Reencarné como la villana y el príncipe quiere matarme. Mi solución: volverme tan poderosa que nadie se atreva a intentarlo. El problema: la supuesta "heroína" es en realidad una manipuladora que controla las emociones de todos. Ahora, debo luchar contra mi destino y todo un reino que me odia por una mentira.
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La Máscara Quitada y el Rey que Todo lo Sabe
Irina no fue a los barrios al día siguiente. Con su túnica negra, la capa oscura, la máscara lisa y las puntas rojas de su cabello visibles, caminó con paso firme directamente hacia el salón del trono. Los guardias, al verla, se pusieron tensos, pero una mirada de ella, a través de la máscara, los hizo retroceder. Habían oído los rumores. Esta era la Bruja, y nadie quería interponerse en su camino.
Abrió las grandes puertas ella misma. El Rey estaba en su trono, con Alexander de pie a su derecha, y unos cuantos consejeros en la sala. Todas las conversaciones se cortaron de golpe cuando la figura oscura y enmascarada irrumpió en la estancia.
El Rey no se inmutó. Inclinó ligeramente la cabeza, observándola con una curiosidad serena. Unas arrugas de humor se formaron en las comisuras de sus ojos.
"Vaya, vaya", dijo el Rey, su voz calmada cortando el tenso silencio. "La Dama Blanca que se transformó en una Bruja. Has sido... bastante ocupada, pequeña Protectora. Me has dejado muy sorprendido. Y, debo admitir, honrado. Todo lo que has hecho por los barrios es... más que honorable."
Irina, preparada para el asombro, la desaprobación o incluso la ira, se quedó momentáneamente sin palabras. Su dramática entrada se estaba desinflando. Decidió jugar su carta maestra. Con un movimiento teatral, alzó las manos y se quitó la máscara negra, dejando al descubierto su rostro.
"Soy Irina", declaró, esperando ver la sorpresa, el shock, en el rostro del Rey.
El Rey no parpadeó. En cambio, una sonrisa amplia y genuina se abrió paso en su rostro severo.
"Ya lo sabía."
Irina parpadeó. Luego volvió a parpadear. Su boca se abrió ligeramente.
"¿Qué?¿Cómo...?"
A su lado, Alexander, que había mantenido su compostura real, no pudo evitar. Un temblor le recorrió los hombros y una risa ahogada, un sonido ronco y divertido, escapó de sus labios antes de que pudiera contenerse. Bajó la cabeza rápidamente, pero sus hombros seguían temblando. La expresión de completa y absoluta sorpresa en el rostro de Irina era la cosa más genuinamente cómica que había visto en semanas.
El Rey se rió suavemente. "Querida niña, crees que soy un rey tonto? Los informes de tu padre, los movimientos de fondos 'anónimos', la coincidencia de que la 'Dama Blanca' y la 'Bruja' aparecieran justo donde la hija de mi mejor duque solía merodear... No soy tan viejo como para no poder conectar puntos."
Irina se quedó boquiabierta. Se había sentido tan inteligente, tan sigilosa. Y todo este tiempo, el Rey había estado observando, sabiendo, y aparentemente, aprobando. Se sintió como una niña que había montado una obra de teatro pensando que los adultos no la entendían, solo para descubrir que ellos habían escrito el guion.
La sorpresa inicial dio paso a un rápido enfado. Si él lo sabía todo, entonces también sabía esto.
"Estoy cansada de la corrupción",dijo, su voz recuperando su firmeza, aunque con un deje de frustración. "A pesar de todo lo que hago, esos hombres... los que se hacen pasar por guardias de la corona, siguen ahí. Siguen extorsionando, robando el dinero de la gente que apenas tiene para comer."
La sonrisa del Rey se desvaneció. Su rostro se volvió serio, su mirada, aguda como un puñal.
"¿Extorsión?¿Usando mi nombre? Explícame, Irina. Habla claro."
La sala contuvo la respiración. Alexander dejó de reír. El ambiente pasó de la comedia a la conspiración en un instante. Irina tenía toda su atención.
