Una tarde como cualquiera, Andi escuchó el grito de una niña que le decía "papá" a su esposo. En ese momento, ella sintió que el amor era egoísta y cruel. Pero nadie sabia que ese encuentro cambiaría sus destinos.
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Juntos
La niña luchó con toda su pequeña fuerza para que no se la llevarán, pero fui inútil. Su felicidad había durado poco; la tristeza, sin avisar una vez más le estaba arrebatando a la única persona que la quería.
—¡Aquí tienes a la niña!— dijo Diana, entregando a la niña a la madre de Kevin.
—¡No quiero estar con ustedes! ¡Sáquenme de aquí!— la niña empezó a gritar.
—¡Cállate, mocosa!— le gritó la madre de Kevin a la niña, dándole una cachetada.
—¡Eres una señora muy mala! ¡Te odio!— grito la niña.
—Ja, ja ja. Eres una niña maleducada. ¿Cómo te atreves a gritar a tu abuela?
—¡Ojalá no fuera tu nieta!
—No es agradable tener una nieta como tú, ¡ojalá nunca hubieses nacido!
La niña se estaba enfrentando a una mujer sin sentimientos, luchar contra esa mujer le estaba enseñando que la vida a veces era muy injusta. Sus pequeñas lágrimas en su rostro no conmovió a la vil señora.
La niña empezó a enloquecer, recorrió el gran salón de la mansión y empezó a tirar todo objeto al suelo. La señora no pudo detenerla, así que mandó a los empleados a detenerla, pero justo en ese momento Kevin entró y fue para sujetarla.
—¡Suéltame! ¡Suéltame! Eres un hombre muy malo como tu madre—la niña gritó a Kevin.
A Kevin le dolió esas palabras. Después de tanto pelear, logró abrazarla y calmarla a la fuerza.
— ¡Tranquila! Todo estará bien Lara. No te preocupes— dijo Kevin.
—Llévame con Andi, por favor.
—Yo soy tu padre, yo cuidaré de vos.
—Yo no te quiero, quiero a Andi, llévame con ella.
—Olvídate de Andi. ¡Mírame bien! yo soy tu papá ahora. No voy a permitir que te vallas con esa mujer.
—¡Pensé que la querías, como a mí!
—Andi no me quiere.
—Yo puedo hablar con ella.
—Vos sos solo una niña, no puedes entender los sentimientos de un adulto.
—Andi es buena, ella dijo que podía cuidarme, ¿Por qué no me llevas donde ella?
—Podemos visitarla un día.
—¿Por qué no ahora?
—Debe estar enojada conmigo.
—Vamos con ella Kevin. Ella está sola como yo y nos necesita.
—Tienes mucha razón hermosa, aquí no tenemos nada que hacer. Vamos.
Kevin tomó de la mano a la niña y, antes de salir, dijo a su madre y la mujer que le había roto el corazón: "Con ustedes luego hablaré".
Kevin llamó a Nicolás para preguntarle dónde estaba Andi. El muy enojado le contó que estaba en el hospital. Al principio se negó, pero al final lo hacía por la niña.
Kevin llegó con la niña al hospital, preguntó en recepción, no le quisieron dar información hasta que él dijo que era el esposo de Andi. Sin hacer mucho ruido entró a la habitación con la niña. Andi tenía la piel pálida y los labios secos; la tristeza y el llanto la habían deshidratado y debilitado.
Lara cuidadosamente se acercó hacia ella, con su pequeña mano agarró la mano de Andi.
—Andi, ya estamos aquí, por favor despierta— dijo la niña angustiada.
El cuerpo de Andi respondió al pedido de la niña y abrió los ojos lentamente; al verla, unas lágrimas de felicidad rozaron su rostro.
La niña seco las lágrimas de Andi con sus cálidas manos y le regalo una sonrisa. El corazón de Kevin dejó de sentirse en soledad; entendía que la vida no era injusta, sino una ruleta de sorpresas. Una mujer de la nada y su hija, a quien nunca reconoció, habían coincidido en su guerra para golpear al mundo juntos.
—Perdóname mi amor, no pude detenerlos— dijo Andi con la voz suave.
—Esas mujeres son malas, no quiero estar con ellas, Andi.
—No voy a permitir que nos vuelvan a separar mi amor.
—Te quiero mucho, Andi.
—Mi amor, también te quiero.
—Lara, Andi no comió. ¿Me acompañas a buscar algo para comer?— dijo Nicolás a la niña para dejar un momento a Kevin con Andi.
—Dale— contestó la niña y se fue con Nicolás.
—¿Cómo estás?— Kevin preguntó a Andi tomando su mano.
—Gracias por traer a la niña Kevin. Haré todo lo que quieras, pero no me alejes de ella por favor.
—Lo único que quiero es que me registres. ¡Estoy acá, Andi! ¿Por qué te cuesta tanto abrazarme? ¡Mira!.. ¡Mira lo que hice por vos!— Kevin le mostró el acta de matrimonio y la custodia de la niña— ¿No es lo que querías? ¡Aquí está! No quise obligarte a que te pusieras ese vestido, pero solo quería un recuerdo
—Perdóname Kevin.
—Perdóname vos por no haber reaccionado cuando se llevaron a Lara, pero Diana supo como distraerme.
—¿Quién es ella?
—Era mi prometida. Con ella tenía que casarme.
—¿Qué pasó?
—Diana me rompió el corazón y se fue.
—¿Aún la quieres?
—No sé, estoy confundido. Pero ella me dijo algo que me dejó pensando.
—¿Qué te dijo?
—Que era la madre de Lara.
—¡Que!.. Eso no puede ser, la madre de Lara era Aylin.
— ¿Tienes como probarlo?
—No.
—No te preocupes, voy a averiguarlo.
—¿Kevin?
—Dime.
—¿Puedo ser sincera con vos?
—Claro.
—Aún principio quería que la niña se quedará con vos, pero ahora no quiero alejarme de ella. Esa niña es una bella luz en mi vida. Por favor, deja que me quede con ella.
—Ambos compartiremos la custodia. Ahora estamos casados legalmente, vos lo pediste así, ahora cumple ese rol, si quieres estar a lado de Lara.
—¿Eso significa dormir juntos?
—Dormir juntos, vivir juntos, comer juntos, salir juntos, todo juntos. Haremos que Lara tenga un hogar. ¿No es eso lo que quieres?
—Sí, eso es lo que quiero.
—Perfecto.
Andi se sentó a la orilla de la cama, luego se levantó para ir al baño. Kevin la tomó de la mano y la acompañó, ella se dejó sujetar; no le tenía miedo a Kevin, le temía tocar los rincones de sus ojos vacíos y perderse en la melancolía, matando su ser para pretender ser alguien más.
Kevin la dejó en la entrada del baño y la espero ahí; mientras tanto, miraba por el ventanal cómo las aves volaban en el cielo azul.