Shophie simplemente desapareció. No hubo explicaciones y dejó a Aiden con el corazón en mil pedazos. El destino siempre tiene la última palabra y después de cinco años vuelven a verse. ¿Tendrá Sophie una buena explicación para su ausencia?
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Capítulo 18
El lunes a primera hora llega Aiden al apartamento de Sophie.
- Buenos días. Voy a tomarme el día para que busquemos una escuela para nuestra hija. Es prioridad.
- Buenos días. Estoy de acuerdo. Anoche estuve investigando y ya tengo algunas opciones.
Busca su laptop y le muestra las escuelas que considera adecuadas.
- ¿Aitana duerme?
- Sí, anoche tuvo pesadillas. El cambio la alteró un poco.
- ¿Hay algo que pueda hacer?
- Se le pasará pronto, mientras tanto dormirá conmigo.
Aprovechan el tiempo y hacen cita en tres escuelas que visitarán más tarde.
- ¿Tienes fotos de Aitana cuando era una bebé?
- Claro, míralas.
Busca una carpeta en los archivos de su laptop y la abre para que vea todas las fotos que ha tomado desde que nació su hija.
El rostro de Aiden muestra un sin fin de emociones; pasa del asombro a la ternura y con la misma facilidad del enojo a la tristeza.
- ¿Por qué me privaste de todo esto? Debes odiarme mucho para vengarte de esa manera.
- No te odio, fui una tonta. Di por hecho que no querías hijos. Temí que nos rechazaras. Actué muy mal y de verdad me arrepiento. ¿Podrás perdonarme algún día?
- No lo creo. El tiempo no vuelve, jamás voy a recuperar los años perdidos. No vi nacer a mi hija, me privaste de tanto...
Sophie se levanta y se aproxima a él.
- Perdóname, por favor.
Aiden extiende su brazo para evitar que ella se acerque más.
- Aléjate, por favor.
Los ojos de Sophie están llenos de lágrimas, su corazón duele.
- ¡Papi!
Al escuchar la voz de su hija se da la vuelta para limpiar sus ojos y que no la vea así.
- Mi niña, buenos días.
- ¿Vas a desayunar con nosotras, papi?
- Sí, preciosa. Las voy a llevar a desayunar y después iremos a ver algunas escuelas.
- ¿Puedo escoger yo la escuela?
- Escucharemos tu opinión, pero es una decisión de adultos, nena- explica Sophie.
- Está bien.
- Vamos a vestirte, hija.
Ambas caminan a la habitación, Aitana escoge su ropa y en minutos están listas para salir.
Cumpliendo su promesa van a desayunar para posteriormente acudir a cada uno de los colegios. Eligen uno que le gustó mucho a Aitana y además cumple con las expectativas de su padre.
- Esta misma semana tendrás un auto para que puedas moverte.
- No es necesario, gracias.
- Lo es, no lo hago por ti sino por ella.
- Eso lo sé. Apliqué para algunos empleos.
- No vas a trabajar, tendrán todo lo que necesiten.
- Quiero trabajar.
- ¿Y quien cuidará de Aitana?
- Obviamente, yo. Soy maestra y mis horarios pueden acoplarse a los de ella.
- No estoy de acuerdo.
- Y no tienes que estarlo, más no puedes prohibirme nada.
Han pasado por alto que su hija está en el asiento trasero escuchando su discusión.
- Papi, no discutas con mami.
- Lo siento pequeña. Seguiremos con esto más tarde- advierte.
Antes de volver al apartamento, pasan a comprar algo para comer. Comparten los alimentos, los silencios entre ellos son constantes y al finalizar, Aiden le pide a Aitana que vaya a su habitación.
- No voy a ceder. Quiero y estoy en mi derecho de buscar un trabajo. No estudie tantos años para terminar quedándome encerrada en casa.
- Eres tan necia. Te estoy ofreciendo absolutamente todo y prefieres salir a trabajar y descuidar a nuestra hija.
- Jamás la he descuidado. Tú y yo no estamos juntos, no puedes decirme que hacer y que no. No tienes derecho.
- Quiero lo mejor para mi hija, he pasado años ignorando su existencia y ahora quiero asegurarme de que esté bien, que tenga lo que necesita y aunque me gustaría que no te necesitara, sé que una madre es vital en la vida de un niño.
- Sé que hice mal al mantenerte lejos de ella, pero no he sido una mala madre y no puedes castigarme por siempre.
- No me tientes, no sabes de lo que soy capaz.
Él sabe que eso fue mas una amenaza que una advertencia y camina por la sala de estar como león enjaulado, resulta evidente que intenta tranquilizarse y no seguir actuando inpulsivamente.
