Alana una chica de 18 años, ha vivido sola con su madre desde que tenía 2 años de edad, yabque su padre las abandono, pero no fue empedimento para ellas, juntas salieron adelante y eran muy felices hasta que un día de pronto apareció su padre y la entregó para saldar una deuda que tenía.
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capítulo. 18
Sara: Sácala de aquí ahora mismo.
Luna: Tengo permiso del señor para que mi amiga esté aquí durante el fin de semana.
Sara: ¿Quéee?
Martín decidió colgar y llamar a Sara. Ella escuchó su teléfono y salió diciendo: No se quedará en esta casa; la sacala ahora mismo. Luego atendió a Martín.
Alana, al ver que Sara sale de la habitación, le dice a Luna: Lo siento, no sabía que ella podría entrar aquí. Me da miedo que el señor se moleste conmigo. ¿Qué voy a hacer?
Luna: Tampoco me esperaba que viniera aquí.
Por favor, mantén la calma. Luna revisó su teléfono y vio que Martín había colgado. Imagino que estaba hablando con Sara, por lo que salió para intentar escuchar algo.
Sara: 📲 Amor, estoy en casa y no te encuentras aquí.
Martín: 📲 Hola, ¿por qué no me avisaste?
Sara: 📲 Sabes que me gusta llegar de sorpresa, pero hoy me llevé una sorpresa yo.
Martín: 📲 ¿Por qué?
Sara: 📲 Porque encontré una perra en tu casa. ¿Puedes explicármelo?
Martín: 📲 Supongo que te refieres a la amiga de Luna, cariño.
Sara: 📲 Es la misma perra del restaurante.
Quiero que se retire de inmediato. Por favor, aclara desde cuándo le otorgas permiso a la sirvienta para que traiga a sus amigas a la casa. ¿Acaso estás fuera de sí? ¿Te gustaría ser víctima de un robo?
Martín 📲: Es solo esta vez, cariño. Además, no estaré en casa durante el fin de semana, así que no tienes de qué preocuparte. Ve a tu hogar y nos reunimos el lunes, ¿sí?
Sara 📲: También quiero quedarme todo el fin de semana.
Martín 📲: ¿Para qué, si no estaré en casa? ¿Qué harías sin mí?
Sara: 📲 Encárgate de todo con respecto a esta situación. Nos veremos aquí el lunes cuando llegues.
Martín: 📲 Ve a casa, cariño, todo estará bien.
Sara: 📲 Te reitero que me quedaré aquí y no tengo intención de discutir el mismo tema, amor.
Martín: 📲 No puedes tomar decisiones en mi casa, Sara.
Sara aprovechó que él no estaba, colgó y, al voltear, vio a Luna. Luego le dijo:
Quiero que tu amiga se retire de inmediato.
Luna: Ella se irá el lunes por la mañana; si te quedas, prometemos no incomodarte.
Sara: Está bien, entonces tendrá que limpiar toda la casa; no estará aquí sin hacer nada.
Luna: Todo está en orden, señorita.
Sara la miró de manera desafiante y se dirigió a la habitación de Martín.
Luna fue a su habitación, donde encontró a Alana visiblemente nerviosa.
Martín se irritó al darse cuenta de que Sara le había colgado y no le respondía nuevamente.
Entonces, se dirigió a Santiago y le preguntó: ¿Qué hiciste? ¿Quién te dio permiso para hacer eso?
Santiago respondió: ¿Qué hice? ¿De qué hablas?
Martín, con enojo, replicó: No te hagas el tonto. ¿Por qué le dijiste a Sara sobre la chica?
Alex observa a Santiago y le pregunta: ¿Tú hiciste eso?
Santiago, sorprendido, se preguntaba cómo había descubierto la información, y respondió: ¿Estás loco? ¿Cómo podría hacer algo así?
Martín lo interrumpe empujándolo y dice: Ella misma me lo acaba de contar. Santiago, me mencionó a la chica. ¿Por qué lo hiciste?
Alex intenta calmar la situación, y Santiago aclara: Está bien, sí, lo hice porque considero que Sara no merece esto. Ella es quien debería estar viviendo en esa casa, no esa mujer. La que está contigo es Sara, ¿verdad?
