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De Sirvienta A Reina

De Sirvienta A Reina

Status: Terminada
Genre:Venganza de la protagonista / El Ascenso de la Reina / Brujas / Reencarnación / Mujer poderosa / Harén Inverso / Completas
Popularitas:92.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Libi 2

Lissa Rosette una joven doctora del siglo XXI cae en coma después de salvar a una niña de ser atropella por un camión. Sin saberlo queda atrapa en una de las mejores novelas de harén inverso y erotismo escrita por su autora favorita. Ahora Lissa es Eyra una extra que muere cuando el príncipe heredero del reino de Eldoria se aburre de ella, al fijar sus ojos en la dulce protagonista. Pero ahora Lissa siendo Eyra cambiará su destino, se vengara del príncipe que jugo con ella como si fuera un objeto y de la protagonista que no le importo arruinar las vidas de las demás para su lograr sus objetivos. Todo esto antes de que la maldición que posee el cuerpo de Eyra la mate. ¿Lograra Lissa cumplir sus objetivos?

NovelToon tiene autorización de Libi 2 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 18

La capital de Eldoria se alzaba majestuosa bajo el cielo de primavera. El palacio real, con sus torres de mármol blanco y vitrales encantados, parecía una joya incrustada en el corazón del reino. Eyra descendió del carruaje con la serenidad de quien no necesitaba anunciarse. Su cabello naranja fuego contrastaba con el uniforme sobrio de doncella que vestía, y sus ojos violáceos se movían con precisión, estudiando cada rincón.

Durante los primeros días, Eyra se dedicó a observar. Aprendió los horarios de los guardias, los pasillos que conectaban las alas nobles con las zonas de servicio, los hábitos de los consejeros y los caprichos de los nobles. Pero lo que más le interesaba era la reina Sibylla.

La soberana era conocida por su belleza, su elegancia… y su vanidad. Eyra lo confirmó al acercarse a una de las doncellas personales de la reina: Alyn Virelle, una mujer de treinta y pocos años, con cabello castaño recogido en un moño y una voz suave que contrastaba con su mirada astuta. Maelis llevaba cinco años trabajando para la reina, y aunque no era ingenua, Eyra supo ganarse su confianza con gestos simples, conversación inteligente y una discreta dosis de encanto.

—La reina Sibylla es… exigente —comentó Maelis una tarde, mientras ambas organizaban los frascos del tocador real—. Cuida su rostro como si fuera una reliquia. Mascarillas por la mañana, por la noche, cremas, tónicos, vapores… todo tiene que estar perfecto.

Eyra sonrió con cortesía, pero en su mente, una idea comenzaba a florecer.

Durante las semanas siguientes, Eyra fue ganando terreno. Se ofrecía para ayudar con los inventarios, para preparar los baños, para organizar los productos. Y cuando Alyn se ausentó por un par de días debido a una fiebre, Eyra aprovechó. Sustituyó las mascarillas que la reina usaba por unas nuevas, formuladas con una mezcla sutil de ingredientes que, con el tiempo, provocarían una reacción alérgica.

La clave estaba en dos plantas: Mirva Azul, una flor aromática que, bien combinada, rejuvenecía la piel; y Kareth, una raíz que, al mezclarse con la Mirva sin neutralizante, provocaba inflamación, enrojecimiento y manchas persistentes.

Al principio, los efectos fueron leves. Un leve ardor, una pequeña irritación. Pero en cuestión de días, el rostro de la reina comenzó a hincharse, a ponerse rojizo, y a cubrirse de manchas oscuras.

Sibylla, alarmada, mandó llamar al médico real.

Eyra, anticipándose, intervino. Se acercó al encargado de los mensajes y le pidió que retrasara la entrega de la orden, alegando que el médico estaba atendiendo un caso urgente en la zona este del palacio. Luego, se presentó en los aposentos de la reina con una excusa perfectamente calculada:

—Vengo a entregar personalmente el nuevo lote de infusiones para el descanso, como ordenó la reina hace dos días. Me dijeron que prefería que fueran entregadas directamente en sus aposentos.

La guardia la dejó pasar.