- Busca un trabajo que se acople a los horarios de ella. Te llamo mañana.
Se despide de su hija y se marcha.
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Ximena lleva la mañana entera distraída, no consigue concentrarse. Gretchen ingresa con dos tazas de café.
- Desde que llegaste estas en otro mundo.
- Gracias- dice Ximena al tomar la taza humeante que su amiga le ofrece.
- Anoche las cosas no salieron como esperabas, ¿cierto?
- Fue tan humillante. En un principio las cosas fluyeron de manera natural, de un momento a otro dejó de besarme y me apartó. Me sentí ridícula, dijo estar hambriento y no tuve opción más que servir la cena. Después de eso, nada. Nos fuimos a la cama y se limitó a abrazarme y besar mi frente.
- ¡No puede ser! ¡No eres su madre!
- Ahora puedes entender cómo me siento.
- Totalmente. ¿Crees que sigue amando a esa mujer?
- Ya no sé qué creer, es seguro que algo pasa y no quiere contarme.
- Tendrás que ser tú quien aborde el tema si él te sigue evadiendo.
- No sabría como empezar.
- Haciéndole saber cómo te sientes y que no puede dejarte de lado.
- Tengo miedo, lo amo y no quiero perderlo.
- Amiga, mereces saber la verdad y sobre todo mereces un hombre que te tenga como una prioridad y no como una opción.
- Es duro, pero tienes razón.
El resto del día sigue repasando la conversación con Gretchen. Lo que le dijo puede sonar cruel, pero es la verdad.
Hoy su novio también pasó todo el día con su hija y con la madre de esta. Se está volviendo una constante. No ha recibido un solo mensaje de su parte y eso le molesta.
Se siente agotada, no quiere volver a pasar por lo mismo de ayer y al salir de la oficina prefiere irse directamente a su apartamento.
Apenas cruza la puerta y se quita las altas zapatillas que hoy han sido una tortura.
Se dirige a la cocina y abre una botella de vino, hoy más que nunca necesita relajarse. Un baño de burbujas es el complemento perfecto.
Apaga su celular y prepara la tina, mezcla sales aromáticas y aceites esenciales. Ajusta la temperatura del agua y mientras la tina se llena ella va en busca de su copa y la botella de vino.
Se despoja de su ropa, realiza un moño alto con su largo cabello, enciende un par de velas, apaga la luz y se sumerge en el agua llena de espuma. La mezcla de aromas resulta por demás agradable.
Comienza a sentir el efecto calmante del agua caliente en sus músculos, cierra los ojos dispuesta a relajarse por completo.
Pierde la noción del tiempo, sus párpados pesan y comienza a sentirse adormecida. El cansancio y estrés acumulado están pasando factura. Son unos golpes fuertes en la puerta principal los que la hacen salir del trance en el que se encuentra.
Le cuesta incorporarse, se pregunta quien llama a la puerta de esa manera y porque el portero dejó pasar a alguien sin su consentimiento.Coloca una mullida bata blanca sobre su cuerpo y calza sus pies con un par de pantuflas a juego.
Camina apresurada, los golpes en la puerta son constantes y seguro los vecinos no tardarán en mostrar su disgusto.
- ¡Ximena!- es la voz de Aiden llamándola- Responde.
- ¿Qué carajos pasa contigo?- reclama al abrir la puerta.
Él se abalanza sobre ella apenas la ve y la abraza con fuerza.
- ¿Qué sucede? Me asustas.
- Te llamé mil veces, te dejé un mensaje tras otro y no recibí respuesta. Creí que te había ocurrido algo.
- Estoy bien, llegué cansada de la oficina. No quise molestarte, sabía que estarías con Aitana.
- ¡No vuelvas a desaparecer!- ordena con voz enérgica antes de apoderarse de su boca.
Rodea su cuerpo con ambos brazos y ella se deja guiar al interior. No esperaba esta reacción de su novio y aunque sorprendida, se deja llevar.
De un tirón le quita la bata que es lo único que cubre su cuerpo. La llena de besos y caricias, desde que están juntos nunca lo había visto actuar de una forma tan apasionada.
No quiere seguir analizando su actitud y se rinde ante sus caricias, ambos se dejan llevar por sus instintos más básicos y terminan teniendo una noche de inmenso placer.
No hubo palabras, ninguna frase romántica, se limitaron a darle rienda suelta a la pasión.
Las dudas de Ximena se desvanecen, siente que ha exagerado y que su novio sencillamente estaba pasando por momentos de extrema tensión.
Dispuesta a olvidar todo, se acomoda entre sus brazos y duerme plácidamente sin percatarse de que es él quien no logra conciliar el sueño esa noche.
y Aiden queden juntos, se aman y eso es más fuerte