Aunque en ocasiones salimos con otras mujeres, es Sara quien permanece a tu lado; por lo tanto, ella es quien debe afrontar la situación. Martín vuelve a empujar a Santiago y le dice: '¿Quién te crees para decidir quién vive en mi casa y quién no? Sabes perfectamente las razones detrás de mis acciones.'
Alex interviene, molesto: 'Chicos, por favor, cálmense.'
Santiago replica: 'Ya has saldado tu deuda; así que, ponla a trabajar como sirvienta o algo similar, porque la dejarás vivir como una reina.'
Martín responde: 'No es tu problema.'
Santiago concluye: 'Sara no merece eso.' Martín, sin decir más, dejó el lugar y se dirigió al hotel.
Alex le dice a Santiago: Estás loco, Santiago, ¿por qué hiciste eso? Fuiste tú quien llevó a esa chica a casa de Martín; ¿por qué no le hablaste antes?
Santiago responde: No lo sé, no sé por qué no le mencioné nada, pero lo pensé bien y Sara siempre está atenta a él.
Alex reitera: Sí, pero sabes lo que está ocurriendo en esa casa ahora que Sara fue a ver a esa chica. Eres consciente de lo que ella es capaz de hacer.
Santiago argumenta: Esa chica es una inadaptada, merece todo lo que le está sucediendo.
Alex replica: ¿Por qué piensas eso? Mejor iré a ver a Martín.
Santiago: ¿Por qué se molestan? Es la verdad. Esa mujer es una impostora; Sara merece disfrutar de esa casa.
Alex: Santiago, te pido que ya no digas más. Nunca estuve de acuerdo en que llevaran a esa muchacha con Martín, y tú decidiste ayudar en eso. ¿Qué culpa tiene ella en esta situación? ¿Acaso es un delito no tener un estatus económico elevado? Es posible que esa chica estuviera bien antes de llegar aquí.
Santiago: Su padre la vendió; él es el culpable. Ella debe asumir las consecuencias de las acciones de su padre.
Alex: Esa es tu opinión.
Santiago: Así es la vida; eso es lo que le ha tocado vivir.
Alex: Estás equivocado, iré a ver a Martín.
Martín estaba organizando sus pertenencias para regresar.
Cuando Alex entra, le pregunta: ¿Qué estás haciendo?
Martín responde: Estoy recogiendo mis cosas para volver.
Alex: ¿Y qué pasa con la reunión de mañana?
Martín: Te agradecería que te encargues de eso, debo ir a solucionar esta situación.
Alex: Está bien, considero que es lo mejor.
En ese momento, Santiago entra y pregunta: ¿A dónde te vas?
Martín responde: Regresaré para resolver lo que tú provocaste.
Santiago: Lo que yo provoque.
Martín pasa junto a él para irse, y Santiago dice: ¿Por qué no la envías a otro lugar y dejas que Sara se quede aquí?.
Alex responde: Basta ya, Santiago. Permite que Martín haga lo que debe hacer. Tú y yo iremos a las reuniones que faltan.
Martín salió en dirección al aeropuerto.
Mientras viajaban hacia casa, Sara trataba a Alana como si fuese su empleada, pero Alana, para evitar conflictos, aceptaba la situación. Eran las 10 de la noche cuando Alana se acostó en la habitación de Luna.
Alana se sentía fatigada. Sara, con su actitud desagradable, había derramado todas las salsas de la cocina con la intención de que ella se encargara de la limpieza. Luna se acostó a su lado y le dijo con calma: Tranquila, Alana, esperemos que se vaya mañana. Alana respondió: Ojalá esto no sea siempre así. Después, ambas se quedaron dormidas.
A la mañana siguiente, Sara decidió levantarse a las 6:00 am y empezó a desordenar todo a su paso. Al notar que todavía no se habían despertado, golpeó la puerta con fuerza y, gritando, exclamó: ¡Despierten, sirvientas baratas! ¡Levántense!
se de cuenta del erro que cometio dejar a su hija y la madre de su hija