Dentro, la reina Sibylla estaba sentada frente al tocador, mirándose en el espejo con desesperación. Su rostro estaba inflamado, cubierto de manchas, y su expresión era de furia contenida.

—¿Dónde está el médico? —preguntó, girándose hacia una de las doncellas.

—Iré a buscarlo, su majestad —respondió Alyn, saliendo con rapidez.

Eyra se quedó en la habitación, junto a la reina.

Sibylla volvió a mirar su reflejo. Tomó una de las cremas y estuvo a punto de aplicarla de nuevo.

—Le recomiendo que no lo haga —intervino Eyra con calma, su voz firme pero respetuosa—. Aplicar más producto podría empeorar la reacción alérgica.

La reina la miró con desconfianza.

—¿Quién eres tú? No te he visto antes. ¿Y cómo sabes que esto es una reacción alérgica y no una enfermedad?

Eyra se inclinó ligeramente, sin perder la compostura.

—Mi nombre es Eyra Rosenberg, doncella de servicio general, su majestad. No soy médico, pero sé de botánica… y algo de alquimia. Un viejo boticario de mi pueblo me enseñó sobre plantas, sus propiedades y sus peligros. Lo que usted presenta no parece una enfermedad, sino una reacción alérgica. Lo sé por la forma de las manchas, su color, y el patrón de inflamación.

Se acercó con cautela al tocador, señalando uno de los frascos.

—Esta crema huele a mirva, una flor muy usada para suavizar la piel. Pero si se mezcla con kareth, una raíz que suele usarse en tónicos nocturnos, puede provocar reacciones como esta. Si no se trata a tiempo, podría dejar marcas permanentes.

Sibylla frunció el ceño, intrigada.

—¿Y tú puedes tratarlo?

—Sí, su majestad. Pero necesitaré acceso a su tocador y permiso para preparar una fórmula personalizada. Algo que neutralice el kareth y calme la inflamación.

La reina la observó en silencio, luego asintió con un leve gesto.

—Hazlo. Y si funciona… hablaremos.

Eyra se inclinó de nuevo, con una sonrisa apenas perceptible.

La reina Sibylla se mantenía sentada frente al espejo, su rostro inflamado, rojizo, cubierto de manchas que parecían desafiar su vanidad. Eyra la observaba con calma, anotando en un papel los ingredientes que necesitaría para preparar el remedio. Cada línea escrita era una promesa silenciosa… o una sentencia.

Fue entonces que la puerta se abrió con fuerza, y el médico real entró con paso apresurado. Al ver a Eyra junto a la reina, su expresión se tornó severa.

—Majestad, le ruego que no confíe en las palabras de una chiquilla. Esta sirvienta no sabe nada sobre medicina. Podría empeorar su estado.

Sibylla giró lentamente la cabeza hacia él. Su mirada era fría, cortante.

—Por lo menos ella llegó a tiempo —dijo con voz serena, pero cargada de peso—. A diferencia de usted. Y además… parece saber del tema.

El médico palideció. Un escalofrío recorrió su espalda. La reina Sibylla era conocida por su bondad, sí. Pero también por su exigencia. Y ante la mínima falta… uno podía perder su puesto. O su cabeza.

La reina volvió a mirar a Eyra, esta vez con una sonrisa amable.

—Te dejaré tratarme, joven. Pero si fallas… rodarán cabezas.

Eyra la observó en silencio. Sabía que esa sonrisa no era más que una advertencia. Esto era una prueba. Y ella no fallaba.

La reina entregó la lista de ingredientes a Alyn. En menos de cinco minutos, Eyra tenía ante sí todo lo que necesitaba.

Con precisión quirúrgica, cortó, midió y mezcló. Cocinó la mezcla unos minutos, vigilando cada cambio de color y aroma. Cuando estuvo lista, vertió el contenido en un frasco de cristal. El tónico era de un tono ambarino, con un aroma dulce y suave a jazmín y romero.

—Debe aplicarlo por las mañanas, al despertar, y por las noches antes de dormir —dijo Eyra, entregándole el frasco—. En dos días, la hinchazón y el enrojecimiento desaparecerán. Las marcas serán casi imperceptibles.

La reina asintió. Eyra fue escoltada fuera de la habitación, con la orden de no abandonar el palacio hasta nuevo aviso.

