciudad – le dice seria

-          ¿Qué hará en la ciudad y además con el niño?  - le dice curioso

-          Primero pienso llevarlo a comprarle ropa, ya que de esta forma que está vestido no es la apropiada, después iremos al parque de diversiones y a comer – le dice imponente y firme

-          ¿En qué momento hizo toda esa planificación? – le pregunta riendo de forma burlista – iremos a la mansión, ese niño correría peligro en un sitio tan abierto – le dice serio

-          Pues este niño, como usted le llama, es su hijo y necesita distraerse y divertirse como cualquier pequeño de su edad – le dice Natalia molesta – si tanto teme podría decirle a alguno de sus monos que nos acompañe – le dice exigente.

-          Ja, ja, ¿las necesidades de los niños? – le dice riendo mientras observa el camino – usted debe ser una experta en el tema, ¿no es así? – le dice siguiéndole la corriente a la mujer

-          No soy una experta, pero por lo menos tengo más humanidad y empatía de la que usted tiene – le dice molesta – la forma en que usted trata y se expresa de su propio hijo es cruel – le refuta.

-          ¿Cruel? Ja, ja, supongo que la crueldad depende desde que punto lo esté mirando – le dice serio – en este mundo de mafiosos el termino cruel no existe, la humanidad la abandonamos en el instante en que vemos a los otros como simple carne o animales si lo prefiere en ese término – le dice tranquilo

-          Me interesa muy poco su percepción de porquería, ya le dije que este niño tendría una niñez normal mientras yo esté aquí – le dice imponiéndose – así que bien puede dejarnos en el camino o llevarnos a la ciudad, el tema de la seguridad hágase cargo usted –le dice molesta.

Vasily suspira

-          Le explicare algo – le dice calmado –  aunque todos en la mansión y la organización se encuentran bajo mi mando, no confió en lo que pudieran hacer con ese niño fuera de mi territorio, es por ello que no puedo enviarla con alguno de ellos, y yo no tengo tiempo para sus jueguitos – le dice serio.

-          Y yo ya le dije que no me importa, no confía en sus hombres, bien deme su arma y yo puedo arreglármelas o si lo prefiere acompáñenos, pero ya tome una decisión y no soy de las que se echa para atrás una vez determinada mi decisión, así que usted elija me da su arma y me lleva a la ciudad o se une al jueguito, porque no deje mi trabajo de lado para ir a encerrarme en una enorme mansión llena de mafiosos y un hombre desagradable – le dice con furia

-          En lugar de eso ¿prefiere pasar su día al lado del hombre desagradable? – le dice riendo ante la lógica de la mujer

-          Con tan solo ignorar su existencia y presencia podría sobre llevar el momento desagradable – le refuta – solo debo imaginar que es una basura siguiéndome a todos lados, o simple carne podrida, el termino que usted prefiera – le dice enfrentándolo.

-          Sin duda usted es una piedra en el zapato – le dice Vasily, aunque debía darle crédito por la fortaleza que mostraba incluso frente a él, aun sabiendo de todo lo que era capaz.

 Sin más remedio que tener que aplazar sus asuntos, Vasily saco su teléfono y envió un mensaje.

“Mantengan el paquete bien atendido, háganlo sentir como en casa hasta la noche, tengo que resolver un asunto molesto ahora”