Dos Villanos En Aprietos

Un gran barco está en las costas del ducado del sur, de ahí baja una pequeña muy bonita, todos saben quién es, también llega Michelle con ella.

-Michelle, papá ya no está, por qué no puedo quedarme contigo, yo quería que fueras mi madre.

-Lo siento mi niña, Pero la Reina es ahora tu tutor, debes estar aquí en el reino de tu padre.

-Me dejará el Ducado?

-Ella dijo que sí.

-Michelle aquí las mujeres no heredan títulos.

-Ella ahora es la reina, todo puede cambiar.

-Extraño a mi padre.

-Yo también, yo también, solo debemos recordarlo con amor.

Michelle la lleva al Ducado dónde Fátima guarda algunas cosas y un retrato de su padre, al día siguiente van camino a la capital.

El duque cada día se siente más ansioso ya han pasado dos meses desde que todo paso, hoy está en el gran lago donde los pescadores tienen sus botes, le gusta mirar el agua no sabe por qué.

-Caballero quiere ir con nosotros? -Le decía un hombre mayor que él-

-Puedo?

-Si vamos

El duque duda un poco pues se salió casi huyendo de su casa, sube al bote y van a pescar, otro pescador le avisa a Míriam para que no se preocupe.

-Dime conociste a Míriam en el palacio?

-Si, bueno me golpee la cabeza y no recuerdo

-Ya veo, ella se fue hace años de aquí, convenció a su abuelo de irse él era pescador también, nunca le gustó vivir aquí, nos sorprendió verla volver y con un esposo.

-Porque, ella mi esposa, debo amarla y respetarla **Aunque es difícil, salí casi corriendo porque quería tener intimidad, mi cuerpo no reacciona ante ella**

-Eres un caballero, pero hay algo en ti, tu forma de hablar y caminar, usas palabras que solo lo nobles usan, hace años trabaje en el puerto, ahí trate con muchos nobles.

-Soy caballero del palacio, ellos llevan diferente entrenamiento.

-Puede ser.

Estando en el lago él siente paz solo se alejan del pueblo.

-Este lago es muy grande, es tranquilo.

-Si, pero no se confíe la profundidad es mucha

Él ayuda al hombre a poner la redes, van a varios puntos del lago donde se encuentran a otros pescadores.

-El pescado que sufrimos lo llevamos a diferentes pueblos pequeños, el lago no conecta con algunos.

-Eso es interesante.

Él está calmado y no quisiera regresar, Michelle se ha detenido a descansar pues Fátima va en un carruaje, la niña aprovecha para ver el gran lago, ve algunos botes.

-Mira Michelle papá me llevaba a pasear así.

-En serio?

-Si, él señor de estas tierras también murió, el ayudo a mi padre a rescatarte.

-No lo sabía.

Michelle va con el capitán para ver la seguridad del camino, Fátima camina por un pequeño puente y le gusta ver los bote.

Todos se asustan cuando ella empezó a gritar y a correr por la orilla del lago.

-padre, papá, papá puedes oírme -Llora- Papi -Grita sin parar.-

Michelle va con ella, pero no ve nada, Fátima solo llora, ella vio a su padre.

-Michelle ahí en aquel bote es papá, es mi papá.

-Donde, mi niña tal vez es alguien parecido.

Michelle voltea y ve los botes que se alejan y ve a una figura conocida, pero de espaldas, no logra ver su rostro pues el bote se aleja.

-Era mi papá te lo juro -Sigue llorando y no hay manera de calmarla-

-Fátima eso no puede ser **O si?**

Fátima solo ve como los botes se van y sigue gritando, el duque voltea y siente un dolor en la cabeza que hace que se siente.

-Estás bien?

-Sí, creo que me mareé un poco, escuché la voz de una niña.

-Si se ve que le grita a su papá,

-Son pescadores mi señora, su pueblo está a tres días a caballo o por el lago. -le dice un caballero -

Michelle ve que el bote se acerca a otra orilla más adelante, su corazón no soporta ver a Fátima llorar, la niña está segura así que toma su caballo y sube.

-No llores ven vamos, no estarás tranquila hasta ver con tus ojos que no es tu padre.

Fátima está feliz pues ella está más que convencida, los centinelas van con ellas, el duque baja del bote pues en esa orilla venden frutas a él le gustan las fresas y compra algunas, está en la orilla ayudando a bajar el pescado que dejaran ahí, su cabeza aún duele un poco, supone que es por la fatiga y el sol.

-Te compraré una limonada, me has ayudado mucho.

-Gracias, no se preocupe yo voy

Él va a dónde venden comida y compra dos bebidas las pone en una pequeña mesa, el pescador llega y se sienta un rato, es hora de volver a casa.

-Si **Pero no quiero*

Fátima baja del caballo y corre lo más fuerte que puede, Michelle va tras ella, al llegar a la orilla ve el bote, busca con la mirada, hasta que lo ve.

-Papaaaa -Ella corre hacia el-

Está vez lo ve de frente, el duque solo mira como una pequeña niña va hacia él, es muy bonita y por instinto camina en la misma dirección, sin saber por qué él abre los brazos.

-Papá, estás vivo, estás vivo -Le dice llorando -

Él pone una rodilla en el piso para estar a su altura.

-Te vas a caer, estás bien.

Fátima solo acaricia su rostro, que pasa él parece no reconocerla, Michelle camina lentamente pues ve a Fátima con un caballero, al verle el rostro ella no puede creerlo, él al verla se pone de pie sin soltar la mano de Fatima.

-No puede ser...

-Michelle, algo pasa no me reconoce.

Michelle se acerca y lo abraza, él no sabe por qué Pero corresponde el abrazo, por qué siente la necesidad de abrazar a una extraña.

-Mi amor, no sabes cuánto llore, te he llorado mucho, no debí dejar que vinieras solo, debí venir contigo.

-Nos conocemos?

Michelle y Fátima están confundidas, pues el no las reconoce.

-Te golpeaste la cabeza?

-Si, lo siento, debo volver a casa...

Fátima lo detiene y lo ve con su cara toda triste.

-Papi, nuestra casa está al sur, eres el duque Saúl Banners, Príncipe del reino, señor de los mares del sur, ese eres tú, soy Fátima, hija del gran Duque.

-Duque? ¿Yo? No, yo soy un simple caballero.

Michelle lo ve sin duda es él, no puede haber dos personas iguales, el pescador que va con él se acerca para ver qué pasa.

-Buenas tardes mi señora, el caballero llegó herido al pueblo, lo trajo su esposa él se llama Daniel, lo confunden

Michelle se sorprende.

-Como que esposa?, el no está casado.

Ella lo toma de la camisa, ya que está enojada.

-Tienes en el abdomen un lunar que conozco perfectamente, quítate la camisa ahora, es una orden caballero.

El se tensa al escucharla pues es una mujer muy hermosa, sus ojos, sobre todo su boca hacen querer obedecerla, como es posible eso, quiere tocarla pues sintió su cuerpo cuando lo abrazo.

-Dios mi señora no puedo hacer eso con la niña y la gente aquí presente.

-Asi que es eso, bueno entonces ven, Fátima quédate con los centinelas no te alejes, compren bebidas, tengo que hablar a solas con el duque.

Si más el duque es arrastrado al bosque, esa mujer le gusta.

-**Dios como puede gustarme alguien que no es mi esposa**