Sé Mi Emperatriz, Comandante.

No tardo mucho en saberse que el emperador esta esperando la llegada de su futura emperatriz, algo que tenía a muchos descontentos, incluyendo a las mujeres que habían sido seleccionados como candidatas, por supuesto, la hija del primer ministro fue a quejarse con su padre, ella al sentir que es la mejor opción y con mejor estatus, creyó que sería la elegida.

— la corte debe presionar a su majestad para que me elija, no pueden sentar en el trono a una humana.— hace un gesto de desagrado.—

La joven, llamada, Sira Stone, era en verdad una belleza, de ojos color azul y largo cabello rubio, con una elegancia al vestir, muchos apostaban por ella, porque no hay hombre que no desee tenerla de esposa o al menos eso se cree, pero, justo ahora, ella conocía el rechazo.

— no podemos dar un paso en falso, el emperador no confía en la corte, se paciente, encontraremos una solución.— la tranquiliza el primer ministro.

— Sira, querida, hazle caso a tu padre, todo con calma, él te llevará al trono.— asegura la madre de la joven.

— esta bien, pero, quiero que hagas una cita con él, pídele que al menos conozca a las candidatas, si lo haces, haré todo para seducirlo.— asegura.

— no es mala idea, querido, ayuda a Sira, ella debe de ser emperatriz y lo sabes.— le alienta la madre.

— bien, no creo que rechace esa idea. Se tratará eso, pero se paciente.— le pide.

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El primer ministro propone a Farkas conocer a las candidatas, después de todo, ellas se prepararon para ser seleccionadas y es lo menos que el emperador puede hacer, incluso sugieren que entre esas jóvenes podría elegir a algunas y tenerlas como concubinas, algo en lo que Farkas no esta de acuerdo, pues su padre jamás metió a otras mujeres a su palacio, y él piensa seguir ese ejemplo.

— no habrá concubinas, pero si ellas están desesperadas por casarse, puedo presentarlas ante los que buscan esposa.— responde Farkas.

— majestad, aunque no las elija, acepte conocerlas.— insiste el primer ministro.

— bien, organizare mi tiempo, pero esto es solo para probarles que no cambiaré de opinión.— asegura.

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Ya con el permiso del emperador, el primer ministro encargo a su esposa para organizar las citas, por supuesto, su hija, sería la primera en ver al emperador. Sira estaba emocionada, por fin podrá demostrar que ella, es la mujer correcta para emperatriz.

Para cuando Farkas llego a la hora acordada, Sira saludo de manera correcta, cuidando sus palabras a la hora de hablar y mencionaba sus habilidades en la historia, la matemática y que sabía muy bien como organizar todo justo como una emperatriz debe de saber.

— me alegra saber que la señorita Stone es una dama muy capaz, me aseguraré de buscarle un esposo adecuado.— responde Farkas.

Sira se sobresalta al escuchar sus palabras.

— majestad, yo creí que la cita era conocerme, al ser una candidata a emperatriz.—

— así es, pero yo ya he encontrado a la mujer que será mi emperatriz. Pero prometí que les buscaría a las candidatas esposos adecuados para ellas.— le enseña un cuaderno.— he anotado sus buenas referencias, creo que hay varios duques que serán perfectos para usted.

— n-no, majestad, yo deseo casarme con usted, mi sueño siempre ha sido ser su esposa...— suplica.

— agradezco el interés, pero me temo que no es mutuo.— responde con tranquilidad.

— pero majestad, mis cualidades son perfectas.— agrega nerviosa.

— lo son, pero, mi futura esposa, tiene las mismas cualidades que usted y mucho más.— responde orgulloso.

— no es justo majestad, no me esta dando la oportunidad, es mejor elegir una de este imperio, mientras que la mujer que usted dice querer de emperatriz, es humana e hija de una expulsada...— Sira se muestra ya molesta.

Farkas golpea la mano sobre la mesa y se pone de pie mirando a Sira con enojo.

— ¿es que acaso en tus cualidades esta ser estúpida?, si escucho una vez más salir de tu sucia boca una ofensa hacía mi prometida, te corto la lengua...—

Sira se encoge de hombros al escuchar las palabras del emperador y verlo enojado. Farkas se da la vuelta y ordena que las citas con las otras candidatas sean canceladas y que saquen a Sira del palacio. Esta intenta seguir al emperador para pedirle perdón, pero los guardias evitan su paso y la escoltan hasta la salida.

