Los hijos menores de Luriel y Anahí deberán enfrentar el peso de sus decisiones, aunque eso signifique destrozar sus corazones para proteger a su gente. El amor tal vez, no pueda cambiarlo todo.
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Me lo merezco
Pitá caminaba rumbo a su dormitorio, le había resultado fantástica la clase con el padre de Lucho, se basaba en diseñar todo lo informático relativo a una empresa y habían planteado que querían hacer algo relacionado a la comercialización de productos artesanales a nivel internacional. Los tres se habían entusiasmado porque podían aplicar lo que sabían, pero con una idea que los había enamorado.
Tal vez podría ajustar las ideas que tuvieran a la aldea, Vicky era una joven realmente agradable, por fin se sentía a gusto con otra persona que no era Lucho
Llegó a su dormitorio y a los pocos minutos Moria llamó a su puerta. Se la veía enfadada, lo empujó suavemente e ingresó, entonces Pitá cerró la puerta y se quedó recostado contra ella esperando un aluvión de reclamos, pero ella comenzó a desvestirse... Cuando solo quedó en ropa interior, se aproximó hasta pararse delante de él.
Quiero que me contestes con la verdad... – hablaba provocativamente
¿Estás segura...? – no pudo evitar sonreír por el desafío – a veces la verdad no es muy divertida...
Prométemelo... – le insistió
Muy bien... prometo decirte la verdad... – estiró la camisa indígena por sobre su cabeza y quedó con el pecho descubierto y los músculos un tanto tensados
¿Soy linda...? – lo vio asentir - ¿habías conocido a alguien como yo?
Si... – dijo sonriéndole – mi cuñada es rubia de ojos verdes... voluptuosa – agregó mirando su cuerpo – aunque ella es más bonita... – la vio sorprenderse – querías la verdad...
¿Que soy yo para ti...? – estaba un poco confundida
Un pasatiempo... – se sintió un poco mal al verla cohibirse – no te ofendas... yo he sido tu juguete sexual y no me he ofendido...
Yo creí que teníamos una relación más seria... – le reclamó
Todo el campus sabe quién viene a esta habitación... – no pudo evitar el gesto de burla – la cuestión es sencilla... mi pueblo se maneja por otras leyes dentro de la aldea... el cacique es polígamo... – la vio sorprenderse – puedo tener varias esposas... pero fuera de la aldea solo van a ser amantes...
¿Por qué me hiciste besarte frente a esa tonta...? – la furia comenzaba a aparecer
No hables así de ella... – la respuesta fue inmediata – y siempre estás colgada de mi cuello... ¿Cuál es la diferencia?
¿Es tu sirvienta realmente? – lo vio negar con la cabeza - ¿Quién es?
Mi prometida... – sonaba tenebroso y comenzó a desprenderse el pantalón – si no vas a querer sexo, mejor vete porque estoy cansado...
Te voy a acusar que abusaste de mi... – le contestó enfurecida
Mejor te digo toda la verdad porque realmente estoy cansado – dijo mientras sacaba su billetera y buscaba su cedula de identidad, se la puso frente a los ojos – soy menor de edad para tu pueblo... así que, en realidad para tus leyes, tú me has violado en reiteradas ocasiones... – la vio palidecer e instintivamente tratar de cubrirse los senos – lo hemos pasado bien... nos divertimos... pero hasta acá es lo que puedo ofrecerte...
¿Creí que me amabas...? – comenzó a sollozar
Ambos sabemos que esto fue solo sexo... – comenzó a pasarle la ropa para que se vistiera – no tiene nada que ver con el amor...
¿Y con la tonta tienes sexo y amor...? – le reclamo mientras terminaba de vestirse y como no le contestó, le llamó la atención – te enamoraste de ella, ¿no es así?
Con ella no hay sexo... – dijo mientras que le abría la puerta para que pudiera irse
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Cuando llegaron a la casa de Antonio, Itatí miraba todo completamente asombrada, jamás se hubiera imaginado que existían lugares como ese. Araí la arrastraba de un lugar al otro y era completamente abrumador para ella.
Casi no había hablado desde que se había subido al auto, pero agradecía que trataran de entretenerla. No había podido alejar la imagen de Pitá con esa chica tan linda, tan distinta a ella en todo... le había llamado “cariño” y le había dicho que esa noche le podría pedir lo que quisiera... y haber entendido eso la entristecía por sobre cualquier otra cosa.
Ahora caminaban por el amplio jardín, pero mientras Araí hablaba sin parar de cuanta anécdota se acordaba, Itatí apenas podía respirar... no tenía fuerza para contestar a tantas historias.
“No es nadie importante”, no podía sacarse de la cabeza, ninguna de las palabras que Pitá había pronunciado esa tarde.
Sabía que el cacique podía tener varias esposas con las que tenía que intimar, pero jamás se había imaginado tener que presenciar esos encuentros... no podría soportarlo. No creía que algún día podría acostumbrarse a eso, así que tendría que hablar con el cacique Luriel para romper el compromiso. No podía decírselo a nadie más... no quería que nadie más lo supiera..., si su padre la obligaba, se sometería a la prueba de pureza, pero con su gente... no para satisfacer el capricho de alguien que no tenía ni la menor intención de tratarla bien.
