Diana Johnson, una mujer exitosa pero marcada por la traición, muere a los 36 años tras ser envenenada lentamente por su esposo, Rogelio Smith, un hombre frío y calculador que solo la utilizó para traer de vuelta a su verdadero amor, Maribel Miller. Sin embargo, el destino le da una segunda oportunidad: reencarna en el cuerpo de Mara Brown, una joven de 20 años sin hogar, desamparada pero con una belleza natural escondida tras la suciedad y la miseria. Con todos los recuerdos, habilidades y contactos de su vida pasada, Diana (ahora Mara) planea retomar lo que le arrebataron y vengarse de quienes la traicionaron.
Pero en su camino de venganza, conoce a Andrés García, un seductor mujeriego que parece tener más capas de las que muestra. ¿Será Mara capaz de abrir su corazón al amor otra vez, o la herida de su traición pasada será demasiado profunda?
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El primer paso hacia la reconstrucción
Mara miraba el techo de su habitación con determinación, la decisión ya estaba tomada. Si bien su venganza era su meta final, sabía que el camino requería algo más que astucia y conocimientos del pasado. Necesitaba credenciales que le permitieran construir una nueva identidad sólida y acceder a círculos más altos sin levantar sospechas.
La educación era el primer paso.
Revisó durante horas en su celular barato opciones de educación en línea. Finalmente encontró un programa que le permitiría completar la escuela y el colegio en tiempo récord. Estaba diseñado para adultos que no habían podido estudiar en su juventud, como la antigua Mara Brown. Sin dudarlo, se inscribió.
"No importa cuánto me tome. La venganza, después de todo, se sirve fría."
Mara pasó los días siguientes sumida en libros electrónicos y video clases. Las materias básicas como matemáticas, historia y ciencias no representaban un reto para ella, pues aún tenía intactos los conocimientos de Diana Johnson. Sin embargo, tenía que fingir que partía desde cero para no despertar sospechas.
Al principio, fue difícil. Su cuerpo, acostumbrado a las penurias de la calle, se resistía a las largas horas de estudio. Sus ojos se cansaban, y su mente, por momentos, divagaba hacia la rabia y el dolor de su traición pasada. Pero cada vez que la desmotivación la atacaba, recordaba la sonrisa de Rogelio en el periódico junto a Maribel Miller, y eso le devolvía las fuerzas.
Con el paso del tiempo, empezó a destacar en el programa. Sus profesores la felicitaban por su rapidez para aprender y resolver problemas. En menos de seis meses, completó la educación básica y estaba lista para la universidad.
Mara eligió estudiar administración de empresas en línea. Sabía que este conocimiento le sería útil no solo para acercarse a Rogelio, sino también para entender mejor el mundo financiero en el que él se movía. Además, quería demostrarle que, aunque había intentado destruirla, ella era capaz de reconstruirse y superarlo.
El ritmo de la universidad era más exigente, pero Mara lo abrazó con pasión. Aprendió a analizar mercados, gestionar proyectos y manejar inversiones. Todo lo que le enseñaban lo conectaba con su pasado como Diana Johnson, pero ahora tenía una ventaja: sabía cómo utilizar ese conocimiento para jugar a su favor.
Los meses se convirtieron en años. Mara dedicó cada hora de su tiempo libre al estudio, trabajando en silencio desde su humilde habitación. A veces, Andrés la invitaba a salir, pero ella rechazaba las ofertas con excusas. Aunque no cortó contacto con él del todo, sabía que su prioridad era prepararse.
La espera era un sacrificio. A menudo se preguntaba si estaba perdiendo tiempo, pero siempre llegaba a la misma conclusión: "Cada paso me acerca a mi objetivo. No importa cuánto tarde, porque cuando ataque, será definitivo."
En ese tiempo, también comenzó a investigar más sobre Rogelio. Descubrió que había expandido sus negocios y que ahora era uno de los empresarios más respetados de la ciudad. Sin embargo, detrás de esa fachada perfecta, Mara sabía que había secretos oscuros. Solo tenía que descubrirlos.
Tres años después, Mara finalmente completó su licenciatura. Había trabajado más duro que nunca, aprovechando cada herramienta a su disposición para terminar en tiempo récord. Con un título en mano y un historial académico impecable, estaba lista para el siguiente paso de su plan.
El día de su graduación virtual, Mara se permitió un momento para reflexionar. Miró su reflejo en el espejo, ya no veía a la indigente que había sido al principio. Su piel estaba más luminosa, su cabello cuidado, y su mirada irradiaba confianza. Había renacido completamente, tanto por dentro como por fuera.
Era hora de entrar en el mundo real y enfrentarse al hombre que la había destruido.
Un día, mientras revisaba ofertas de empleo en el café donde solía ir, Andrés apareció nuevamente. Esta vez, su mirada se detuvo en ella más tiempo del habitual.
—Mara, hace meses que no sé nada de ti. ¿Dónde te has metido?
—Estudiando respondió con una sonrisa misteriosa.
Él alzó una ceja, intrigado.
—¿Y ahora qué sigue?
Mara lo miró fijamente, evaluando si debía revelarle algo de sus planes. Finalmente, decidió ser honesta a medias.
—Voy a entrar al mundo empresarial. Tengo metas que cumplir.
Andrés la observó en silencio, como si tratara de descifrar sus intenciones. Finalmente, sonrió con aprobación.
—Sabes, Mara, creo que contigo uno nunca se aburre. Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo.
Esa oferta despertó algo en ella. Aunque no estaba segura de hasta dónde podía confiar en Andrés, sabía que su conexión podía ser útil en el futuro.
La guerra estaba por comenzar, y ella estaba lista para jugar su primera carta.