La joven estaba furiosa, el emperador la había despreciado por culpa de esa mujer extranjera. Tan pronto llegó a casa le hizo saber a su padre sobre lo sucedido, diciendo que se siente humillada y que el emperador no ha sido justo, porque no le esta dando una oportunidad de probar que ella, tiene todo para ser una buena emperatriz.

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El primer ministro por supuesto, pidió hablar con el emperador sobre lo sucedido con Sira y el hecho de que haya cancelado mas citas con las otras candidatas, los padres de dichas jóvenes, estaban acompañando al primer ministro para apoyarlo, pues sin importar cuál de ella tenga la oportunidad de ser emperatriz, servirá para tenerlas bajo su mando.

— suficiente, este tema queda terminado, quien insista, pasará una semana en el calabozo.— amenaza Farkas.

— pero majestad, entienda, todos nos sentimos preocupados por su elección. Esa mujer no ha sido educada para un cargo tan importante.— señala el primer ministro.

— no se preocupen, ella tiene lo necesario para el puesto, empezando por un carácter feroz, así que nadie puede manipularla.— sonríe con burla.

Los presentes se quedan en silencio, pues han entendido perfectamente que el emperador conoce sus intenciones.

Después de esas palabras, Farkas continuó tratando los asuntos importantes en el imperio, ya no que seguir hablando sobre la negativa de los ministros y los nobles con respecto a su elección.

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Y así, el final del mes había llegado, Farkas anunció que pronto llegaría la futura emperatriz, la mujer a la que todos en el palacio le servirán, así que mando preparar la residencia de la emperatriz, todo debe de estar listo y le ordenó a Lila elegir a los sirvientes que estarán bajo el mando de Tatiana. El mensajero llego, anunciando que el barco había encallado y las escoltas enviadas, venían en camino con la invitada. En el salón del trono, los ministros y la corte de nobles estaban presentes por orden del emperador, ya que presentaría de inmediato a su futura emperatriz. Las puertas se abren, siendo Bjorn quien entra y se presenta ante Farkas, diciendo que la futura emperatriz ha llegado.

— bienvenida, mi pequeña ninfa.— habla Farkas.

Todos miran hacía la entrada, viendo que entra aquella joven de cabello rubio y ojos esmeraldas, camina a pasos seguros, con la frente en alto, vistiendo como de costumbre su uniforme militar, todos los presentes se sorprenden al ver a esa joven, que sin duda era hermosa y demostraba seguridad en cada paso.

Al llegar ante el emperador, ella se para con firmeza y hace una reverencia junto a sus escoltas que entraron tras ella.

— Tatiana Evergarden, comandante de la legión Garden, se presenta ante usted, su majestad, el emperador.— habla con seriedad.

Al escuchar su nombre, los murmullos y expresiones de sorpresa no se hacen esperar, por supuesto, la mayoría conoce el nombre de Tatiana Evergarden, la demonio esmeralda del campo de batalla. Aquella que salvo de Kazaj de la invasión. Farkas baja del trono para acercarse a ella y tomar su mano, para guiarla y subir hacía donde se encuentra el trono.

— señores, como ya la escucharon, ella es Tatiana Evergarden, mi futura emperatriz.—

El silencio se hizo presente, pero al ver que Farkas mostraba molestia ante su desconcierto, inmediatamente hacen una reverencia mientras le dan una bienvenida al unísono.

— agradezco su cálida bienvenida y así como yo haré lo posible para estar a la altura de una emperatriz, espero ustedes, estén a la altura de mis expectativas.— aclara Tatiana.

— ya escucharon, espero que mi futura emperatriz, tenga la mejor bienvenida. Por eso, en una semana se hará una fiesta, donde será presentada como debe de ser.— sostiene la mano de Tatiana y le deja un beso en el dorso.— mi pequeña ninfa, estas hermosa.

— se lo agradezco majestad. Aunque si no le molesta, quisiera un sitió para descansar y que mis caballeros también descansen.—

— por supuesto, Bjorn, lleva a todos a descansar, yo, guiare personalmente a mi prometida.—

Sin soltar la mano de Tatiana, bajan del trono, para salir por las puertas de aquella sala, mientras que los nobles y ministros se quedan, aún murmurando por la gran sorpresa que se han llevado.

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