En el corazón de la región de San José de Lunar,donde la naturaleza es generosa y la pasión es intensa, se encuentra la historia de Natalia una joven valiente y determinada que se embarca en un viaje transformador.
Con un pasado marcado por la pérdida, Natalia deja atrás su vida, para luchar con un mundo que no reconoce la mujer, pero no estará sola en este camino
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BODA
El día tan esperado por Santiago, y el más temido por Natalia había llegado. La hacienda de los Reyes era la anfitriona para la boda, se llevaría a cabo en el hermoso jardín, un arco llenos de orquídeas adornaban el altar y muchas flores nativas del lugar embellecían y perfumaban el recinto.
Los empleados andaban locos y nerviosos, querían que todo saliera bien. Las dos familias se encontraban preparándose. Los dos patriarcas, en cierto sentido, estaban felices de sus dos hijos menores también terminarán unidos en matrimonio.
___ Santiago, ¿Dónde diablos te metiste anoche?, Analia salió hecha una furia, porque la dejaste plantada ___ dice Ricardo entrando a la habitación de Santiago, quien se encontraba preparándose.
___ ¿Olvidaste tus modales?, ya no saludas, amigo ___ dice Santiago acomodando su cabello.
___ No cambies de tema. Ya dime que fue lo que sucedió.
___ Fui muy claro contigo, te dije que no quería mujeres. Además, tenía algo importante que hacer ___ respondió Santiago.
Ricardo miró a su amigo, pero no entendió.
Santiago no había cambiado casi nada su habitual look. A pesar de ser un hombre moderno muy masculino y reservado. No tenía tatuajes en su cuerpo, vestía siempre elegante, pero cómodo, su corte de cabello estaba como siempre, pero en esta ocasión quiso destacar un poco su negro y ondulado cabello, el cual estaba más largo en la parte de arriba mientras que los lados estaban bien marcados, dejó caer algunos mechones sobre su frente dándole un toque de galán.
Natalia se encontraba en la Hacienda de los Reyes, en la habitación que le habían asignado para qué la prepararán. No permitió que le hicieran mucho, de igual manera las chicas maquilladoras no insistieron. La belleza natural le permitía darse el lujo de omitir el maquillaje que no deseaba.
___ Natalia, hija, estás hermosa ___ dijo Naila, al ver a su hija con el hermoso vestido de novia, y con voz entrecortada, dio gracias a la vida y a Dios por darle la oportunidad de ver su hija casarse.
____ Hermana, todo esto fue muy repentino, pero de todo corazón te deseo lo mejor del mundo ___ dijo Richard, quien hasta ahora, era el que se mostraba más cercano a ella.
__ Hermanita, gracias a esto te tendremos que soportar por mucho tiempo ___ dice Marcos, bromeando, tratando de cambiar la expresión en el rostro de la novia.
Las hermanas Reyes también se encontraban allí; eran unas chicas un poco tímidas, pero también dieron sus mejores deseos.
Naila abrazó a su hija, y en un breve momento de debilidad dejó caer unas lágrimas de emoción y nostalgia.
___ Tranquila, mamá___ dice Natalia, correspondiendo al abrazo.
__ Pueden dejarme sola; terminaré de arreglarme y entraré sola___ dijo Natalia, todos se miraron unos a otros. Era una clara expresión de que no quería entrar de la mano de su padre al altar.
___ Tranquilos, no escaparé; tengo palabra, solo necesito un tiempo a solas.
Aunque ya se encontraba vestida y lista, era para entender que lo único que quería en ese momento era reunir fuerzas suficientes para soportar lo que estaba por llegar a su vida.
La habitación se quedó en silencio después de que todos salieron. Natalia se miró en el espejo, su reflejo mostraba una hermosa mujer, pero su corazón estaba lleno de dudas. Pero una sonrisa encendió la chispa que necesitaba para mantener la esperanza.
Todo se encontraba listo y esperando la novia. Santiago, de pie en el altar, se ajustó su traje negro de etiqueta, con solapas estrechas y botones dorados, camisa blanca de seda que resplandecía bajo la luz de la tarde, corbata negra e seda completaba su look. Quien lo hubiera imaginado, ni siquiera el mismo se lo creía todavía. Le temblaban las manos, el corazón se le quería salir. Y recordar lo que había sucedido la noche anterior con Natalia lo hacía estremecer, intentaba mantener la calma, pero su corazón latía con fuerza. Pensaba solo en ella.
___ Hijo, ¿se habrá arrepentido la novia?___ le dice el sacerdote a Santiago, en forma de burla, pues era muy amigo de él.
___ Padre, no le mira lo suficiente nervioso, para que me salgas con esta broma___contestó Santiago, con voz suave.
De repente, un susurró recorrió la multitud: ___ Llega la novia ___ alguien dijo.
Santiago se enderezó, sentía corazón en la garganta. Su mirada se dirigió hacia la entrada, ansioso por ver a Natalia.
La multitud se levantó, volteando hacia la entrada. Un murmullo de sorpresa y burlas reprimidas se pudieron escuchar de todo el público que en su desconcierto miraba la novia.
Santiago puso su mirada en una Natalia quien entraba con un traje un poco masculino negro, elegante y sofisticado. El traje a su medida era un diseño exclusivo, con un corte perfecto que realzaba su figura, camisa de fondo blanca y corbata negra a juego con el resto del traje.
En su mano una sola rosa negra, su cabello peinado hacia atrás, revelando su rostro determinado, sus ojos brillaban con una mezcla de desafío y satisfacción.
Natalia había cambiado su vestido de novia por este traje, convencida de hacer una declaración: no era la novia sumisa y tradicional que todos esperaban. Quería que Santiago la viera y se diera cuenta de que realmente no la conocía. Sobre todo que se arrepintiera de casarse con ella.
La reacción de los invitados fue de shock y confusión, como se la había ocurrido hacer semejante vulgaridad de presentarse de negro a a su propia boda, era lo que todos murmuraban. Santiago, sin embargo, parecía paralizado, su mirada fija en Natalia con una mezcla de admiración y deseó.
No esperaba menos de ella: su espíritu y carácter libre, rebelde, decidido y, sobre todo, no le importaba la opinión de los demás. Verla así, en vez de arrepentirse, sentía más deseos. Aunque no era una novia común, el traje que llevaba la hacía ver hermosa y moderna a los ojos de Santiago, pero las envidiosas aprovecharían para chismear todo el resto del año. La familia de los novios se encontraban en shock; el señor Jiménez intento levantarse y sacarla de allí, pero su esposa lo detuvo a tiempo. Nunca se les pasó por la cabeza, que Natalia hiciera eso, menos cuando ya tenía puesto su vestido de novia. Natalia caminaba con largos pasos, pero elegantes hasta llegar al altar, donde la esperaba Santiago, quien no apartaba la mirada de su futura esposa.