Secretos, envidia, poder, dinero y traiciones, son el ingrediente perfecto para un desenlace trágico.
La traición aveces viene de la propia sangre, y la lealtad se paga con ella también.
El día que descubrió la verdad, el mundo de Érika se tambaleó.
La traición de una persona querida, la muerte de su padre y la revelación de que ella era la heredera de aquel secreto familiar tan bien guardado, la empujaron a una nueva realidad, todo es nuevo y peligroso para ella, podrá lograr seguir su vida?
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Capitulo 17 - Planes y esperanzas.
—Esto debe ser obra de Valdez —pensó en voz alta—. Ese hijo de puta tiene manos en todos lados.
Un pensamiento inquietante se le cruzó por la mente. ¿Y si la policía estaba más involucrada de lo que él pensaba? ¿Y si no solo estaban encubriendo el incidente, sino que todos estaban metidos en eso?
Alejandro miró a Erika, que estaba sentada en la cama, todavía recuperándose. Sabía que debían moverse rápido y encontrar la manera de escapar a Javier y Valdez antes de que fuera demasiado tarde, aunque su ventaja era que Javier creía que Erika estaba muerta.
—Erika, tenemos que hacer algo. No podemos quedarnos acá esperando que las cosas se arreglen solas. Tu vida todavía está en peligro y hay que encontrar la manera de salir de esto —dijo Alejandro, con una determinación firme.
—Lo sé, Alejandro. Pero, ¿cómo? No tenemos a quién recurrir, no podemos confiar en nadie vos mismo lo dijiste —respondió Erika, con su voz llena de desesperación.
Alejandro caminó de un lado a otro de la habitación, pensando rápidamente. De repente, se detuvo y miró a Erika.
—Vamos a irnos a Córdoba. Tengo un primo allá, alguien de confianza. Nadie nos va a buscar en el interior. Podremos escondernos y planear nuestros próximos pasos desde ahí —dijo Alejandro, con un plan claro en mente.
—¿Estás seguro de que podemos confiar en él? —preguntó Erika, aún dudando un poco.
—Sí, Tincho es un tipo copado. Nos va a ayudar sin hacer preguntas. Pero tenemos que movernos ya, antes de que todo se ponga peor. Si los rusos están en esto, todo es mucho más jodido de lo que pensé —respondió Alejandro, decidido.
Erika asintió, entendiendo la urgencia de la situación. Alejandro, comenzo a empacar lo esencial, preparándose para dejar la ciudad y enfrentar lo que venía desde un lugar más seguro.
Antes de salir, Alejandro recordó algo crucial.
—Erika, necesito ir a la casa de mi viejo. Él guardaba una libreta con todos los contactos importantes en una caja fuerte. Si tenemos esa libreta, vamos a tener el apoyo necesario para enfrentar a Javier, a Valdez y a los rusos —dijo Alejandro, mirando a Erika con seriedad.
—¿Y cómo vas a ir sin que se enteren? ¿Y si te encontras con el comisario, o mi hermano? —preguntó Érika, preocupada.
—Conosco la zona como la palma de mi mano, solamente me voy a acercar cuando vea que todo es seguro. Vos quedate acá y asegurate de estar lista para salir en cuanto vuelva —respondió Alejandro.
Erika asintió nuevamente, comprendiendo la importancia de lo que Alejandro iba a hacer. Sabía que era un riesgo enorme, pero también era su mejor oportunidad de sobrevivir y encontrar ayuda.
Alejandro salió rápidamente, decidido a recuperar la libreta que podría ser la clave para su salvación. Antes de irse quería contarle a Erika, sobre lo ocurrido, ya que ella no sabía sobre la muerte de su madre. Pero evito ponerla más tensa.
Pero mientras salía por la puerta, Erika lo menciono...
—Si llegas a saber algo de mi mamá, trata de ayudarla por favor, ella... Espero que al menos ella esté bien, es lo único que me queda —dijo una voz triste, casi llorando.
Alejandro guardó silencio, solo haciendo un gesto con su mano, dando a entender que haría lo posible...
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Mientras todo transcurría en la ciudad, los rusos habían hecho correr el rumor entre la policía, políticos corruptos, intendentes y otros personajes de dudosa moralidad. Todo con un único objetivo: encontrar a Javier y a Valdez.
Valdez sabía de la gravedad del asunto. Lo único que atinó a hacer fue ocultar bien a su familia, aunque sabía que, aunque estuviera escondida, sufriría el mismo destino una vez que los rusos la encontraran. Había gente por todos lados; los rusos tenían conexión con todos, no por el dinero, sino por el miedo que imponían.
En una oficina oscura, Valdez hablaba por teléfono con voz temblorosa.
[Llamada telefónica]
—Mirá, Javier, esto se fue al carajo. Los rusos están moviendo cielo y tierra para encontrarnos. Mi familia está oculta, pero no sé cuánto tiempo más voy a poder mantenerlos a salvo —dijo, sudando frío.
Del otro lado de la línea, Javier apretó los dientes. Sabía que estaban en un callejón sin salida. Y que él principalmente estaba en peligro, ya que era el objetivo de los rusos.