Dos días después, Eyra fue llamada nuevamente a los aposentos reales. Sibylla la esperaba sentada, con el rostro descubierto. Ya no había hinchazón. Ni manchas. Su piel había recuperado su tono natural, incluso más radiante que antes.

—Funcionó —dijo la reina, con una leve sonrisa.

Luego mandó llamar al ama de llaves.

—Trasládala al personal de mi palacio. A partir de hoy, trabajará directamente para mí.

Eyra se inclinó con respeto.

—Gracias por su generosidad, majestad.

Y se retiró.

Una semana después, Eyra ya se había instalado como parte del círculo íntimo de la reina. Sibylla le había encargado la creación de sus cremas, tónicos y productos de belleza. El tónico de Eyra había superado todo lo que había usado en años.

La pelinaranja caminaba por los pasillos del palacio, apresurada. Tenía que llegar al jardín, donde la reina se encontraba reunida con damas influyentes. Llevaba una bandeja de bocadillos, y en su prisa, casi chocó con alguien.

—Disculpe —dijo Eyra, sin levantar la mirada.

Pero al hacerlo, se quedó paralizada.

Frente a ella estaba un joven de porte elegante, cabello rubio dorado, ojos verdes como esmeraldas. La observaba con curiosidad, su sonrisa amable y su mirada fija en el cabello naranja y los ojos violáceos de Eyra.

—No se disculpe —dijo con cortesía—. Fui yo quien se interpuso en el camino de una joven tan bella.

Eyra asintió con frialdad y siguió su camino. No necesitaba confirmación. Sabía perfectamente quién era.

Alexander Eldorian.

Príncipe heredero de Eldoria.

El hombre que jugó con la verdadera Eyra.

El que la desechó cuando encontró una que le calentara mejor la cama.

La pelinaranja soltó un suspiro, apretando la bandeja entre sus manos. Siguió rumbo al jardín, sin mirar atrás.

Alexander, en cambio, se quedó observándola mientras se alejaba. Sonrió, relamiéndose los labios discretamente.

—Qué chica más exótica… e interesante.

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nelida ballesteros
hermosa 😘😍
Libi: Muchas gracias 😘 🥰
total 1 replies
Vero Ramírez
q buen trabajo
Libi: Gracias 🥰
total 1 replies
Josefa Villalta
Excelente
Angel Fonseca
Muy buena
Sabri Nahir Zapata Zini
Hermosa historia
Magdalena Escobar Aranda
maravilloso trabajo felicidades autora y espero poder seguir disfrutando de tus novelas
Libi: Gracias por tus palabras. Espero ver tus comentarios en la nueva novela El Renacer de la Extra Exiliada
total 1 replies
Magdalena Escobar Aranda
muy buena 👍
Magdalena Escobar Aranda
hasta que por fin se decidieron 😍
Magdalena Escobar Aranda
cuando llega el agua al cuello cuidado
Magdalena Escobar Aranda
si que hará Eyra😬
Magdalena Escobar Aranda
hay caray caray 😬
Magdalena Escobar Aranda
hay y ahora que pasará
Magdalena Escobar Aranda
ya es hora que los pongan en su lugar
Magdalena Escobar Aranda
le dieron probada de su propio chocolate
Stella
gracias
Magdalena Escobar Aranda
pues al ataque 😉
Cruz Mejia
La relación del ex emperador con Miranda la vi venir, esa lealtad qué ella daba debía tener una recompensa y que mejor que con un hombre al que ella reparo con dedicación y paciencia y que la ama.
Eyra tuvo su final feliz e hizo a dos hombres felices /Shy//Awkward//Awkward//Facepalm//Facepalm/
Me encanto de principio a fin.
Cruz Mejia
Buena jugada le hizo Silas a Rosalind 🤭 solo así se le quito lo tonta indecisa /Shy//Facepalm//Facepalm/
Una noche de pasión y lujuria desenfrenada para la parejita y el trío /Awkward//Awkward//Awkward//Awkward//Awkward/ años de abstinencia desbordada 🥵🥵🥵🥵🥵
Magdalena Escobar Aranda
así que regreso a su vida real Lisa
Magdalena Escobar Aranda
que pasará
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