Estaba completamente perdida en sus pensamientos, ni siquiera escuchó a Araí que le alertaba que su hermano se estaba acercando. De pronto la voz que menos quería escuchar en ese momento, surgió en su mente y la trajo nuevamente a la realidad.
Araí... por favor déjanos solos... – dijo Pitá y vio como Itatí se sobresaltaba y automáticamente se alejaba de él
El gesto de temor no pasó desapercibido para Pitá... y sintió una aprehensión inesperada,
No puedo dejarlos solos – dijo Araí
Ni siquiera la voy a tocar... – el mal humor de Pitá era notorio – te puedes sentar en aquel banco y vigilarnos de lejos... – hablaba con sarcasmo, inspiró profundo y miró a Itatí – Añe'ẽse nendive cheaño... (quiero hablar contigo a solas...)
Amombe'use raẽ ndéve peteĩ mba'e. (Yo quiero decirte algo primero) – Itatí estaba asustada, se notaba en su postura corporal encogiendo los hombros – miró a Araí y le asintió levemente con la cabeza
Araí comenzó a alejarse y Pitá le señaló una hamaca que estaba en una pérgola a unos cuantos metros de donde estaban. El lugar era hermoso, parecido a lo que había visto que habían preparado cuando se casaron sus cuñados Karai y Guaci.
Era difícil decirle que quería terminar su compromiso en un lugar tan bello, era imposible no imaginarse ser besada y amada en un lugar de esas características.
Itatí se sentó dejando mucho espacio para que Pitá no la tocara cuando se sentara. El gesto tampoco pasó desapercibido y eso lo alertó aún más.
Se sentó y se inclinó hacia delante apoyando sus codos sobre sus muslos. Se estrujaba las manos... el gesto más claro del nerviosismo que tenía...
Ajeruréta nde rupe omboyke haguã pe compromiso... (Le voy a pedir a tu papá para romper el compromiso...) – la voz de Itatí no era fuerte, pero resonó en todo el espacio y lo aturdió completamente – Che aimo'ã roñembyasy rei ojupe... (creo que solo nos lastimamos...) – las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas – ha ndaipotái umíva ha’e umi mandu’a añoite hembýva chéve... (y no quiero que esos sean los únicos recuerdos que me queden...)
Pitá se mantuvo en silencio, trataba de decir algo coherente, pero ni siquiera sabía cómo comenzar a defenderse.
Ndaikatúi rohecha ambue ndive... (No puedo verte con otra...) – siguió sincerándose – ha ndaha'éi che aimo'ãva araka'eve ikatútaha ajapo... (y no creo que pueda hacerlo nunca...) – le toco con suavidad el brazo tensionado – ha nde rejeruréta chéve tarde térã pyhare ha che ndacha'éi nderehe rejapo vove... Ndacha'éi nderehe mborayhu... (y me lo vas a exigir tarde o temprano y yo te voy a odiar cuando lo hagas... no quiero odiarte amor...)
Pitá cubrió la mano de ella con su otra mano, para evitar que ella dejara de tocarlo, pero Itatí no intento dejar de hacerlo. Aun no se atrevía a mirarla...
Ambyasy romoñeñandu vai haguére... (Lamento haberte lastimado...) – la voz ronca surgió del fondo de su pecho, recién entonces se atrevió a girar el rostro hacia ella – Chembyasy amoñeñandu haguére nde ndaha'eiha iñimportánteva... porque oiméramo... (lamento haberte hecho sentir que no eres importante... porque si lo eres...)
Ndaikatúi ñambogue pe jajapo vaíva... (No podemos borrar lo que hicimos mal...) – se levantó y luego se arrodillo frente a él y le tomó las manos que seguían frotándose y se las aferró fuerte – ha katu ndasegiséi ambyaty hetave jejavy... (pero no quiero seguir acumulando más errores...)
Rohayhu... (Yo te amo...) – dijo llevando las manos de ellas a su boca para darle un beso en cada una – ikatu Tupá cheporiahuvereko ha ohasa jey tape orendive... (tal vez Tupá se apiade de mí y nos cruce en la vida otra vez...)
Se incorporó y la estiró con él para levantarla del suelo, la abrazó con ternura contra su cuerpo, la sintió primero resistirse con tensión y luego relajarse contra él... era tan lindo tenerla así... era tan suave su aroma, su piel...
Ahora que se había terminado, recién tomaba real dimensión de todo lo que le había hecho. Le dio otro beso en la sien y la soltó para salir de esa pérgola y alejarse rumbo a la casa.
Fue imposible no cruzarse con su hermana, así que no le quedó otra que detenerse.
Va a pedirle a papá... para romper el compromiso... – su voz se entrecortó – me lo merezco... no necesitas recalcármelo, pero seguramente lo vas a hacer hasta que me muera...