Los Cables De Tu Corazón.

—Oh, bueno... en la escuela, —dije sin darle importancia a lo que decía.

—Yo lo vi por primera vez en la biblioteca, me llevaron ahí como castigo, —mencionó Edwy haciendo que los demás comenzaran a reír.

Lo miré suspirando y bebí mi té mientras desvié la conversación hacia otro lado. Más tarde cada uno siguió en lo suyo, Gale y Dave recorrían la casa, mientras que mi suegra se quedaba en la habitación de invitados. Edwy y yo nos habíamos encerrado en nuestra habitación, él estaba acostado leyendo un libro y yo miraba la ventana, la lluvia estaba haciendo que un aire fresco se levantara. A lo lejos entre los árboles se había levantado una niebla y no había señal del sol.

—Estoy aburrido, quiero salir. —Me senté en la cama y recosté mi espalda contra la pared.

—Te enfermarás, —dijo Edwy cerrando su libro y acercándose a mi.

De todas formas si hubiera sol ahora mismo no me dejaría salir, estoy encerrado y no soporto esta locura. Temo a perder mi poca humanidad que me queda y tan mal me está haciendo que alucino todo el tiempo.

Giré mi cuerpo a mirar a Edwy serio con el corazón en la boca y él solo hundió las cejas extrañado.

—¿Qué sucede? —preguntó tocando mi mejilla con toda la palma de su mano.

Giré mi cabeza y golpeé su mano para quitármelo de encima, moví mi cuerpo dándome la vuelta y me levanté.

—¿Recuerdas al empleado que mataste?

—Lo recuerdo.

—Alucino con él, lo veo teniendo los ojos abiertos y... —Volteé a mirarlo con las manos temblorosas mientras abría mis ojos alerta—, él está en todas partes.

Edwy se levantó y se acercó a mí para intentar calmarme con un abrazo al que rechacé oponiéndome y haciendo resistencia con mis brazos.

—Lo mataste, eres un asesino. Tú y Dave son unos animales.

Edwy negó con la cabeza y con los ojos llenos de lágrimas desbordadas intentó agarrar mis manos y así lo hizo porque no me negué. Observé como él sostuvo con delicadeza mis manos y luego hizo que mirara sus ojos verdes cristalizados.

—Lo hice. Soy un asesino, lo somos. —Edwy hizo una pausa para tragar saliva mientras trataba de sacar la otra palabra de su boca y continúo—; pero también recuerdo que ese hombre al que asesiné era un violador. ¿Tú no lo recuerdas?

Fruncí mis cejas y luego desvié mi vista hacia el suelo, pero él soltó una de mis manos y me sostuvo de la mandíbula para que volviera a mirarlo. Su acto fue bruto así que me asusté e intimidé, pero él se relajó y acarició mis mejillas.

—No podía dejar que se salga con la suya, él te tocó e hizo otras cosas contra tu voluntad. No lo podía permitir. Yo solo quería que no se vuelva a repetir, —dijo Edwy soltando mi otra mano y ahora sí teniendo sus dos manos en mis mejillas acercó nuestras frentes—. Perdón, perdón.

Él lloraba repitiendo que le perdone, pero ahora mismo ni una sola palabra salía de mi boca así que solo apoyé mis manos sobre las suyas mientras miraba al suelo.

—Pero lo volvería a hacer, volvería a reventar su cabeza contra la pared hasta que sus ojos se le salgan por la boca, —dijo él con una vena en su frente y cuello que parecían explotar.