Irina, con la máscara ahora en su cinturón y su rostro expuesto con determinación, relató el incidente con lujo de detalles. Cómo los guardias, luciendo los emblemas de la corona, exigían una "tasa de protección" inexistente a una familia al borde de la miseria. Cómo su arrogancia y crueldad la habían impulsado a actuar, revelando su magia no por imprudencia, sino por una rabia justa e insostenible.
El Rey escuchó, y con cada palabra, su rostro se volvía más sombrío, su puño se cerraba con más fuerza sobre el brazo del trono. Los demás nobles presentes murmuraban, algunos con genuina indignación, otros con incomodidad.
"¿Extorsión en mi nombre?", la voz del Rey era un trueno contenido. "¿Acosando a mis súbditos más vulnerables? Esto... esto no lo sabía." Su mirada, cargada de furia, recorrió la sala. "Y es una afrenta que no toleraré."
Fue entonces cuando Irina, que había estado observando atentamente a cada rostro, vio lo que buscaba. Entre los nobles, el Lord Tavish, un hombre conocido por sus ambiciones y su riqueza repentina, palideció ligeramente. Un sudor frío perló su frente y su mano tembló al ajustar el cuello de su túnica. Fue un instante, rápidamente disimulado con una tos y una postura más rígida, pero para los ojos entrenados de Irina, fue una confesión tan clara como un grito.
Sin vacilar, Irina alzó su brazo y apuntó directamente hacia él.
"Fue él.Lord Tavish. Es el que dirige esta operación. Los guardias corruptos responden a sus órdenes. La 'tasa de protección' llena sus arcas, no las de la corona."
Un silencio de muerte cayó sobre la sala. Todos los ojos se clavaron en Tavish, cuyo rostro pasó de pálido a completamente céreo.
El Rey se inclinó hacia adelante, su presencia era abrumadora.
"Irina Sokolov.Acusar a un noble de tan alto rango sin pruebas es un delito grave. ¿Estás segura de lo que dices?"
La amenaza implícita flotaba en el aire. Si fallaba, su título, su credibilidad, todo podría desmoronarse.
Pero Irina no titubeó. Una sonrisa fría y segura se dibujó en sus labios. No era la sonrisa de una niña, sino la de una estratega que había anticipado cada movimiento.
"No tendría la osadía de acusar sin estar preparada,Su Majestad."
Sacó de entre los pliegues de su túnica negra un pequeño fajo de pergaminos.
"Estos son registros de las'recaudaciones'", dijo, desplegando uno. "Coinciden con depósitos realizados en una cuenta secreta en el gremio de comerciantes, una cuenta que lleva el nombre de un testaferro de Lord Tavish." Señaló unas cifras y nombres. Luego, sacó una pequeña bolsa de monedas. "Estas son algunas de las monedas marcadas que recuperé de los guardias. Son de una remesa de impuestos que manejó el Lord la semana pasada."
Pero su golpe maestro fue el último. Miró directamente a Tavish.
"Y si eso no basta,el guardia al que inmovilicé, un tal Jarek, decidió que su lealtad valía menos que su vida. Bajo la... persuasión... de algunos hombres de mi padre, confesó todo antes de huir del reino. Su testimonio firmado está en manos de mi padre en este momento."
Lord Tavish se desplomó de rodillas. Las pruebas eran abrumadoras. La red de corrupción que tan cuidadosamente había tejido había sido destrozada en minutos por una niña de diez años vestida de bruja.
El Rey se levantó de su trono, su figura era la de un juez implacable.
"Lord Tavish.Por traición a la corona, extorsión y corrupción... Quedas arrestado. Tus tierras y títulos son confiscados."
Mientras los guardias reales se llevaban al noble quebrado, el Rey miró a Irina. No solo había limpiado los barrios; acababa de decapitar a una serpiente que llevaba años envenenando su reino desde dentro. La Bruja no solo reconstruía casas; derribaba castillos de mentiras.
está historia me hizo recordar los procesos que muchos pasamos 😭😭