La miro, estupefacto. Se ve tan hermosa con esa bata blanca, y la blancura de la habitación contrasta con su hermoso cuerpo latino que me enloquece. Siento que estoy soñando, pero se ve muy real. Cuando ella nota mi mirada, me quedo helado. La mirada que me daba antes era de amor... ahora es como si estuviera viendo a su peor enemigo.
—Por tu culpa mi vida se jodió —me dice, con la voz llena de rencor.
—No, Morgan, nena, yo traté de salvarte, te amo. Fui lo más sincero que pude contigo a pesar de lo que pasó con Madison —le respondo, desesperado.
—Por tu culpa estoy así.
—No, sabes que no es verdad —le insisto.
—Sí, estoy muerta por tu culpa. Solo tú tienes la culpa por haber entrado en mi vida. ¡TE ODIO! —me grita con todas sus fuerzas.
Trato de acercarme para abrazarla, pero cuando al fin la tengo entre mis brazos, se deshace, como si fuera de humo.
Me despierto sobresaltado, empapado en sudor. Mi respiración está agitada y siento mis mejillas mojadas por las lágrimas
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Capitulo: 11
CONNOR.
—¡CONNOR! —gritan todos al unísono, sorprendidos.
—Sí, soy yo —respondo, intentando mantener la calma.
Carajo, lo sabía. Sabía que Caleb tendría un capricho con esta chica. Ayer solo me bastó unos segundos para verlos juntos y saber que esto desataría un montón de problemas.
—Claro, es tu casa, hermano, tú sabes lo que haces —dice Dylan, rompiendo el tenso silencio.
—¿Hunter? —pregunta Caleb, dirigiéndose a él.
Mierda, no. Hunter no reaccionará bien.
Y el idiota de Caleb le pregunta directamente.
—Es tu casa, Caleb. Aunque te diga que no la quiero aquí, no puedo hacer nada. Esta no es mi casa, ni de Dylan, ni mucho menos de Connor, aunque te diga que esto le sentaría muy mal a Morgan, lo harás. Morgan nunca te importo cuando estaba viva, ¿por qué iba a importarte ahora que está muerta? —dice Hunter, con voz de dolor.
—Hunter, por favor —trato de calmarlo antes de que sea demasiado tarde y hable de más. A mí no me gustaría que ella supiera todo lo que sufrió Morgan.
—No, Connor, por favor. Sabes bien que Morgan era como una hermana para mí.
Dejé que le faltara el respeto días después de su muerte cuando traía a una mujer diferente cada día. Pero traerlas y tener intimidad con ellas para después correrlas es muy diferente a que traiga a una a vivir aquí.
—Hunter, la chica no tiene la culpa de las tonterías de Caleb —intervengo, intentando detenerlo.
—Me importa una mierda. ¿Esto es lo que haremos? ¿Siempre tendremos que barrer la basura que dejes?
—Trata de encontrar una solución rápida y razonable para esto, Caleb. Yo me llevaré a Hunter y lo calmaré. Más tarde, iremos a una carrera de autos —digo, decidiendo la agenda.
Paso por un lado de Caleb y me llevo a Hunter. A nuestras espaldas, escucho pasos y sé que son los de Dylan.
—Iremos a ver algo sobre mi padre y Morgan, y luego iremos a una carrera de autos —les aviso para que estén conscientes de que no tendrán ni un solo segundo libre en lo que queda del día.
—Pero si ni siquiera he desayunado —reclama Dylan.
—¿Y cuál sería la diferencia? Los
brownies de marihuana no son un buen desayuno, amigo —le respondo, con un tono burlón.
—Puedo explicar eso —dice.
—¿Qué vas a explicar? ¿Qué desde que murió Morgan todos somos unos malditos adictos que no tenemos futuro y que estamos completamente jodidos?
—Yo no estoy jodido —replico rápidamente—. No caí en las drogas ni mucho menos trato de echar mi vida a perder.
—No, sí estás jodido. Y estás más jodido que todos, porque estás enamorado de alguien que estuvo con tu hermano y no quisiste decirle la verdad por no perder a Caleb. Pero sabes perfectamente que si le hubieras confesado tus sentimientos a Morgan, tal vez aún seguiría con vida y no habría sufrido todo lo que sufrió a lado de Caleb.
Aunque me duela admitirlo, Dylan tiene razón. No necesariamente necesito estar con drogas para estar completamente jodido, igual o peor que ellos.
—Mejor démonos prisa para ir a ver lo de mi padre.
Todos nos montamos en el auto: Dylan de copiloto, Hunter en el asiento trasero y yo de piloto. Arranco el carro para ponerlo en marcha y dirigirme a donde me darán información sobre mi padre y Morgan.
(Sonido de llamada)
—¿Diga?
—Hola, Connor. Quería avisarte que esta noche llego a la casa de tu hermano y espero que estés ahí porque tengo noticias que darte —escucho la voz de Dani.
—Dani, estoy bien, ¿tú cómo estás, cariño? —le pregunto, tratando de sonar amable.
—Diablos, Connor, en serio me gustaría que al menos fingieras que de verdad te importo.
—Me importas.
—No, a ti lo único que te importa es vengar la muerte de tu "queridita" Morgan. Y, joder, no entiendo por qué quieres hacer eso. Entiéndelo, ella no te eligió a ti, se quedó y eligió a tu hermano y murió sufriendo las consecuencias de su jodida decisión. Ya supéralo.
—Te llamo más tarde —digo, y cuelgo.
Joder, sé que tiene razón, pero fuera de mis sentimientos por Morgan, creo que merece una venganza. A pesar de que su vida fue una mierda, ella pudo haber logrado ser feliz. Sin embargo, por culpa del hombre que se supone es mi padre, está muerta. Merecía ser feliz. Merecía un final feliz.
—¿Era tu prometida? —habla Hunter por primera vez desde que salimos de casa.
—Sí. Al parecer, llegará esta noche y creo que tiene noticias de mi padre, aunque no creo que me diga algo de lo que sabe.
—¿Por qué dices eso? —pregunta ahora Dylan.
—Creo que herí sus sentimientos, y ella es muy orgullosa. Si se le pone, me hará rogarle que me dé esa información. Es una jodida mujer arrogante y manipuladora.
—Tal vez eso le faltó a Morgan —vuelve a hablar Hunter.
—¿Ser orgullosa?
—No, ser arrogante y manipuladora... Tal vez eso hubiera prevenido su muerte.