NO SERÉ TU AMANTE

Max también va a cambiarse, cuando está terminando Erick entra a su habitación sin tocar.

— ¿De dónde la conoces?

— Esos modales tío.

— Responde. ¿Dónde conociste a esa mujer?

— Fue a meter un proyecto en la ONG de mi amigo, el me pidió que revisara la propuesta y me gusto, la llamé, hablamos, me gusto, el resto es historia. ¿Por qué? ¿Acaso la conoces?

— Trabajaba en el club de Cancún.

— Eso me contó. ¿Y cómo era?

— Sería. Fría, enojona. — Max se ríe.

— No me digas que trataste de conquistarla y te rechazo.

— Yo no me fijo en las empleadas. — Dice molestó.

— Era broma. No aguantas nada. — Max se burla.

— ¿Qué tan seria es tu relación con ella?

— Aún no lo definimos.

... En su habitación Olga está muy nerviosa, termina de cambiarse y decide no desempacar nada. Buscará una excusa para irse lo antes posible. Alguien llama a su puerta y ella pregunta quién es.

— Soy yo señorita. Los señores la están esperando para comer.

— Gracias. En seguida voy. — Olga seca su cabello y baja. Ella espera no ver a Erick, pero para su desgracia es al primero que ve.

— Amor siéntate aquí. — Le dice Max, ella sigue sin entender por qué la llama así. Pero igual le sigue el juego y se sienta, Erick no le quita los ojos en toda la comida. Olga se siente tan incómoda que se atraganta en dos ocasiones. Max actúa cariñoso y preocupado, lo que hace a Erick sentir peor.

— Discúlpeme. Quiero descansar un poco en mi habitación.

— Adelante hija.

— ¿Te acompaño? — Pregunta Max.

— No. Gracias. Con permiso. — Ella se va del comedor, Max espera un tiempo y también se disculpa. Va a la habitación de Olga y ella lo deja entrar. — ¿Por qué estás actuando así?

— Se que es raro. Pero todo tiene una explicación.

— Dámela.

— Somos buenos amigos, por eso te quiero pedir este favor.

— ¿Qué favor?

— Hazte pasar por mi novia unos meses.

— Pero tu tienes novia.

— Mi familia no la acepta.

— Tu familia no parece el tipo de personas que tienen prejuicios sobre la posición económica. A mí me han tratado muy bien.

— No se trata de su posición.

— ¿Entonces?

— Brenda es una chica transexual.

— ¿Te gusta una chica trans?

— No me digas que tienes prejuicios también.

— No. Sólo estoy sorprendida.

— Al principio a mis abuelos les agradó mucho, la querían cómo a ti, pero les llegó el rumor, investigaron, y bueno todo se fue al caño. Ellos son anticuados, no pueden entender cómo un hombre quiere ser mujer, y mucho menos que un hombre quiera estar con esa mujer.

— Okay, si es complicada tu situación. Pero si la quieres debes enfrentarlos.

— Ya lo hice. Y no salió bien.

— ¿Qué ocurrió?

— Cambiaron su testamento, dejaron a Erick cómo heredero universal.

— ¿Eso te preocupa?

— Estoy acostumbrado a vivir bien. No puedo renunciar a todo eso.

— ¿Así que decidiste renunciar a Brenda?

— No. Ella y yo seguimos en una relación, pero es secreta, y para tener a mis abuelos contentos te traje a ti. Eres mi amiga, te conozco, por eso te pido este favor.

— No puedo ayudarte. Lo siento.

— Por favor. No será gratis, mira yo te puedo dar el dinero que te hace falta para comprar lo que te haga falta en tu granja. ¿Qué dices?

"¿Por qué todos los hombres piensan que me pueden comprar?" — Piensa ella decepcionada.

— No puedo fingir que estoy enamorada de ti.

— Inténtalo. Por favor. No va pasar nada entre nosotros, bueno, uno que otro beso, pero no vamos a dormir juntos, y menos tener intimidad.

— Me lo juras.

— Te lo juro.

— Está bien. Aceptó, pero solo unos meses.

— Gracias. — Max le da un abrazo. Erick lo ve salir de la habitación muy feliz e imagina que pasó algo entre ellos. Lo cuál le molesta mucho.

Después de cenar el se mete a la habitación de Olga por la ventana. Ella está despierta y se levanta al escuchar el ruido.

— ¿Qué haces aquí?

— ¿Tú qué haces aquí? ¿Desde cuándo sales con mi sobrino?

— Eso no te importa. Lárgate.

— Está es mi casa.

— Es mi habitación. Vete.

— No me voy. Llevo mucho tiempo buscándote. Y tú apareciste dónde menos imaginé.

— ¿Para qué me buscabas?

— ¿Tú qué imaginas? — Erick se acerca peligrosamente.

— Vete.

— Déjame dormir contigo. Dame una noche más.

— No tienes vergüenza, ¿no ves que estoy saliendo con Max?

— Tu eres la que no tiene vergüenza, te revolcaste conmigo, y ahora vas detrás de Max.

— Eso no te importa. Yo hago lo que quiero.

— No. Tú vas a hacer lo que yo quiero. Vas a terminar con el, y te irás de esta hacienda.

— Suéltame. — Ella se jalonea. — Déjame por favor. Yo no te he hecho nada.

— Me abandonaste en el hotel.

— ¿Y que debía hacer? ¿Esperar a que despertarás y me humillaras? ¿Así hubieras estado satisfecho?

— Lo hubiera estado si me dejabas pasar una noche más contigo. Es lo que quiero ahora.

— Pero yo no quiero. Suéltame.

— ¿De cuánto es tu precio ahora? Estoy dispuesto a pagarlo.

— Suéltame. — Olga le golpea su abdomen con toda su fuerza. Erick afloja su agarré y ella aprovecha para alejarse. — Yo no soy un objeto que puedes comprar.

— Ya te compre una vez.

— No habrá una segunda. Vete.

— Me iré. Pero avísame si cambias de opinión.

— Busca una prostituta.

— Ya tengo una en casa. ¿Para que molestarme en ir más lejos?

— Eres un imbécil.

— Puedo ser más imbécil.

— Largo. — Ella lo echa de su habitación y cierra la ventana muy bien. Incluso pone una silla para estar más segura.

A la mañana siguiente Max llama a su puerta y la invita a dar un paseo. Olga acepta y ambos se van a recorrer lo que les faltó el día anterior.

Al regresar de su paseo Erick los observa desde su balcón, le molesta muchísimo ver a su sobrino con la que el considera es su mujer.

— Te vas de paseo. ¿Y no me invitas? — Cuestiona molestó durante el desayuno. Olga sabe que esa pregunta es para ella, pero finge demencia.

— No te invite por qué se que no te gusta montar a caballo. Y no podemos ir en auto. Por cierto Abuela, a Olga se le ocurrió hacer una carne asada, ¿qué te parece? — Olga lo observa confundida, ella nunca le sugirió eso.

— Me encanta la idea. Podemos hacerlo mañana. ¿Qué opinas Olga? — Está vuelve su mirada a Braulia.

— Me gusta la idea.

— ¿Qué pasa? Te noto menos entusiasmada, ¿no te gusta mi hacienda?

— No es eso.

— Debe ser el cambió de clima, dónde ella vive el calor es más fuerte. — Comenta Max.

— ¿Incluso has ido a su casa? — Erick desquita su molestia con la comida de su plato, así el enojo no se mostrará en su rostro.

— Es mi novia. Claro que he ido.