Ella necesita un esposo para poder obtener la herencia que le dejó su abuelo, a él le quieren imponer un matrimonio. Un momento de confusión los hará conocerse y él aprovechará esa oportunidad para escapar del matrimonio que no desea, sin saber que gracias a ella también obtendrá la libertad que tanto ansiaba.
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Una noche juntos
La cena en el restaurante había sido un éxito rotundo, no solo porque celebraban el nuevo empleo de Annia, sino también porque el vínculo entre ellos se iba fortaleciendo, el regreso a la casa estuvo lleno de sonrisas y miradas cómplices, con sus manos entrelazadas como si no quisieran separarse jamás.
Al llegar a la puerta de la casa, Kyle le abrió la puerta a Annia con una reverencia exagerada, arrancándole una sonrisa.
-Gracias, caballero- dijo Annia, con una sonrisa radiante.
-A tu servicio, bella dama- respondió Kyle, devolviéndole la sonrisa.
Subieron las escaleras juntos, caminando hacia las habitaciones. Al llegar a la puerta de la habitación de Annia, se detuvieron, todavía estaban tomados de la mano.
-Ha sido una noche increíble, Annia. Gracias por compartirla conmigo- dijo Kyle, mirándola a los ojos, con una expresión hambrienta en su mirada.
-Gracias a ti, Kyle. Eres quien hizo todo esto posible -respondió la muchacha con suavidad.
Se quedaron allí, de pie, observándose. Kyle respiró hondo y se inclinó hacia adelante, dándole un beso suave en los labios. Fue un beso tierno, lleno de promesas no dichas.
-Buenas noches, princesa- susurró muy cerca de su boca.
Cuando se estaba girando para marcharse a su propia habitación, sintió la mano de Annia apretando la suya, haciéndolo detenerse y girarse de nuevo hacia ella.
-¿Qué pasa?- preguntó Kyle, sin comprender del todo.
Annia sonrió, mordiéndose ligeramente los labios con nerviosismo.
-¿Quieres quedarte?- preguntó, con sus ojos brillando con una mezcla de timidez y deseo.
Kyle no dudó ni un segundo. Dio un paso adelante, entrando a la habitación de Annia y cerrando la puerta tras de sí.
-Me encantaría- respondió, con una voz baja y profunda, que a ella le erizo la piel.
La habitación estaba iluminada suavemente por la luz de la luna que se filtraba por la ventana. El ambiente era cálido y acogedor, con decoraciones sencillas pero elegantes que reflejaban la personalidad de Annia. Kyle la observó por un momento, admirando su belleza y la calma que irradiaba. Era hermosa, tenía el cabello oscuro y sus ojos eran color miel, sus curvas eran... únicas. Toda ella tenía la capacidad para encender el fuego en el frío más profundo.
Annia se acercó a él, tomando sus manos entre las suyas.
-No quería que esta noche terminara sin más. Ha sido tan especial...- dijo, con su voz un susurro.
Kyle asintió, acercándola más a él.
-Para mí también ha sido especial, Annia. Nunca había sentido algo así, como lo que siento estando a tu lado- respondió, con sinceridad.
Se miraron a los ojos, sintiendo la conexión profunda que se había formado entre ellos. Kyle levantó una mano para acariciar suavemente la mejilla de Annia, que cerró los ojos al sentir el contacto de los dedos del jóven. Lentamente, sus labios se encontraron de nuevo en un beso, esta vez más profundo y lleno de sentimiento.
Poco a poco el beso fue subiendo de intensidad, ambos sentian el deseo arder en su interior, y sin detenerse a pensar o analizar nada Kyle tomó a Annia por la cintura acercando sus cuerpos y le recorrió el contorno de la mandíbula con sus labios, luego descendió a su cuello y se quedó allí unos segundos impregnandose del suave y dulce aroma que emanaba de ella. Annia, por su parte recorrió con sus manos el pecho de Kyle y sus dedos se detuvieron allí para ir desprendiendo con sutileza cada botón de la camisa de él, hasta quitársela, lo observó por unos minutos era muy, muy guapo y deseablr, su piel de un color caramelo contrastaba con sus cabellos dorados y sus ojos negros. Lo sintió ronronear de gusto cuando sus dedos se deslizaron por su pecho, un pecho lo suficientemente musculoso como para desear lamerlo sin descanso hasta escucharlo romperse de deseo y pasion. Luego de detallarlo con precisión, la muchacha sustituyó los dedos por sus labios. Él, cerró los ojos, y sin perder tiempo la tomó por las caderas levantandola en vilo hasta tenerla a horcajadas en su contura, Annia suspiro de gusto cuando lo sintió crecer debajo de su cuerpo, lo besó y jugó con su cabello mientras Kyle se sentaba en la cama con ella encima y con un movimiento suave le quitaba el vestido.
Annia ahogó un grito de sorpresa al sentir los labios y las manos de Kyle por todo su cuerpo, parecía un pulpo tocando y acariciando suavemente cada terminación nerviosa de la muchacha. De repente sus lenguas se entrelazaron en una danza sensual y sutil que los llevó a un nivel inesperado. Ninguno supo exactamente en que momento la barrera de la ropa que los separaba se hizo invisible, lo único que sabían y podían reconocer eran sus cuerpos ardientes incapaces de controlar la pasión que los envolvía, así que tomando la iniciativa Kyle giro a la muchacha poniéndola sobre la cama y se irguio entre sus piernas como un Dios del Olimpo, para luego trepar sobre ella y hacerle el amor de una manera inexplicablemente única.
Con cada beso, con cada caricia, con cada embestida la muchacha sentía que estaba cada vezas cerca de tocar el cielo y cuando él se aferró a sus caderas para tenerla mucho más cerca ambos estallaron en un clímax perfecto. Kyle se dejó caer junto a ella en la cama y sonrió mientras le dejaba pequeños besos sobre los hombros, sintiendo una paz interior que no había experimentado en mucho tiempo. Eventualmente, el cansancio los venció y se quedaron dormidos, abrazados y sintiendo una conexión que iba más allá de las palabras.
Cuando los primeros rayos de sol comenzaron a filtrarse por la ventana, Kyle despertó primero. Miró a su costado y observó a la muchacha, que dormía plácidamente, la abrazó y sintió una oleada de ternura. Sabía que su vida estaba cambiando de una manera que no había anticipado, pero en ese momento no podía estar más feliz.
Annia se despertó poco después, parpadeando para adaptarse a la luz del día. Al ver a Kyle junto a ella, una sonrisa se dibujó en su rostro.
-Buenos días- dijo, con voz ronca de sueño.
-Buenos días, princesa- respondió Kyle, acariciándole el rostro para luego llevar un mechón de su cabello detrás de su oreja.
Se quedaron allí, en silencio, disfrutando de la tranquilidad del momento. Kyle sabía que tenían mucho que enfrentar en el futuro, pero en ese instante, todo parecía perfecto.
-Gracias por quedarte- susurró Annia, acercándose para darle un beso en los labios.
-Gracias por pedírmelo- respondió Kyle, besándola suavemente en los labios.
Ambos sabían que su relación estaba evolucionando de una manera hermosa y compleja. Aunque el camino por delante sería desafiante, estaban dispuestos a enfrentarlo juntos, confiando en la conexión y el amor que comenzaba a florecer entre ellos.